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ABC MADRID 19-07-1972 página 105
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ABC MADRID 19-07-1972 página 105

  • EdiciónABC, MADRID
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7 VBC REPORTAJE Este es el despacho particular del doctor Habache. nombre de Lod no lo pronuncia nunca Habache, porque para él Lod se ha convertido en Lydda, como se llamaba la ciudad árabe antes de que los israelíes se apoderaran de ella. Perteneciente a una familia cristiana ortodoxa- -sus padres tenían una tienda de venta de semillas- fue buen alumno en la escuela primaria griega, buen alumno en el colegio patriarcal de Jerusalén, donde vivió durante cin- co años a la sombra del Santo Sepulcro. Pasa a estudiar a la Facultad de Medicina de la Universidad americana de Beirut. Palestina, su país natal, está bajo el Gobierno británico; el Líbano, bajo mandato francés; las asignaturas se cursan en inglés y Georges Habaohe sufre por ello. Tanto más cuanto que es cristiano. En 1948 tiene veintidós años y se encuentra en cuarto curso de Medicina. Decide unirse- -el maletín médico debajo del brazo- -con los palestinos, que en esos momentos se matan con los judíos. Los palestinos son expulsados de Lydda y deben ganar a pie Jerusalén y Jordania. No olvidará nunca el éxodo en el que participa. Concluye sus estudios de Medicina, se instala como médico en Ammán, cuida a los refugiados palestinos, pero sobre todo los impulsa a la lucha contra el régimen de Hussein. Es detenido, se refugia en Damasco, regresa a sus actividades clandestinas y condena por igual a Nasser y a Siria. Nuevos problemas. Después de la guerra de los Seis Días se transforma en el jefe de la banda, rehusa todas las alianzas y funda su Frente de Liberación. Se dice marxista y declara la guerra a todos los regímenes existentes. TRES JAPONESES EXTREMADAMENTE EDUCADOS 30 de mayo, a las veintidós horas y veinticinco minutos. Las 330 personas se empujan en la sala de equipajes; un alegre desorden; hace calor y la noche es hermosa. Acaba de aterrizar el vuelo regular de Air France París- Roma- Tel- Aviv. Entre los pasajeros del vuelo 132, tres jóvenes japoneses sumamente educados. Presentan los pasaportes a nombre de Jiro Sigosaki, Ken Torya y Daisuke Namba. Desde el 9 de mayo, después que las fuerzas israelíes lograron rescatar de los fedayines un Boeing de la Sabena, el aeropuerto está en estado de alerta. A nadie se le ha ocurrido desconfiar de tres asiáticos, que no tienen absolutamente nada que ver con el c o n f l i c t o de Oriente Medio. El único reproche que se les puede hacer a los servicios de control de Air France, a los servicios de seguridad del aeropuerto de Roma y a los de Lod es el de ignorar que los nombres registrados por los japoneses tenían un significado secreto y f o r m a b a n parte del esoterlsmo brutal del Imperio del Sol Naciente. Como el de Daisuke Namba, un terrorista que lanzó en 1922 una bomba al paso del príncipe heredero, el actual Emperador Hiro Hito. Como las falsas fechas de nacimiento: 8 de diciembre, aniversario del ataque japonés a Pearl Harbor; 30 de marzo, secuestro de un avión de la Japan Airlines en Corea del Norte; 26 de febrero, aniversario de un golpe de Estado intentado en 1936 contra el régimen japonés por un grupo de oficiales de extrema derecha. Lo que demuestra claramente la confusión de los espíritus, incluso en la elección de los símbolos. VERDADERA SECTA TERRORISTA Los jefes de los Gobiernos árabes le acuEn realidad, los tres japoneses se llamasan de ser un megalómano que sueña con llegar a ser una especie de califa cristia- ban Kozo Okamoto, de veinticuatro años; Yasuki Y a s u d a de veintidós; Tsuyoshi no y marxista del mundo árabe- islámico. En 1969- 70, el Frente de liberación Po- Okudaira, de veintisiete años, los tres perpular secuestra aviones para llenar sus ar- tenecientes al ejército rojo unificado. No cas y golpear de paso a las grandes poten- se trata en esta