ABC MADRID 02-05-1972 página 102

y poesía, cada día Ningún poeta entre los contemporáneos ha recibido un tan amplio, tan cálido y hondo homenaje de sus compañeros voetas como Antonio Machado: un anchuroso río de voces ha seguido su voz. Como primera entrega ofrecemos hoy el bellísimo poema de Leopoldo Panero, sin duda el más hondo de los poetas que han caminado tras los pasos cíe Machado. Homenaje Antonio Machado ANTONIO Racimo d corazón, lagar el verso: hüillo tenue de estrujado mosto; palabra entretejida de surcos, viento, polvo. El hilo se adelgaza (ya no es aquel arroyo, aquel hervor de primavera y jubilo trepando del terrón húmedo y hondo) Se adelgaza, se quiebra, se detiene de pronto, igual que en la garganta la copla: ya se ha roto. Ya se ha roto el rocío matinal; ya del potro, la juventud bravia, tiró al jinete y a su verso mozo. Ya estamos... ¿Dónde estamos? Un poeté limpia el cristal atónito donde echa en mirada, como un valí de viñas y olivares silenciosos. ¿Conoce o rememora? ¿Busca a tienta la luz de España en su paisaje propio? La letra, con pasión de solitario, ara, rasga el papel desnudo y poco, ¡E igual que la esperanza de su padre buscó lejanamente, en él, apoyo, y le vio en la penumbra adivinad (pegaba casi la palabra al rostro) t piadosamente su cabeza cana recuesta en lo más solo, en lo más de verdad y transparente que hay en su corazón: allá en su fondo! Por loa dolientes campos de Baeza (que empañan las distancias con su sopló 1) don Antonio pasea, ríe, canta, hacia lo más andado y más remoto. Se ve a sí mismo con el viento oscuro en el agua del rio; y en sn hombro la juventud caída el paso alarga con alado rumor y perezoso. Ya ee viejo: ya, de cerca, nada ve con sus ojos. Pero la lejanía no ha cambiado, y el agaa habla con él y canta el cnopo. Como un niño (vestido de persona mayor, para el periplo sin retorno) don Antonio pasea, canta, ríe, J avanza por su celda como un loco. Le sorprendió la guerra huracanadamente, y en su pozo, las apagada aguas se agitaron tras las cuatro paredes de su insomnio. Le sorprendió la guerra que él llevaba- -Jcomo todos nosotros! -latiendo oscuramente: germinando, ya echada la raíz, ya ciego eJ odio. Segovia lenta, Soria ¡tan distante! loa trenes, caminando como topos, por debajo del tiempo y de la nieve la charla de Manolo... Atora, que ya en Collhire le cerca el mal (sn otro, a otredad misteriosa) completando su ser, de novia a nov n y que hablan en la espuma los pájaros en torno levantando éd silencio con sus alas y hoyos, y que aún errante diaerme sin encontrar su suelo de reposo, como en casa de huéspedes nocturna, soñando el Alto Espino en paz con todos, tan diáfano lo vemos como en el vaso d poso después de haber bebido? -Leonor, Leonor... -Antonio. Leopoldo PANERO