ABC MADRID 05-05-1972 página 23
- EdiciónABC, MADRID
- Página23
- Fecha de publicación05/05/1972
- ID0001010265
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LOS CABALLOS DE MAYO Negros, blancos, tordos, las crines al viento, libres, sueltos, veloces. Ellos traen la alegría, el verdor, la savia nueva, el sol limpio, el terso cielo, la brisa y la canción. Ellos traen el amor, sin filtros ni conjuros: en su solo golpe. ¿YES, muchacha? ¿O te ha venefm g d V w do ya los palpados el cansancio O- del día? ¿Sueñas, muchacha? ¿Andas por esa niebla del pre- suefio, te evades, mágica, por la no- memoria? ¿Duermes? Oye, muchacha; esa ventana que se ha abierto de golpe, ese pájaro oscuro Que ha chocado contra la luna de tu espejo, esos ojos que se reflejan en los tuyos, ese rumor, ese rubor, muchacha, es mayo, es. la sombra de mayo, del nuevo mayo que viene a sumarse a los que ya guardabas. Avara de mayos, ¿cuántos sumas ahora? Oye. muchacha, su galope. ¿Los escuchas ahora, en esta raya de la inedia noche, v i n i e n d o de los siglos, de las orillas de un mar que bien se bebé, galopando implacables, incansables? Mira su aroma por los belfos, las ancas bcQlantes, sudorosas, los ojos ardidos, bien abiertos a la noche tonada. Oye el repique da sus caseos, el clarín de su relincho, la armonía de su- acorde galopar. Ho arrasan, no destrozan! A su paso todo florece, resurge, grana, aroma. Sal a la puerta, muchacha, o al balcón, o a laazote. Mañana no los verás, aunque los biuxjuesr en cambió, aho- ra los verás sin buscarlos. Negros, tordos, las crines al viento, libres, sueltos, veloces. Ellos traen la alegría, el verdor, la savia mie a, el sol limpio, el terso cielo, la brisa y la canción. Ellos traen el amor sin filtros ni conjuros: en su solo galope. Ríete tú, muchacha, del ciempiés y la ruda, de la espina de erizo, de los granos de helécho, de la flor de yedra, de la aguja marina, del pie de tejón. Los caballos de mayo, muchacha, esos que nunca conocieran frenos, espuelas ni bridas; tersen- a- sus lomos el amor y lo van desparramando, a medida que pasan, sobre la piel del mundo. Es sa noche, muchacha, tu noche. La. ventana que se abre, el pájaro que se ciega, los ojos que se encienden, tu temor, tu temblor, son su anuncio. No les cierres tus cristales. Ellos no entran; pasan, tan solo. Pero debes estar bien alerta, bien despierta, muchacha para verlos pasar. Porque de veintiuno a veintiuno deja primavera; pero sólo esta noche, muchacha, podras ver cruzar sobre los verdes prados de la tierra- -borbotón de gozo, manantial de vida- -los caballos de mayo. Carlos MOBChüHO