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ABC MADRID 19-08-1972 página 83
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ABC MADRID 19-08-1972 página 83

  • EdiciónABC, MADRID
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BALEARES ES NOTICIA Hemos subido a Valldemossa para hablar con el pintor Coll Bardolet. Su estudio mallorquín es paz, elegancia, armonía y serenidad. Coll Bardolet, nacido en Campdevanol, llamado en sus años casi niños pequeño Sert, abre una ventana y dos palomas entran para comer el grano que les regala. No son suyas las palomas blancas, pero son vida, y la vida para este pintor dé paisajes, de bodegones blancos, de mallorquínas bailando, o recogiendo aceituna, es todo. Coll y Bardolet llegó a Mallorca para pasar quince días, y estos días, Vie ni forman un mes, se han convertido en treinta y dos años. Le escuchamos y, que ha pintado la isla y, a Crocites, la tiene metida en miles de hogares de Europa y América. Joan Miró y Josep Lluis Sert han empezado el diálogo, sobre el terreno, de lo que ha de ser la obra mironiana en el futuro parque del Mar. El escritor de Andralx, Baltasar Porcel, ha sido noticia estos días. Se na casado. No se ha casado. El escritor está en Mallorca. No hemos podido verle en su pueblo, ni en su casa de montana, refugio primitivo y delicioso, y difícil de encontrar para los que no conocen los parajes de San Telmo. Don Javier Sanz, cónsul de Robert Graves, escritor abono para el huerto- jardín. Robert Graves no tiene moscas en su casa de Deyá gracias a su hormiguero inglés, que arde con hierba mallorquína. Nos enseña el árbol cargado de pequeñas acerolas. Es el único que hay en Deyá, y lo tiene él en su jardín para convertir el frutó en mermelada. Robert Graves nos parece que ha crecido, quizá nosotros hayamos encogido. Ayer cumplió setenta y siete años. Tiene 137 libros publicados. Su hija le traduce al castellano Siete días en nueva Creta Lo escribió cuando uno de sus hijos estaba internado en una clínica de Barcelona. Ríe Robert Graves cuando dice que todos se interesan por él, pero que él es el que trabaja. Se pone serio para coger el pañuelo de seda y colocarlo en su cuello con cierta coquetería. Vuelve a sonreír para anunciarnos su viaje a Hungría, que es el país más poético del mundo y él no sabe por qué. Allí ha de reunirse con los mejores poetas. Uno de sus hijos desciende la pendiente que conduce al garaje. Lleva un cargamento de botellas. No recuerdo cómo te llamas. La vez que te conocí comimos ensaimada cubierta de chocolate. Me llamo Juan. ¿Ha sacado fotografías a mi padre. Sí, las mandaré. Otras veces ya lo he hecho. Robert Graves camina lento hacia la casa. Nos ha deseado buen regreso a Palma. Nosotros le deseamos salud para continuar creando. Y pensamos que el año próximo, cuando vayamos a verle para felicitar sus s e- tenta y ocho años, sería justo poder añadir después de Robert Graves el título que su obra se merece. Cerca de nuestro estudio vive uno de los contados gaiteros mallorquines. Ahora nos llega su música dulce, se prende en las vigas y en las cortinas de juncos. Hace calor. Quizá el primer calor de verdad de este verano de 1972. La música de la chirimía es dulce y nos ensueña, pero la otra música, la que nos llega de lejos, de cualquier casa donde. habita la sordera, rompe nuestra paz, ahoga la chirimía, ciega nuestra buena voluntad de no oír y continuar trabajando. Nos preguntamos: ¿por qué hay personas que se empeñan en oír su música con los oídos martirizados de los vecinos? Pregunta hecha al aire, a la nada. Nos contesta la música hecha ruido. Música de feria. Música de enloquecer cuando lo que todos deseamos, menos los oidores de música con oído ajeno, es trabajar en paz con nosotros mismos y los que nos rodean. Cierto, hoy paxa huir del calor y la charanga tenemos que refugiarnos bajo los finos y cortantes chorros del agua de la ducha... Delicia que penetra por nuestros poros y nos recuerda que agosto es el mes en que nos gustaría ser pez, de colorines, de estanque de jardín, vecino del amarillo y blanco nenúfar, callado b o nito. Pez para no ser pescado. Caty Juan de CORRAL El pintor Coll Bardolet en esta tarde de agosto, que parece otoñal, nos cuenta retazos de su vida. Vich, Olot, Francia, Bélgica, Madrid... para terminar anclando en esta Valldemossa mallorquína, tranquila, llena de historia. Los viejos cipreses crecen enormes ante su balcón. Parecen serios guardianes de la obra del pintor, de las obras con que está convirtiendo su casa en pequeño museo... Cae una lluvia fina que nada tiene que ver con el verano. Huele a otoño. Los montes oscuros hacen de los olivos manchones de plata. Coll Bardolet nos dice que tiene una deuda con Gerona. Que trabaja mucho y quiere trabajar más y siempre mejorando. Mallorca también tiene una deuda con este pintor de Caftapdevanol, Suecia en Palma desde hace veintisiete años, ha sido distinguido con la Real Orden de Vasa en su categoría de Comendador. Ira de Purstenberg está en Mallorca y quiere pasar desapercibida. Nosotros decimos: paciencia. Otra vez será. Seguimos a Robert Graves por el senderillo del jardín del huerto. Y el escritor va explicando el porqué las zinias este año no han crecido como los anteriores. Nos interesamos por su hormiguero, distinto a los nuestros, arde sin humo, es cuadrado, y está eubierto con un grueso plástico. El escritor nos invita a poner las manos sobre la hierba, húmeda, caliente, que en su día ha de convertirse en

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