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ABC MADRID 17-06-1972 página 130
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ABC MADRID 17-06-1972 página 130

  • EdiciónABC, MADRID
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CACERES SORPRESA CRECIENTE Q UERÍAMOS llegar a Cáceres. Deseábamos ver ondear el pendón de la ciudad, la mañana de San Jorge. Nos apetecía sentarnos a tomar pan extremeño con vino de Cañamero, regando perdiz al modo de Alcántara, y aun tortas de Casar, en la plaza de Trujilío. Todo lo conseguimos. Nos lo iba a descubrir la infatigable curiosidad de Luis Morales Oliver. Hasta con piernas ágiles de setenta años, a buen trote, subiendo escaleras de castillos. Pero antes... fedábamos hacia el Tajo. Había quedado atrás la casa madrileña de la Pardo Bazán, que, como aquel tranvía de los heroicos años de principios del siglo, pasaba por Lista y no llegaba a Hermosilla En el kilómetro 14 de la carretera a Lisboa nos había salido al paso la proclama del alcalde de Móstoles, declarando la guerra, a la ibérica, en 1808, nada menos que a todo un Napoleón Bonaparte. Nos habíamos detenido ya frente al castillo de Maqueda. D e s d e su alta eminencia era posible tocar casi con el dedo la Casa del Clérigo, en el Lazarillo de Tormes Habíamos pasado otro picaresco lugar, allí donde el ciego comía el racimo de uvas, de tres en tres, sin que Lázaro hiciese el menor desaire ni contradijese a su amo. Por cerca de Alcabón venía a las mentes un cura guerrillero que dio mucho que hacer a los administrativos decimonónicos de Madrid. Trujilío es una emanación de torres y de piedras, de pedregales y de sol con buena crestería. En la plaza porticada preside ia poderosa estatua de Francisco Pizarro. Todo está como si ayer hubiera muerto él: ¡a silla con su s u plemento de madera para ia p i e r n a gotosa... A n t e c á mara del Emp e r a dor Carlos V en el célebre monasterio de San Jerónimo, de Yuste. TALAVERA DE LAS TAZAS PERFUMADAS Después, Talavera de la Reina, anchurosa de vena del Tajo, presentida de muebles, definida de cerámicas. La Virgen del Prado no sólo es la historia local de su cerámica universal, sino incluso se perciben, se aluden dentro, las esencias de Talavera; sus cardenales y arzobispos: Gil de Albornoz, Hernando de Talavera, los Loaisa... De Talavera fueron los brinquiños que se comían en la época del barroco español: las tazas perfumadas. Mala costumbre la de aquellas damas hipocondríacas, melancólicas mejor, que por el barro de Talavera se sintió Lope de Vega forjado a rimarlas en El acero de Madrid Ha recibido, entre otras, dos visitas extrañas. Desde Plasencia llega un jesuíta con sota nula. -Creía verte mejor con la estameña de franciscano que no con la de jesuíta. ¿Por qué te has hecho jesuíta? Se lo comentaba al marqués de Lombay. Ahora un frailuco, él hecho de esparto y de raíces. Ha bajado a pie de El Palacar. Apenas si se atreve a decir palabra Francisco de Alcántara. -No, mi señor, -no soy yo el indicado para regir su conciencia. Y se fue por donde había venido, entre encinares, cerezos y alcornoques. MORIR EN YUSTE A LA SOMBRA SOLEADA DE GREDOS Por las calles de Cuacos, cuestas y empinadas, con fuentes borbollantes, con una plaza extremeña de soportales, medida por Niña del color quebrado un reloj, paseó su infancia- -tres años- -o tienes amor p comes barro. Juan de Austria. -Cuidado con ir a higos, Jeromín- le Se presiente el torerío dé la ciudad no advertía doña Magdalena de ülloa, su tía. sólo en que acerca la plaza de toros al Y los de Cuacos son una delicia. Pocas prado, sino en la rotulación de calles. En veces he visto un pueblo más enflorado en las cerámicas, Cristo resucitado invita a sus balcones. Allá arriba está Carlos, el talaveranos de los Tercios de Flandes a Emperador. Se le humedecen los ojos cuanentrar en su Reino. De los cacharros y las la Virgen de Sopetrán, entre welingtonias do reconoce al hijo de Bárbara: Juan de cerámicas azules saltamos al castillo de centenarias, se enciende, en un árbol, el Austria. Oropesa. El encaje de tejados de Lagartera más hermoso color morado que yo haya Un pasó más, y Yuste. El monje Jerólo preside una iglesia aleteante como el visto. Allá arriba, el castillo de los duques nimo, con su pardo escapulario, nos mueságuila. Y ya, en un salto: Jarandina de la de Oropesa, hoy parador de turismo. Nos tra la iglesia, nos enseña el Juicio del Vera, entre Jaranda y Jarandllleja. sirven migas extremeñas y pez emperador. Emperador ante la Trinidad de Tiziano. Otro Emperador y otra espada tornasola Cuadro un poco sobrecogedor y casi maesta Suiza extremeña, a cuatro kilómetros soquista que transportaba consigo Carlos, JAKANDILLA: EMPERADOR ENTRE de Gredos, frutícola y casi tropical; la el buen vividor y peleador. Tras los clausDOS SANTOS presencia de Carlos V; cuando, pasado tros, de belleza plateresca, el Palacio del el puerto de Tornavacas, a hombros de Emperador. Eucaliptos y naranjales sobre I La Vera de Extremadura. El Tiétar nos mozos del pueblo, se le preparaban las ha- el estanque. Todo está como si ayer hu M V L el recuerdo de frondosidades, Hue- bitaciones en Yuste el gran Carlos reposa biera muerto él: la silla con su suplemento lle a pimiento y tabaco. De Navalmoral aquí una temporada- -desde el 12 de no- de madera para la pierna gotosa, la litera de la Mata es el mejor pimentón, según viembre de 1556 al 3 de febrero de 1557- de manos, los crespones negros cubriendo las paredes, los relojes parados, el libro aprecio de los buenos gastrónomos. Junto a Yuste queda a trece kilómetros.

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