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ABC MADRID 26-08-1972 página 3
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ABC MADRID 26-08-1972 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO POR PRENSA ESPAÑOLA, SOCIEDAD ANÓNIMA MADR ID FUNDADO EN ISOt POR DON TORCUATO LUCA DE TIMA ABC sus primeros compradores. Virtualmente se trata de revistas nuevas que conservan su actualidad en la mayoría de los casos. Por eso, los devoradores de hebdomadarios extranjeros se aguantan un poco y en este mercado de revistas de segunda mano los encuentran a precios rebajados. Pero no sólo revistas, también se liqui, dan aquí las colecciones famosas de libros policiales, de libros de misterio. La letra no envejece. El libro para el que no lo ha leído es siempre nuevo. Y desde luego que el aparecimiento de todos estos negocios se debe al encarecimiento del libro, de la revista, de las historietas. Volvamos al mercado de las historietas, que fue por donde comenzamos nuestro paseo veraniego. Y sintámonos un poco como estos chicos. Quizá si nos presentamos a la puerta del cielo con algunas de estas historietas en las manos nos dejen entrar, por ser de los niños el reino de los cielos. Miguel Ángel ASTURIAS Premio JToSel de Literatura R E D A iC C I O N A DMINISTRACION Y TAL L E R E S SERRANO, 61- MADRID MERCADO DE HISTORIETAS E N uno dé los días más calurosos de esté no cálido verano nos encontramos, extendido en las aceras, un tapiz que sin exagerar llamaremos tapiz maravilloso. Es algo así como tres cuadras de impresos a colores que se extienden por el suelo, al cuidado de sus numerosos propietarios, adolescentes y jovencitos, y que contienen... casi nada... la vida y milagros de los personajes que a la fecha pueblan los sueños de los chicos que despiertan a la vida. Detenemos el paso, nos inclinamos prosopopéyicamente, como algún progenitor en busca de la historieta que falta a su hijo, a su nieto, y recorremos con los ojos curiosos y nostálgicos la lista de los fabulosos personajes de esta nueva mitología: Tarzán, en primera fila, y en seguidita: Oklahoma, Robín Hood, los Vikingos de Erico el Rojo, Rex Alien, Rangen Ridder, el Zorro, el Llanero Solitario, Flash Cordon, Gene Austry, Kin, el policía montado, etc. etc. etc. etc. (cuatro etcéteras) Pero aún no hemos explicado de qué se trata en este mercado de maravillosas fantasías infantiles. Los chicos que ya han leído estas historietas las traen a vender a menor precio o bien las canjean por otras que ellos no han leído. Es un mercado en que se emplea la compra por vil moneda de un universo de fantasía, o el trueque de un cuento por otro. Y es en estos regateos entre vendedores y compradores que apreciamos la gracia, la sagacidad, la forma como actúan estos pequeños comerciantes de fábulas sabidas por aventuras no conocidas. Se empeñan a fondo para salir, además, gananciosos. Ocultan el vivísimo interés que tienen por determinado libro de aventuras, que otro chico esgrime, proponiéndoselo por dos de los cuadernillos de aventuras que aquél posee. Es un tira y afloja que siempre termina en que se anuda y cierra el trato, pues más que ambición comercial puede en ellos el deseo irresistible de embarcarse en la lectura de nuevas historietas. Los más avispados cuelgan sus mercaderías y entonces, además de extenderse sobre las aceras el tapiz maravilloso, también en los muros asoman los rostros de tos personajes favoritos, bajo sus enormes sombreros de cow- boys entre los pistolonés, sobre sus caballos célebres, o en autos blindados, o en cohetes espaciales, en compañía, algunas veces, de perros, loros y otros animales amaestrados. Más adelante, agregado a este mercado de historietas infantiles, encontramos revistas para gente mayor, a precios muy bajos, sumamente baratas y casi nuevas. Conversamos brevemente con los vendedores y nos explican que ellos, personalmente, o por medio de agentes obtienen estás publicaciones en las