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ABC MADRID 16-07-1972 página 107
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ABC MADRID 16-07-1972 página 107

  • EdiciónABC, MADRID
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WSIS WL DOLAR? pregunta Interesante: el las paridades decididas en Washington deben ser revisadas, ¿cuándo y cómo se producirá esto? La única respuesta es: con seguridad, no en los próximos seis meses. Dentro de tres arlos, quizá. La crisis se anunciará cuando se vea al dólar en el más bajo punto de fluctuación, y no temporalmente, sino durante bastante tiempo. Los síntomas serán: una mejora insignificante de la balanza de pagos y de la balanza de movimiento de capital americano; una inflación de salarlos y de precios, durante varios años, que sea superior en Estados unidos que en el extranjero; decepcionantes curvas de productividad. No digo que no puedan sotual reflujo Inicial ios otros países deberán continuar absorbiendo dólares en cantidades superiores a lo que desearían sus Bancos centrales. Si cualquiera de los países del Mercado Común Intenta rechazar su parte o bien los dólares suplementarios revierten en sus socios de la Comunidad, o bien la moneda de dicho país se revaluará en relación a la de sus vecinos. Dudo que ellos se lo permitan. BUENOS CLIENTES PARA EL RESTO DEL MUNDO C OMO americano y como ciudadano de universo, no considerarla una tragedla que el dólar flotara incluso por debajo del limite fijado por el maslado bajo, es porque tiene necesidad de los servicios de un psiquiatra. A corto plazo, también los mercados son irracionales; se dejan obsesionar por Indefinidos temores y dudan de las cosas repentinamente contradictorias. A l g u n o s por ejemplo, ven venir la recesión en el extranjero; traerla consigo la adopción de políticas de expansión, que provocarían a su vez déficit masivos en las balanzas de pagos alemana, italiana, francesa y japonesa. Seguramente esto podría suceder. En este periodo tan Impregnado de keyneslsmo es preciso Incluso prever que todo país se apresurará a combatir todo enfriamiento y a romper todo esquema de recasión a es- glas diferentes que Europa o Asia. Para concluir me referiré al futuro; 1972 y 1973 serán, probablemente, años de expansión para la economía americana. A pesar de la devalución del dólar seremos buenos clientes para el resto del mundo. Los países extranjeros que sufren un estancamiento crónico pueden desarrollarse gracias a su mercado interior. No deben prohibirse esta posibilidad por temor a que su balanza de pagos se resienta. Si tal fuera el caso, sería el momento de consumir una parte de los dólares que han adquirido con tanta repugnancia. En consecuencia, no existe peligro de estancamiento a nivel mundial. b reven ir estos hechos, pero creo que nada permite preverlos a partir de la experiencia adquirida desde diciembre de 1971. V repito que ningún hecho, aquí o en otra parte, antes o después del acuerdo de Washington, permite sostener razonablemente que el porcentaje retenido por la devaluación del dólar sea manifiestamente Insuficiente. Las personas bien informadas han pensado siempre que en el mejor de los casos el déficit del dólar no se enjugará más que de forma progresiva. Esto quiere decir que después del even- acuerdo de Washington. Esto podría acelerar el retorno al equilibrio decisivo. Pero conociendo la repugnancia de los países extranjeros en revaluar unilate raímente su moneda, no considero probable esta eventualidad, al menos no antes de meses y de anos de decepciones en lo que concierne a la balanza de pagos americana. No es muy racional que un hombre se inquiete a la vez por una cosa y por la contraria. Si uno de sus amigos le expresa su temor da crecer demasiado y al minuto siguiente confiesa que tiene miedo da quedarse de- cala mundial. Sin embargo, no se puede lamentar al mismo tiempo que aparezca el dólar, en opinión de la mayoría, muy devaluado y demasiado poco devaluado. O es una cosa o es la otra. Debo subrayar que tampoco serla una tragedia si el dólar tuviera que flotar de manera crónica por encima de los limitas previstos. Suponiendo que esto durara años, querría decir que el próximo reajuste monetario consistiría en una revailuaclón del ddlar. Lo que es verdad para unos lo es también para los otros y no hay razón para que América siga unas re- En uno o dos años deberíamos ponernos a negociar un acercamiento de los márgenes de fluctuación. Desda 1973 se podría mirar si sería conveniente dejar derivar lentamente, hacia arriba o hacia abajo, el margen en el interior del cual fluctúan ahora el marco, el yen u otras monedas. Una flexibilidad racional de las paridades, respondiendo a las necesidades de da coyuntura, no supondría el fracaso del acuerdo de Washington, sino su conclusión y su éxito. PAUL A. SAMUELSON Premio Nobel de Economía 11

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