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ABC MADRID 18-08-1972 página 73
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ABC MADRID 18-08-1972 página 73

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página73
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CONVERSACIÓN CON JOSÉ ANTONIO ALBABBACIN L A soledad puede ser ni simple estado de ánimo, un no encontrarse a si mismo. Acaso un encontrarse demasiado a fondo. Por las cavernas del abna sube un grito agarrotado que se pierde en tos canalillos de la sangre. la sangre se hace luz puede nacer la voz. No. Nace Ja voz. Y por la voz, sendero adelante, el color y el dolor y la vida. Hablar con José Antonio Afearracln es apresar la soledad con tas manos. Sus dedos en el aire ia dibujan y en los descansaos fatigosos de sus silencios cortos brilla una ausencia sangrante. Este pintor de treinta y dos años, que nació en Calasparra (Murcia) y que vivió en el pueblo- -meditación juvenil de piedra y cielo- -hasta los frece, sabe lo que vale ia soledad. Porque le tiene miedo quiere nacerla su amiga; para que asi le asuste menos. Muy joven, Aibarracin se va a vivir a Barcetona. Luego, allá por 1956, decide marcharse a París. Desde los dieciséis a ios DENUNCIO EN MIS LIENZOS LOS BLOQUES DE CEMENTO QUE APRISIONAN AL HOMBRE veintidós van seis anos de bohemia gris, de puentes y ctochards de ilusiones tiernas como los geranios chicos. ¿Bohemia gris? A los dieciséis años no existe el color gris. Se señalaría mejor una bohemia azul. Más tarde, unos aftos en Santiago de Chile, cuando la pintura ha hecho mella en ét y te escarba los costados. -Yo no hablo muy bien. No escribo muy bien. Descubrí que mi modo de expresarme es la pintura. Creo con sinceridad que encontré la pintura como una necesidad de expresión. Pero José Antonio Albarracín si habla bien. Un tanto de prisa, a ratos. A ralos, muy despacio. Tiene acento catalán adobado con palabras chilenas. Sin darse cuenta repite una y cien veces el adverbio acá. Y la soledad. ROMPO EL 80 POR 100 DE MIS CUADROS- -Yo entré en la pintura con ingenuidad, fascinado. A lo largo del tiempo empiezas a darte cuenta de que todo es un sucio negocio. ¿Y la honestidad? -SI, claro. Yo sé que ahora tengo que ser muy honesto conmigo mismo. Mi promotor se indigna cuando oye que te digo a la gente que rompo el sesenta por ciento de mis cuadros. No puedo remediarlo. Mi pintura es mi modo de expresarme y cuando no dice lo que siento la destruyo... -Pero queda el negocio... -Eso es lo peor, que se negocia con todo y especialmente con el arte. El mundo no quiere más que exclusivas. Es el mismo público el que fomenta estos manejos del arte. ¿Por qué la gente quiere tener un cuadro determinado, en exclusiva, y no se conforma con litografías? Es algo que no comprendo. -Bueno, tampoco yo entiendo su tesis, siendo, como es usted, pintor. Si, porque en el fondo estoy contra todos estos manejos. Mi trabajo vale lo mismo si está en a National Gaüery que si está en una rasa áe campo. Para el público, no. -Sin embargo, le gustan las cotizaciones altas de sus lienzos. -Yo aún no trabajo por dinero. Ahora, no fe niego que el día de mañana k haga. DENUNCIO LO ANTINATURAL DE LAS CIUDADES El trazo es fino, el color llameante. A veces ia tela Sene una wxt acusadora. O quizá chilla de solitaria que está. Los colores son puros, la mancha nivelada. Y la soledad en las esquinas y el corazón en el centro. Durante muchos anos he hecho espacialismo. Trabajé mucho en azules. Era una pintura sedante. Actualmente, en mi pintura impera una denuncia: 1 a de los Moques de cemento de la ciudades, ia persona como hormiga canalizada, lo antinatural que es la ciudad para el ser humano. Como es antinatural conducir un coche, aunque yo lo conduzca. -Y el amor. -Si. El amor. Es lo único que salva un poco al ser humano. Sólo el amor libera de esta masificación. José Antonio Albarracín habla lentamente. Se atranca un poco. Luego sigue. No se ha dado cuanda que frente a la ventana donde hablamos hay unos bloques de diez, de doce, de catorce pisos, sin una maceta. Sin una sola maceta. -Yo creo que la gente siente mi pintura. Es posible que no la entienda con la razón, pero si con el sentimiento. La razón ve una idea plástica, una pintura amorfa. El sentimiento, no. Aibarracin dice sí y no, cortando los monosílabos. Haciéndolos aún más cortos. LA EXPRESIÓN CON UNA UNEA SOLA- ¿Y la expresión? -La expresión puede estar en un solo trazo. Es maravilloso expresar un sentimiento con una linea sola. A veces se consigue. Otras, no. Por eso rompo mis cuadros. ¿Y no le duele romperlos? -No. Me duele crearlos. Aún no me ha salido un cuadro de las manos que no me haya dolido. Para que el cuadro valga tienes que sufrirlo. Esto es k mismo que un parto. Albarracín ha expuesto en la galería Iris daire de París; en 1966 tuvo dos lienzos en fa Pequeña Bienal de Venecia. Un ano después expuso en Milán. En L Art, también en fa capital francesa, presentó una exposición conjunta con el argentino Todaro y et desaparecido pintor chileno Moyano. Ahora, en octubre, expondrá conjuntamente en Milán y Nueva York. PICASSO ES UNA PERSONA NO NORMAL- -Mire, la persona sólo puede decir algo cuando tiene un sentimiento. Si, sí, puede ser un sentimiento de gozo; oiaro que cuando te encuentras bien no necesitas decir nada. Cuando tienes inquietudes y eres sensible en este mundo de hoy, ia tónica es sentirse mal constantemente. José Antonio Atbarracín repite el solo: un solo trazo una linea sola sólo puede decir Soledad sola que se escapa de su sonrisa única, solitaria. Grande, cuando habla de Picasso. -Es un genio. Lo que más me sorprefWtó de él fue cuando pintó arte natf Lo hizo, como un niño de seis años. Había logrado volver a tener seis años. Suponía quitarse todas las vivencias de una vida. Es un genio, una persona no normal. Dalí no me gusta, aunque reconozca que es el mejor decorador del mundo... Picasso si da algo ahora es por el sufrimiento de ver que ia vida se le acaba. ¿Masoquista Albarracín? No. Hay que señalarlo rotundamente como sus afirmaciones o sus negaciones. ¿Dolorido? Si. La soledad puede seguir gritando palmo a palmo, escaleras arriba del cuerpo. Yo sé que estoy ante un pintor con genio, con alma, con sentimiento a flor de piel, un sentimiento Manco como las canas que, prematuramente, le empiezan a nacer. Humanísimo... Aunque enfrente de nosotros sigan inalterables unos bloques de diez, de doce, de catorce pisos, sin una maceta. Sin una sola maceta. Santiago GÁSTELO

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