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ABC MADRID 14-04-1972 página 22
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ABC MADRID 14-04-1972 página 22

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC. V I E R N E S 14 DE A B R I L BE 1972. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 23. jimos en anterior ocasión- -entre ¡as citadas- deben quedar muy claras; deben ser explicadas a los ciudadanos, a los consumidores. Y algo se ha escrito ya sobre esto en algunos periódicos. Mercasa no tiene- -señala o subraya la i nota- -ánimo de lucro; sin embargo, no excluye una obligada rentabilidad. La matización no carece, en verdad, de sutileza. A ningún consumidor consolaría la subida délos precios en las instalaciones de los múltiples mercasas aunque encima perdieran por carecer de ánimo de lucro. A todos los consumidores complacería, en cambio, que los nuevos mercados, aun organizados para obtener lucro, llegasen a contener los precios o a bajarlos porque la superior y óptima organización de Mercasa y su base lograda de transparencia comercial permitiese conseguir tal maravilla. Que, naturalmente, y por lo que luego diremos, dudamos mucho llegar a ver. Ardua cosa será, en cualquier caso, diferenciar el lucro de la obligada rentabilidad. Saber hasta dónde llegará la rentabilidad de Mercasa sin ser lucro. Asunto, por cierto, que tampoco se explica en esta ocasión. Mercasa ¿logrará contener o bajar los precios en sus mercados? No puede ser afirmativa la respuesta. La política de precios se fragua en sus magnitudes decisorias y principales en alturas a las que no llega la competencia de Mercasa. Esta empresa nacional, para decidir algo sustantivo en precios, tendría que absorber organismos de distinta y de superior entidad. Los precios agrícolas- -fundamentales para la actuación de Mercasa- -estarán más influidos, por ejemplo, por las decisiones del F. O. R. P. P. A. que por las que se adopten en los nuevos mercados. Y éstos, pongamos otro ejemplo, no tendrán jurisdicción alguna sobre la política monetaria o la fiscalidad general. Cabe suponer así, con grandes probabilidades de acierto, que Mercasa no podrá hacer, por muy buenos que sus propósitos sean, más ni otra política de precios que aquella decidida en instancias superiores. A este propósito conviene recordar un dato sobre el cual hemos insistido siempre al tratar de este tema: la Comisaría de Abastecimientos lleva ya muchos años funcionando. ¿Significa la creación de Mercasa que la Comisaría, en la estructura que siempre ha tenido, no es ya idónea para impedir el encarecimiento de los artículos alimenticios en los mercados? Y ¿por qué se confía en el éxito de Mercasa cuando la gestión de otros organismos competentes no ha dado, a lo que parece, el resultado apetecido? ABC DIRECTOR: Torcuato LUCA de TENA DIRECTOR ADJUNTO: Pedro de LORENZO planetario ACTOS SINTOMÁTICOS DE Sólo si se erig- e una reja lo bastante alta en el centro de la autopista se consigue que los madrileños dejen de atravesarla por cualquier punto indiferentes a las prohibiciones. Los puentes y pasos a distinto nivel no son utilizados por los peatones si les es posible atravesar la calzada desafiando la riada de amenazadores automóviles. Así es como poco a poco los paisajes viarios más modernos del Madrid que incesantemente crece adoptan un aspecto adusto, casi carcelario. En otros vaíses en lugar de rejas se colocan minúsculos, estrechos, floridos jardines. Si en Madrid se ensaya tal limitación ornamenta! los viandantes disuaden rápidamente a los organismos públicos. Las flores son holladas. Bajo el pie invasor la hierba muere y reaparece rápidamente la sequedad, tan castellana, de la tierra estéril. Está muy lejos el español de ser un viandante apresurado. Es fácil observar que el paso del urbanícola experimenta aceleraciones constantes, mensurables, según avanzamos hacia el Norte. Camina más de prisa un sueco que un francés. Las deceleraciones se intensifican; en cambio, según nuestras observaciones, descienden hacia el Sur. Un andaluz discurre por su ciudad más lentamente que un vizcaíno por la suya. Un egipcio marcha mucho más despacio que un belga. La regla general consiguiente es que el pueblo de Madrid camina despacio en circunstancias normales. Todavía entre nosotros el viandante circula pausadamente, cambia de acera sin necesidad, se detiene ante los escaparates, se para a charlar muy largamente si se encuentra con un conocido. No es, pues, la prisa, no es el ritmo de su caminar el que le induce a atravesar la autopista con riesgos de su vida, en lugar de ir, unos metros más arriba o más abajo, a procurar la seguridad del puente o el paso subterráneo. Si ese arriesgado cruzar la calzada carece de