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ABC MADRID 11-08-1972 página 73
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ABC MADRID 11-08-1972 página 73

  • EdiciónABC, MADRID
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de embajadores en París y otros contactos que hubieran parecido imposibles hace un año. ACERCAMIENTO A LA U. R. S. S. Al planear un acercamiento para mejorar las relaciones con la Unión Sbviética nos encontramos ante una situación diferente y mucho más compleja que la que encontramos ante Pekín. La ü B. S. S. a finales de los años 1960 estaba siguiendo una política, tal como habían hecho los Estados Unidos hacía bastante tiempo, muy vinculada hacia el exterior; los dos países teníamos intereses y actividades que se oponían en muchos puntos del mundo. Ambos poseíamos una fuerza nuclear capaz de destruir la civilización si hubiera estallado la guerra. Esta última realidad favorecía considerablemente las reuniones de alto nivel de los (Estados Unidos para tratar de disminuir el peligro de guerra. La concreta realidad de nuetras diferencias significaba que cualquier conferencia cumbre que tuviera algún valor debería ofrecer perspectivas para un arreglo satisfactorio. Conferencias cumbre en las que no se llegara a ningún resultado positivo serían peor que nada; con demasiada frecuencia? el mundo vivió anteriormente falsas euforias el espíritu de ésta o esa reunión no dio lugar más que á satisfacciones, malas interpretaciones y decepciones. Por lo tanto, los americanos y los soviéticos tomamos nuestras medidas para evitar que las conferencias cumbre queden en el aire construyendo en su lugar una sólida base para poder llegar a la cumbre en nuestras negociaciones y que las mismas resultaran fructíferas. Por consiguiente, entramos en negociaciones con los soviéticos con vistas a conseguir un progreso que resultara beneficioso para ambas partes. Nuestras gestiones fueron teniendo éxito. En lo referente al control de armas, además de ponerse en práctica el Tratado de No- Proliferación de las Armas Nucleares, los Estados Unidos y la U. B. S. S. llegaron a un acuerdo sobre los tratados de prohibir las armas de destrucción masiva del océano, así como la posesión o producción de armas biológicas y tóxicas. Nuestras conversaciones en limitar las armas estratégicas tuvieron como resultado ventajosos acuerdos entre Washington y Moscú para un mejor sistema de comunicación y para las medidas a adoptar para reducir el riesgo de una guerra nuclear accidental. También tuvieron gran éxito en lo referente a la restricción de armas nucleares con mi intervención personal y la de los líderes soviéticos, que sirvió para romper el estancamiento de algunas negociaciones en diversos puntos. ACONTECIMIENTO DE MOSCÚ También se vio este progreso en las conversaciones en Viena y Helsinki, y en el histórico acuerdo de las cuatro potencias sobre Berlín, que el pasado otoño preparó el camino para la cumbre de Moscú. Los proyectos para esta entrevista nó se vieron alterados por los acontecimientos que tuvieron lugar durante los siete meses transcurridos desde que se iniciaron en octubre hasta mi viaje el mes de mayo, hecho que contrastó grandemente con el derrumbamiento- de las esperanzas de la cumbre de 1960, originado por el incidente del U- 2 y en 1968 por la invasión de Checoslovaquia. Esto fue una evidencia de la nueva madurez y estabilidad en las relaciones entre América y la Unión Soviética. Los acontecimientos de Moscú corroboraron plenamente esta evidencia. A pesar de rpjf liO neg- ociamos una paz instantánea, o perfeccionamos una mejor compren? sión mundial, preparamos el terreno para unas nuevas relaciones entre las dos naciones más poderosas de la tierra. Lo básico de estas nuevas relaciones es la igualdad y el respeto mutuo, solución de diferencias sin la amenaza de usar la fuerza, y espíritu de colaboración en lugar de originar conflictos. Nuestros acuerdos para unir nuestros esfuerzos y combatir la polución, progresar en el campo de la medicina y la salud pública, y trabajar en conjunto en el terreno de la ciencia y la tecnología pueden tener resultados positivos con el tiempo, creando una atmósfera de estabilidad creciente beneficiosa para los intereses de ambos países. El acuerdo de colaboración conjunta en asuntos del espacio tiene el mismo fin, así como el convenio comercial, que será estudiado