Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 20-08-1972 página 114
ABC MADRID 20-08-1972 página 114
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 20-08-1972 página 114

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página114
Más información

Descripción

¿rabia nombrado un nuevo director de la C. I. A. Era John Alex McCone, un magnate de la industria y multimillonario, de sesenta años de edad, que durante treinta años había presidido y dirigido enormes empresas, entre ellas la Consolidated Steel Corporation y la Standard Oil Company, de California, y la International Telephone and Telegraph Corporation. Entró en la política con Truman, y en 1958 aceptó de Eisenhower la presidencia de la Comisión de Energía Atómica, con un escaño en el Congreso de Seguridad Nacional. Nunca había vestido uniforme; había pasado la guerra como jefe de embarque, organizando el transporte de tropas a Inglaterra. Cuatro años como soberano atómico de Estados Unidos le habían proporcionado un profundo conocimiento del complejo campo de los secretos; la experiencia de toda una vida en los despachos de grandes compañías habían hecho de él un gran administrador y organizador. Como ingeniero que era, introdujo muchos aspectos técni- McCone y sus colegas dieron gran importancia a la ampliación de los aspectos técnicos de la recogida de informes y documentos. Richard Bissell ya había concebido la idea de conseguir informes con aviones espías de reconocimiento. El problema estaba en fabricar un avión de gran autonomía que pudiera volar a gran altura y al mismo tiempo usar un equipo fotográfico para sacar buenas fotografías de rampas de lanzamiento de missiles de establecimientos militares e industriales, etcétera. Eissell llamó a Clarence Kelly Johnson, jefe de diseños de la Lockheed, y le encargó que hiciese ese superavión. Johnson solucionó el problema diseñando el U- 2 (Utility Two. Utilidad 2) Podía despegar y aterrizar en pequeñas pistas de aeródromos secretos, ascender rápidamente en un ángulo de 50 grados y alcanzar altitudes de varios miles de metros en pocos minutos, desapareciendo de la vista muy de prisa. Podía volar fuera del alcance del radar y de los cohetes antiaéreos, John NfcCone, director de la G. I. A. designado por Kennedy cinco meses después de la frustrada invasión cubana. Magnate de la industria y multimillonario. Al lado de estas lineas, Richard Helms, actual director de la organización, puesto al que ha llegado después de veintiocho años con la C. I. A. Hombre tranquilo, de hablar pausado, intenta pasar desapercibido. Nunca se pasa menos de ¿iez horas en su mesa de trabajo, en el número 75.706 del séptimo piso del edificio principal de Langley, sede de ia Central Inteiligence Agency cias de más de 10.000 kilómetros; un avión espía puede despegar de la base de Atsuki, cerca de Yokohama, y aterrizar en Adana, Turquía, con varios centenares de carretes de película impresionados desde una altura de unos 20 Km. sobre la Tierra. Las supercámaras reproducen hasta los más mínimos detalles del objetivo. Esto lo demostró hace diez años Bissell, que mostró al presidente Eisenhower ampliaciones de fotos tomadas a 21.000 metros de altura sobre su campo de golf desde un avión U- 2 en las que se distinguía con claridad una bola de golf sobre el verde. Tan impresionado se quedó el presidente que consintió en dar a la C. I. A. otros 20 millones de dólares para extender el programa U- 2 Desde entonces, naturalmente, se han perfeccionado muchísimo los equipos aeronáuticos y fotográficos. I A INCORPORACIÓN DE BARCOS ESPÍAS TRABAJO SIMILAR A LOS AVIONES cos en la C. I. A. consolidó su organización y fue el mejor director que tuvo. MC CONE Y SUS COLEGAS AMPLÍAN LOS ASPECTOS TÉCNICOS (LOS U- 2 Y E- 12 E L presidente Kennedy compartía la convicción de McCone de que el juego de los espías románticos y anticuados del que era un exponente tan típico Alien Drilles, estaba desfasado en la era de los astronautas, los satélites espacíales, las bombas nucleares y los proyectiles intercontinp niales. Todas las decisiones importantes de la C. I. A. las tomaba ahora un pequeño Comité muy secreto y extraorficial que había escogido Kennedy de entre sus nuevos colaboradores que vivían al margen de la civilización. Era el Grupo Especial en el que se sentaban, junto al director de la C. I. A. el nuevo consejero del presidente en asuntos de seguridad, McGeorge Bundy, profesor de Ciencias Políticas de Harvard, de cuarenta años de edad (había estudiado con Richard Bissell) Robert McNamara, de cuarenta y cuatro años, nuevo secretario de Defensa, ex profesor de dirección de empresas, a quien Kennedy había logrado sacar con lisonjas de la presidencia de la Pord Motors, y Alexis Johnson, subsecretario del Departamento de Estado para Asuntos Políticos, el de más edad del grupo y con la experiencia de toda una vida en la diplomacia- -había sido embajador tras el telón de acero y en el Lejano Oriente- Un novísimo espíritu animaba a la C. I. A. que acaba de trasladarse a su sede central ultramoderna de La ngley. 