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ABC MADRID 04-05-1972 página 17
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ABC MADRID 04-05-1972 página 17

  • EdiciónABC, MADRID
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Santiago Ramón y Cajal Miguel de Unamuno José Ortena y Gasset AN ECDOTAS L original y profundo pensador Miguel de Unamuno tiene cada día que transcurre más prestigio en todo el mundo. Su personalidad señera se robustece y acrecienta con el transcurso de los tiempos. Bien es verdad y encaja perfectamente en el caso que nos ocupa, que los autores a través de sus obras se agigantan. En Salamanca, la ciudad doctora, que visitamos con frecuencia y donde el ínclito profesor llevó a cabo efl más elevatío magisterio que es recordado con emoción, pudiéramos decir que Unamuno es casi un mito. Posiblemente desde los tiempos de Fray Luis de León, el más elevado de nuestros líricos, a la actualidad, Unamuno sea de las más gloriosas figuras del Alma Mater salmantina. Unamuno decía que a pensar no se enseña a nadie. Hay que cultivarse mucho. Es preciso y aún más obligado estar bien preparados. Pero, naturalmente, la cabeza exige una organización magistral y un empleo cuidadoso del cerebro. Acerca de la dedicación constante al ejercicio de pensar hay no pocas anécdotas que enriquecerían un buen ensayo. Vamos a reflejar una del mayor interés. Josa Ortega y Gasset, una de las primeras figuras de la intelectualidad, una de las mentes más claras y lúcidas de la España contemporánea, era hijo del famoso novelista y periodista José Ortega Munilla, a quien se llamó cronista de la piedad y el sacrificio Ortega Munilla tenía una pluma muy sensible. ¡Qué cronista más admirable era! Refiere Ortega y Gasset que cuando E preguntaron a Isaac Newton- -matemático, astrónomo, físico y filósofo- -cómo había podido descubrir su sistema mecánico del universo, respondió: -Pensando en ello día y noche. Es una declaración de obseso decía el autor de La rebelión de las masas Y añadía hermosamente lo siguiente: Casi todos los grandes hombres han sido maniáticos, sólo que las consecuencias de su. manía, de su idea fija, nos parecen útiles o estimables. Hagamos mención del trabajo continuado. Pensar siempre en lo mismo, en el mismo tema, en la cuestión que nos ccupa, produce los mejores frutos en orden a abundar y ahondar en lo que se aborda, a averiguar todos los asuntos, contribuir a les descubrimientos o llevarlos a cabo con ideas geniales. Eduardo Eenot, aquel gaditano filósofo y matemático eminente, cabeza privilegiada, a quien se debió la obra capital Arquitectura de las lenguas contaba de Eernardo Le Bovíer Fontenelle, que vivió un siglo, que vulgarizó la filosofía y la ciencia y tenía una conversación deliciosa, una anécdota en torno a las ideas y su desarrollo. Preguntaron a Fontenelle: ¿Cuánto tiempo se necesita para vulgarizar una idea falsa? -Una hora, o dos, o tres; y eso si se anda muy despacio. ¿Y para vulgarizar una idea verdadera? -Un siglo, o ¡dos, o tres; y eso si se anda muy de prisa. Esta ingeniosísima ocurrencia del sobrino de Corneille- -escribía Eduardo Benot- -resulta en la práctica más bien real que hiperbólica. La ocurrencia de Fontenelle la cita Benot en el prólogo segundo de su obra Errores en materia de educación Santiago Ramón y Cajal, el sabio aragonés, premio Ncbel de Medicina, pensaba siempre en sus cesas. Después de clase- -cuyas enseñanzas impartía con mucha ciencia, un verdadero ¡derroche por sus enormes facultades y relevantes condiciones artísticas- -acostumbraba a ir al café. Estos ratos de asueto motivaron sus famosas Charlas de café Cuántas veces tuvo que salir el camarero detrás del insigne profesor e investigador para llevarle alguna prenda u objeto diciéndole: -Don Santiago, que se ha quedado usted... El francés Paul Verlaine, que, al fallecimiento de Leconte de Lisie fue declarado Príncipe de los Poetas escribía siempre en el café. Lo mismo que nuestro César González- Ruano, el maestro de cronistas, abierto a todas las inquietudes. El bilbilitano Joaquín Dicenta, novelista y comediógrafo, escribió en las tabernas madrileñas su aplaudido drama Juan José Y por hoy ponemos punto final a este anecdotario filosófico- literario. Valeriano GUTIÉRREZ MACIAS

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