dentro de unos meses por la Co- riores a las de ningún otro país del mundo. REPORTAJE Ambos países no tenían otra alternativa: limitar el número de armas o tener un enfrentamiento nuclear; en este enfrentan miento no hubiera habido vencedores, solamente vencidos. Ni los Estados Unidos ni la Unión Soviética hubieran permitido que se diera lugar a una situación en que cualquiera de las dos potencias se enfrentara a la otra teniendo una ventaja nuclear similar a la que tenían los Estados Unidos cuando tuvo lugar la crisis de los proyectiles cubanos en 1962. Continuar fabricando armas en cantidades desconocidas hubiera dado como resultado una lucha continua en la que ninguno saldría vencedor, ya que ninguno hubiera permitido que el otro ganara. ABC Nuestra intervención en Vietnam está llegando a su fin. misión Comercial de los Estados Unidos y la Unión Soviética. Pero en Moscú no solamente se habló de estos asuntos, ya que también sacamos a relucir los asuntos militares de ambas potencias. Por lo que respecta a Europa, acordamos hacer lo posible para tratar de reducir la tensión existente originada por los recientes tratados de Berlín y Alemania occidental. Se harán estudios exploratorios encaminados a la celebración de una Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa y de conversaciones especiales para la reducción de fuerzas de los dos países en Europa central. Con respecto a los peligros que implican los contactos en alta mar de las dos potencias marítimas más importantes del mundo, celebramos el primer acuerdo militar a alto nivel entre los Estados Unidos y la Unión Soviética desde que terminó la alianza de la Segunda Guerra Mundial, al objeto de evitar incidentes navales. En tercer lugar firmamos un acuerdo de gran importancia para la seguridad del mundo, que limita la potencia- estratégica de armas nucleares de los Estados Unidos y la Unión Soviética. Este tratado, y 1. convenio para la disminución de ciertos tipos de armamentos durante cinco años marcan el comienzo del final de la época de. armas nucleares que comenzó en 1945. Dichos tratados dan mayor seguridad a flos dos países y al mismo tiempo disminuyen considerablemente el peligro de una guerra- mundial. El acuerdo protege el estratégico equilibrio existente retirando diversos modelos de armamento de los cuales no hubiéramos podido tener más para el año 1977, mientras que la Unión Soviética podría haberlos fabricado y tenido disponibles en grandes cantidades. De esta forma, estamos en una situación en que las defensas de los Estados Unidos son suficientes y no son infeLos acuerdos de Moscú fueron, naturalmente, un comienzo; en cualquier po que hayamos obtsnido resultados tivos falta todavía un gran camino que recorrer. Deben realizarse acuerdos justos y perdurables en bienNie la paz en Indochina y Oriente Medio; las negociacionef para la limitación de armas deben hace hincapié en poner un freno permanente las ofensivas nucleares. Creo que se ha construido una base sólida para el progreso con los acuerdos específicos firmados en la cumbre y la declaración de los Principios Básicos para las Belaciones entre los Estados Unidos de América y la Unión Soviética que se acordó el último día de mi visita a la capital soviética. Los compromisos que adquirimos siguiendo estos principios son: evitar un enfrentamiento, directo, ejercer una influencia limitada y iconstructiva al considerar los pequeños conflictos que podrían ocasionar una guerra mundial; J Í Í tener pretensiones que se consideren como de privilegio especial o zonas de influencia; incrementar las consultas, negociaciones y cooperación en nuestras relaciones- ¡todos estos compromisos provienen de un pasado hostil cuyo empeño es lograr un mundo más seguro y abierto. Al igual: que la conducta a seguir que convinimos con los líderes chinos en Pekín, estos principios deben ser puestos en práctica. Si resultan útiles el mundo habrá iniciado el camino hacia una paz duradera. Sería un error considerar cualesquiera de estos viajes cumbre como una cura- total de las enfermadades del mundo. En los asuntos internacionales los medicamentos conocidos con el nombre de panacea stíf venenosos con demasiada frecuencia. Una razón por la que las conversaciones cumbre tuvieron semejante éxito es que sus objetivos eran extremadamence realistas. Richard M. NIXG N

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