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ABC MADRID 18-06-1972 página 163
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ABC MADRID 18-06-1972 página 163

  • EdiciónABC, MADRID
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Plano de Argel, dibujo de la primera mitad del siglo XVI, conservado en el Archivo General de Simancas. En cierta ocasión consiguió asaltar una caravana de camellos que marchaba hacia el Norte con trigo y otras vituallas. Pero cuando llegaron a Cuco, las malas noticias procedentes de España, anunciando un nuevo aplazamiento en la proyectada expedición contra Argel, el soberano estalló en indignación y envió misivas en tono Irritado a la Península. Solo, vacilante, cercado por sus enemigos, el infeliz reyezuelo veíase abocado a un triste final. ¡Venid pronta si soys mi amigo querido! escribió amargamente a su embajador en España. Felipe m sabia muy bien todo lo que podía esperar de la ayuda de su aliado el Rey de Chico, y si llegó a desesperarle con su política de dilaciones y evasivas, lo hizo asi por no poder apartarse de la línea impuesta por sus múltiples obligaciones afirmó en su documentado estudio JouliaSaint Cyr. Si enfocamos, en efecto, la cuestión desde un punto de vista objetivo, nos veremos precisados a absolver completamente la supuesta inercia de Don Felipe, teniendo en cuenta la envergadura dé los problemas que pesaban ya sobre el vasto Imperio español, al lado de los cuales los asuntos argelinos y la consiguiente ayuda al de Cuco quedaban reducidos a temas de muy relativa importancia. A finales dé septiembre de 1604 sucedió a Solimán en el gobierno de la regencia de Argel el bajá Jeder, el cual estaba firmemente resuelto a terminar la guerra con el rebelde de Cuco, de grado o por la fuerza. Mas Amar ben Amar continuó hostilizando a los turcos durante largo tiempo, procurando obtener el máximo beneficio en sus rápidas incursiones de saqueo al territorio enemigo. La esperanza no le abandonaba, aunque, a decir verdad, parecía resignado a su existencia arrebatada e inquieta. El 17 de marzo de MO el Rey y la ST Reina de Cuco escribieron a los Soberanos españoles, agradeciéndoles un anterior envío de dinero y municiones y solicitando nuevas remesas de palas, zapas, pólvora y mecha porqué trataban de hazer un fuerte La nota simpática de este documento nos la proporciona la presencia de la Reina de Cuco, hasta el momento ignorada, que con ingenua familiaridad se dirigía a su egregia colega, doña Margarita de Austria, en los siguientes términos: La Reyna de Cuco da las gracias ta Reyna de las Españas por las cosas que le embió, y de nuevo suplica a S. M. le embíe: Unas pocas perlas. Un poco de brocado. Un poco de Cam. bray. Un poco de terciopelo. Un poco de almizcle. Pues son cosas que no las ay en sw tierra... ¡El eterno femenino! Un historiador comentó con gracejo: La amable frivolidad que destilan esos pocos que una mujer pide a otra, en completa inteligencia ambas sobre la importancia del tema, con- trasta curiosamente con la índole belicosa de los asuntos en que sus respectivos cónyuges tenían puestas sus miras Pero el ceremonioso intercambio epistolar se vería pronto truncado. En la primavera de 1608, Amar ben Amar y el bajá Jeder firmaron un tratado de paz. Los eternos rivales, Argel y Cuco, quedaban así reconciliados. Exasperado quizá por la falta de ayuda práctica de Felipe HL o cansado probablemente de pelear sin fruto contra los turcos, Amar cedió al fin y aceptó un vasallaje que venia a echar por tierra su prestigio y sus Ilusiones. A partir de entonces, la situación del pequeño país acusó un marcado nivel descendente. Diez años después de su sometimiento, el Monarca fue asesinado por uno de sus hermanos, llamado Ahmed Jetuch, quien se apresuró a ceñir sin escrúpulos la usurpada corona. La Reina, empero, consiguió escapar y se refugió en Túnez, donde tenía parientes entre la antigua familia real de los Hafsidas. Estaba encinta y allí dio a luz un hijo que en 1633 retornó a Cuco y consiguió arrojar del trono al asesino de su padre. Este joven principe, Ahmed Tunsi ben Amar, renunció a residir en la capital de sus dominios y se estableció en Auir. Sus descendientes existen todavía en Tarada y en Suama, pero; él reino de Cuco desapareció como tai hacia el año 1640 y la arena del desierto J ocultó para siempre su reeuerdó. y v Juan BALANSO

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