34 TRA expansión técnica de las actividades de la C. I. A. en colaboración con la Agencia de Seguridad Nacional, que tenía el control del equipo electrónico de la flota, fue la incorporación de barcos espías con magníficos equipos. Con analistas, criptógrafos y descifradores de claves y encargados de escuchar radios e x t r a n j e r a s- -todos ellos de la C. I. A. -a bordo, los barcos espías tipo Pueblo llevaban a cabo en los mares del mundo un trabajo similar al que realizan los aviones espías en el cielo. En 1965, McCone abandona la C. I. A. y vuelve a sus actividades industriales. Se dijo que no mantenía muy buenas relaciones con Johnson; en realidad aceptó la dirección de la C. I. A. por motivos patrióticos, perdiendo mucho dinero. Cuatro años de trabajo en Langley, fuera de su suntuosa mansión de California, estuvieron a punto de terminar con él. El presidente Johnson, que a menudo se debaja llevar por las emociones, no hizo caso de la reMcCone y dejaría atrás a cualquier caza que in- comendación de M. Helmspara que nombrara a Richard como tentara perseguirle. Bissell había pedido al sor. Prefirió a uno de sus viejos su sucecamaradictor Edwin Land, presidente de Polaroid, das téjanos, el contraalmirante William P. que se encargase de las cámaras. Red Raborn. Era una foca hinchada de El primer vuelo del U- 2 desde Pesha- cincuenta y nueve años, y había colaborawar, Pakistán, a Bodo, Noruega, cruzando do con provecho para el desarrollo del subtoda ia Unión Soviética, tropezó con un marino Polaris. No sabía casi nada del contratiempo considerable cuando el pilo- servicio secreto, y parecía estar orgulloso to, Franeis Gary Power, fue derribado el 1 de ello; solía decir que para él un proyecde mayo de 1960 sobre Sverdlovsk. El in- til Polaris valía más que mil agentes de cidente brindó a Krushev el pretexto para la C. I. A. interrumpir la conferencia cumbre de PaLas elegantes personalidades de la costa rís con Eisenhower, Macmillan y De Gaulle, y dio lugar a un empeoramiento peli- Este, con títulos de Harvard y Yale, y groso de las relaciones oriente- occidente. gustos cultivados en literatura y arte se reYa antes se había sobrevolado el territorio bajaban siempre que tenían que tratar soviético, pero ésta había sido la primera con el marino El presidente pronto desoperación de reconocimiento sin escalas cubrió su error; dijo a Raborn que se lledesde un rincón de la tierra al otro, pa- vase a Helms siempre que asistiera a una sando por las zonas industriales secretas sesión del Consejo Nacional de Seguridad: de las bombas atómicas y terrenos de prue- Así podremos tratar algo serio... Ataques de la Prensa y críticas del Congreso contra ba más allá de los Urales. las actividades de la C. I. A. abatieron a Los vuelos con aviones U- 2 se inte- los hombres de Langley. El chiste popular rrumpieron durante algún tiempo, y con era que bajo Dulles era un barco feliz, la salida de Bissell en 1962 se comprome- bajo McCone un barco en regla, y bajo tió todo el programa. Pero bajo McCone Raborn un barco que naufraga Después cobró, no sólo una nueva vida, sino tam- de catorce meses se aceptó con alegría la bién un ímpetu mucho mayor. Se constru- dimisión de Raborn. El nombramiento de yó una serie de bases para U- 2 se han su sucesor estaba decidido de antemano. utilizado aparatos U- 2 y sus sucesores, los E- 12 En operaciones de reconocimiento: como una cosa rutinaria. A la base RICHARD MCGARRAH HELMS LLEGA inglesa de Lakenheath, en Norfolk, se añaA DIRECTOR EN LANGLEY dieron otras, de Alemania Occidental, Noruega, Grecia y Turquía. Desde las bases de Alaska, Pormosa, Japón, Filipinas, OkiESFIJES de veintiocho años con la nawa, Lahora, Peshawar, Irán y Australia C. I. A. Richard McGarrah Helms, están cubiertos todos los países de la órbita profesional acabado, llegó a director comunista en Europa y al otro lado de los cuando tenía cincuenta y tres años de edad. Urales, e incluso Siberia, Mongolia y China. De ascendencia alemana, pasó la niñez en Todos los vuelos son directos entre distan- Alemania, donde su padre era representan- O D

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.