justificación aparente, ¿no nos encontraremos ante lo que Freud en su Psicopatoloffía de la vida cotidiana denominaba actos sintomáticos El acto sintomático es un hacer, a menudo inconsciente, en el que la actitud oculta de la persona se descubre. Vivimos en un ámbito frustrante. La urbe nos acongoja cargándonos de objetivos fallidos, de deseos que no podemos satisfacer. El urbanícola se tensa, se eriza de pulsiones inconscientes qtse le proyectan hacia el restablecimiento del equilibrio que la urbe le arrebata. Su comportamiento se hace agresivo. Podemos presenciar esta agresividad en el Metro, en el autobús, en la conducta del automovilista. Tal vez uno de los actos sintomáticos más expresivos será ese desprecio del viandante a todas las señales viarias que cohartan su libertad de ir y venir. Cuando el concejal Moreno Ruiz logró hace años vencer innumerables resistencias y sustituir el andén central de los bulevares por una estrecha faja ajardinada, careció de medios para impedir que los madrileños rehusaran los pasos de peatones y, pisoteando el jardincillo, frenaran una circulación que se pretendía rápida. Era frustrante esa prohibición sin prohibición. Lo mismo ha sucedido después en las autopistas hasta obligar a la erección de esas alambradas que vienen a ser delgados muros de la vergüenza que acusan al civisnio matritense. Su presencia delata las frustraciones de la colectividad. Viene a ser un acto sintomático de la nrbe. Lorenzo LÓPEZ SANCHO. SUBDIRECTORES: Jesús REVUELTA IMAZ y Luis Mana ANSON R E D A C C I Ó N ADMINISTRACIÓN Y TALLERES: SERRANO, 6 1 M A D R I D APARTADO 43. TELÉFONOS. -ReducUn y Tallares: 2251710 y 2758408. Administración: 2255020 Edlton PRENSA ESPAROLA, S A. MERCASA YLOS PRECIOS No hace mucho, y menos si se considera que el comentario goza de un tiempo más dilatado de actualidad que la noticia, el Gabinete de Orientación y Consumo de la Comisaría de Abastecimientos y Transportes ha publicado una nota sobre la empresa nacional Mercasa, respuesta, al parecer, a otra nota que dieron al conocimiento público los comerciantes mayoristas. Vuelve así otra vez a ser Mercasa tema de nuestras columnas editoriales, como lo ha sido ya en anteriores y repetidas ocasiones. (A B C 6 mayo y 8 noviembre de 1967; 2 febrero, 9 abril, 28 junio y 17 septiembre de 1969; 19 marzo y 22 junio de 1971, entre otras fechas. ¿Qué dice y aclara la reciente nota sobre Mercasa? Dice que la competencia en materia de mercados mayoristas es competencia de los Ayuntamientos; añade que esta competencia debe ser compartida con la del Estado a través de Mercasa; admite la colaboración de los estamentos usuarios a través de las sociedades mixtas que construyan y exploten los mercados nuevos; afirma la necesidad de coordinar la política de abastecimientos en cada ciudad con la política general; excluye la idea de lucro, aunque no la de obligada rentabilidad; insiste, naturalmente, en que la actividad de la nueva empresa nacional no puede detenerse porque ello significaría incumplir un mandato gubernamental concreto instrumentado a través de los planes de desarrollo, etc. En resumen: no dice nada nuevo. Todos estos puntos cristalizan en dos: Mercasa está creada y, por ello, seguirá. Rígido criterio que no carece, por cierto, de antecedentes. Sin embargo, si antes de Mercasa, y sometida a la competencia municipal, la iniciativa privada realizaba todo o casi todo el abastecimiento (aparte la C. A. T. y después de Mercasa va a realizar sólo un 23 o porcentaje análogo y además intervenido por una empresa nacional, resulta bastante donoso- -para no emplear otro calificativo- -decir que la nueva fórmula, o sea Mercasa, significa un paso adelante en orden a la incorporación y participación del sector privado. ¡Como siga el sector privado avanzando pasos así puede desaparecer muy pronto! En la nota que comentamos nada se explica de la operación, de gran volumen económico, que supone la ocupación de nuevos terrenos para los nuevos mercados, la venta de los terrenos que ocupaban los mercados antiguos, la atribución o destino de las plusvalías Se trata, pese a todo, de cuestiones que, como di- Hay otro punto- -y sólo de pasada aludimos a él- -que no es materia de la nota, pero que resulta de la mayor importancia. Para romper eso que se llama monopolio de los mercados, y que no lo es, Mercasa nace con muchas de las características de un monopolio de ámbito nacional, cuya estructura no queda desvirtuada porque reserve tales o cuales puestos a quienes acaten, en cada uno de sus mercados, su sistema de sociedad y de comercialización. En fin, nada nuevo. Ni siquiera la decisión de permanencia en la línea del sostenerla y no enmendarla

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