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ABC MADRID 28-04-1972 página 138
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ABC MADRID 28-04-1972 página 138

  • EdiciónABC, MADRID
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M PATIOS DE UIEN ha dicho de Córdoba que es todavía ana ciudad lejana y sola? Lo escribió el poeta en otro tiem. Bendito sea quien la definió. Pero, ¿lena y sola? Córdoba está llena de gritos, voces, de esperanzas. Tiene una vida inrior profunda y sosegada y un larga leonada del alma asomada al tiempo en e vivimos. Córdoba, lejana y sola... Qué va! Y menos ahora, encerrada en i cuatro paredes del mundo blanco de sus tios. Una mañana de mayo, hace ya alnos años, el arquitecto Lahoz habría de cir al periodista que iba de paso, como peregrino: -No hay una Córdoba, desde el punto vista de la Arquitectura, desde la misma z de su idiosincrasia, sin un patio inteUN FESTIVAL DE FLORES Dentro de poco, ya, se abrirá de nuevo Concurso de sus Patios. Un festival de ¡res. Un certamen de olores y suspiros. 10 roza el tópico siempre hablando de a tierra a la que tanto quiere, pero uno be hacerlo. Hay muy diversas noticias en mundo tal día como hoy. Nos salpican sangre las palmas de las manos, nos ¿san con baaocas el sueño, nos queman estañas los libros de la muerte... Por a veces, el perfume de una noticia no ésta, siquiera una noticia en sol y nbra, es necesaria en un periódico. Asounos a nuestras páginas flores, y sólo res. Plores nacidas en los sitios más inííbles de la tierra. Flores que desafían las es de la Geometría, que se saltan a la trocha, graciosamente, las leyes de la itemática. Flores en la concha un caracol, en la fina piel de un hueen la montera de un banderillero antia; flores en latas de atún, en cajas de morillo de Puente Genil, flores crecidas un trozo de mineral de la vieja sierra, res en el cántaro que de tanto ir por na a la fuente del Potro se rompió, flotlímentadas milagrosamente con lo que rano del ser humano pone cuando sale caño del amor desde el mismo corazón... res, flores, flores. Tierra ésta antigua, ide se remansan y a la par remontan historias. Bastará que unas manos esbe en el suelo, bastará, que alguien leífce un adoquín, la fina piel del asfalto, a que allí mismo, a un palmo de tierra arezca la gloria de Medina Zahara, y que sea el surco más hondo, la azaprofunda, dos, tres cuartas a lo no, para que allí esté Roma entera, que e servidor de ustedes ha visto, por dealgo de pasada, a un niño jugando con capitel, a una moza sentada en una me, columna, esperando un no sé qué, a un allero antiguo, de los que esperan siemla vida y la muerte en Córdoba, como estuvieran de vuelta de todo, en el lejaimo brocal de un pozo como aquél de la maritana que uno tiene en sus estampas la antigua ¡Religión de muchacho... Córdoba recordada. Desde aquí hablamos las flores, en el tiempo de los crisanteis, de las rosas de plástico. Hablamos de ciento una mil formas de bendecir a s y de unir por el talle a los hombres, caoba, en el patio. ¿Hay alguien que eda decir algo más hermoso los cuatro otos del rromrto pié esto que dice Orartit la Uaná? Es s a pregón: VA A EMPEZAR EL FESTIVAL DE LOS PATIOS (Os aviso que va a empezar el Certamen, ¿jg ttival de los P a t i o s Cordobeses... nürá después el Di de las Cruces, cuando otra vez los cordobesespbordarán en los dos palos clavados, los dos maderos más dolorosos, las rosas, los claveles, los geranios, las flores enteras de una nueva sangre crucificada. Es como una dulcificación del dolor más hondo, del dolor primero, de la herida larga y agónica de Cristo. No sé si habrá, algún médico de los tiempos de Averroes, al que en bronce veo de cuando en cuando en su enclave de la Judería, sentado, esperando la llegada de los turistas y los siglos, que avise, a las gentes que acudan a su consulta: -Usted ponga flores en la herida Eso es lo que hace Córdoba en sus patios. ¿Pero no es Córdoba siempre un constante Certamen de los Patios? Lo que pasa es que ahora lo pregona, ahora lo dice. ¡La quiero tanto! Patios de Córdoba... ¡cuántas veces, perdido sin querer, perdido queriendo en el largo y hermoso laberinto de las calles cordobesas, de las antiguas calles, he hido buscando en el verano la umbría solemne de los patios! En el invierno, el resplandor de los patíos cordobeses... ¡cómo estallan en la primavera, entre los verdes y los cobres limpios! ¡Cómo se llenan de pájaros, y de sombras y de cometas encerrados en el otoño dorado y mágico de Córdoba! VN RINCÓN COJT SOSIEGO CORDOBÉS festival de los Patios... Yo los he visto en las casas más grandes, en los palacios ocultos, en las callejas más humildes. Don- El mensaje de la flor en el tiempo ile la pólvora En cada cordobés hay un patio interior donde espera un califa o pasea un patricio romano de resplandecen la paz y la palabra. Donde hay un rincón donde decir todavía con el sosiego cordobés, que es un sosiego distinto a todos los tranquilos pulsos del mundo, las cosas más profundas, las verdades más anchas... Séneca en bronce, ahí arriba, sentado también al pie de la muralla con dos jilgueros en la mano... Patios, patios, patios, con una fuente que mana, con un botijo blanco, con un canario en una jaula; patios coa un pos de los tiempos de Roma, con un friso de los años de Abderramán Patíos de Córdoba. Yo diría que, ai fin y al cabo, cada cordobés tiene un paito en su casa. ¡Qué cerca y qué tejos está, siempre de ano, enando no está en ella, Córdoba! Yo diría, escribo, que cada cordobés, además de tm. patín limpia como el ara te un altar, reluciente como una patena, coronado de mirtos y jazmines, tiene un patio interior en él aTma, g -p uno- el suyo, con un califa sentado o con un patricio paseando. A cada cordobés, su patio. Que es un sitio donde se dicen las grandes palabras, donde se hilvanan los sueños más

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