basuras de los hoteles elegantes, de donde estas revistas salen casi intactas de manos de RETORNO DE ÜN GRECO A LREDEDOR de 1900 algunos artis tas, pintores especialmente, de aguda intuición y seguro gusto, encontraron y compraron lienzos del Greco a un precio bajo y, para la actualidad irrisorio. Ignacio Zuloaga entre ellos. Don Pío Baroja, que por esas fechas publicó en el diario El Globo en el que por un tiempo ejerciera la critica teatral, era redactor- jefe y desempeñaba las funciones de director accidental, un artículo sobre el genial pintor bizantino. Muchos años más tarde nos confesaba que de haber él dispuesto entonces de cincuenta duros también hubiera adquirido alguna obra de Dominico Theotocopuli. Sin embargo, Eli Greco no había sido descubierto. No lo había sido por los grandes críticos y versados, y los visitantes de los grandes museos lo ignoraban. Empero el descubrimiento iba a producirse a corto plazo y su efecto fue sensa- Mantenga limpio ai niño y cuídelo con Consulte a su Médico álsamo Bebé cional. El descubridor y el artista, que muriera en 1614, alcanzaron, de un golpe, la celebridad universal. El primero, Manuel B. Cossio, de quien Marañón habría de escribir: ...ha alcanzado la rarísima gloria de hacerse inmortal con un libro único Ese libro tenía- -tiene- -como título El Greco precisamente. La primera edición está fechada en 1908, pero habían empezado a circular ejemplares a finales de 1907. En ese libro se presentaba, en una crítica minuciosa y acendrada a IMI genio del arte pictórico, tangible en su fascinante obra y rodeado de una aureola de misterio en su existencia, y en su postrer paradero. A partir de entonces la cotización de los lienzos del pintor bizantino, que halló la plena expresión de su arte en Toledo, ciudad a la que fue a instalarse al parecer pasados los treinta años y en la que murió, ascendió en flecha. Se lo disputaron museos, galerías y coleccionistas, y son fabulosas las sumas que se pagan por un Greco reconocido También, tras la aparición del libro de Cossio, los estudios, las impresiones críticas y literarias, los trabajos de investigación e interpretación d e l G r e c o proliferaron, y grandes nombres, tanto españoles c o m o extranjeros, de éstos Barres uno de los más significados, firmaron tomos a él consagrados. Interminable sería intentar aquí una relación de los más notables, lo que no es nuestro propósito, ni hace al caso. Sin embargo, entre ellos no seria licito silenciar El Greco y Toledo del inolvidable doctor Marañon, que ahonda en la dimensión humana del personaje a través de su obra, ni los dos volúmenes con ingente documentación y visión original de José Camón Aznar. Y es indudable que en esas importantísimas inquisiciones citadas, y en tantas y tantas otras como no citamos, se ha ido perfilando cada vez más, esclareciendo y enriqueciendo, la visión sobre el deslumbrante y misterioso artista. Pero asimismo es indudable que él punto de partida lo marcó Cossio. Fue Cossio- -son palabras de Berenson- -quien descubrió a este fascinador artista bizantino, y el primero que nos dijo cómo el Greco había encontrado en España un campo ideal para su temperamento y sus actividades. Por Cossio oí por primera vez del G r e c o Hay que ofrecer a los investigadores ingleses y norteamericanos, traducida al inglés, una nueva versión revisada de El Greco de COSSÍOJ Y ese Greco torna ahora tal y como Berenson lo quería de manos de la hija del autor, que lo ha revisado y completado con los papeles que Cossio dejó y la hizo de ellos depositaría, ya que él hasta sus últimos días, en 1935, no dejó de seguir la pista de su personaje. Para la cultura española y universal, no sólo para la pictórica, sino para la gran cultura, este libro de Cossio, El Greco punto de arranque, y pese a cuanto se haya seguido avanzando en su penetración, es un tesoro: piedra de toque. Miguel PÉREZ FERRERO

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