ocasión de un partido o cias de O c c i d e n t e aliadas de Israel. de un grupúsculo izquierdista, sino de una Boeings y Jumtoos arden en el desierto verdadera secta terrorista. Para hablar de de Jordania y en el aeródromo de El ella es preciso olvidarse de Mao Tsé- tung, Cairo. Mientras los fedayines son venci- de Carlos Marx, de Lenin, de Che Guevados en Jordania por los beduinos de ra e incluso de los portadores de la bandeHussein, el doctor Habaohe está en Corea ra negra de la anarquía para acordarse de del Norte, donde encuentra por primera los drogadictos de haschioh del Viejo de vez a! os extremistas japoneses, a los la Montaña, de los kamikazes y de ios homque enviará, a finales de 1971, un emi- bres torpedo. sario con fondos. Después aparece en Los tres hombres tienen en común su Pekin, donde es recibido con esa mezcla origen: son hijos de maestros y de pequede cordialidad y reticencia que tan bien ños funcionarios, categoría mal pagada, sallen dosificar los chinos. Pronto cuenta mal considerada, que no esconde su rencon el apoyo de las grandes redes terro- cor contra un régimen que ha adoptado el ristas de todo el mundo, desde Cuba hasta yen como un fin en sí, renunciando de golTokio. Y ocurre la carnicería de Lod. pe a las grandes tradiciones de ascetismo y Lod, gran aeropuerto de Israel, martes de honor del antiguo Japón de los Samu- rais. Viven a veces comunitariamente, pero esto tiene más relación con la diosa Isé, de la que desciende la mítica rama de los Emperadores, que con Marx. Yasuki Yasuda, muerto en el curso del atentado, era el sexto hijo de una familia respetable. Estudiante en la Universidad de Tokio, había trabajado bien y gozaba de una buena reputación. Como muchos estudiantes, m i e m b r o s de los Zengakhures, grupo de choque de la extrema izquierda, participaba en enfrentamientos brutales con la Policía de choque japonesa: la Kidotai. Brutales pero casi rituales, ya que se solía escoger, de común cuerdo, el lugar y la hora de los enfrentamientos. A pesar de que no figuraba en el ejército rojo hasta 1970, no aparecía en las listas de la Seguridad japonesa, que tiene agentes infilitratdos en la mayoría de estos movimientos. Por el c o n t r a r i o Tsuyoshi Okudaira, muerto también, estaba cuidadosamente fichado. Estudiante en la Universidad de Tokio, en la sección de Electrónica, muy buen alumno, había sido- -antes de incorporarse al ejército rojo- -el jefe de un grupo de choque: el Cuerpo de Partisanos de Kansai. El Cuerpo en cuestión tenía menos de una cincuentena de afiliados. Finalmente, el superviviente, Kozo Okamoto, después de los estudios bastante mediocres, se había resignado, a falta de algo mejor, a entrar en el Instituto Agronómico de una Universidad de provincias. Muchacho tranquilo y amable, según sus amigos. Pero su hermano Takeshu Okamoto había participado en el secuestro del avión de la Japan Airlines. Ahora vive en Corea del Norte, en un campo donde, a p del indigesto pensamiento del mariscalísimo Kim H Sung que debe digerir, quizá haya tomado seis kilos de peso. Kozo Okamoto soñaba con hacer algo mejor que su hermano: Un verdadero bombazo. Desde 1970 formaba parte del ejército rojo y para llenar las arcas de la organización tenía que participar en el ataque a un Banco que debía reportar diez millones de yens. Todos chicos excelentes, amables, buenos camaradas, respetuosos de sus padres, estimados por sus camaradas y sus profesores. El ejército rojo unificado iba a convertir en carniceros a estos muchachos de veinte años. El ejército rojo unificado había nacido de dos movimientos: el Comité de Tokio Yokohama contra el Tratado de Seguridad (cuatrocientos miembros) aunque se decía maoísta era sobre todo violentamente antiamerícano y estaba compuesto, en su mayoría, ipor elementos ultranacionalistas. El ejército rojo (trescientos afiliados) se proclama trotskista y solamente sueña con lanzar revoluciones simultáneas en todo el

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