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ABC MADRID 09-04-1972 página 165
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ABC MADRID 09-04-1972 página 165

  • EdiciónABC, MADRID
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MEMORIAS DE UN NIÑO ENGO una ventana justo colapios y de los barrios altos enfrente de mi mesa de del Madrid antiguo, a los Que trabajo. Ks una iría ven- solíamos descalabrar con certana de cerco metálico que re- tera puntería de golfillos. cibe la ¡poca luz de patio inteA l u m b r á b a m o s con teas rior que me han dejado los mu- nuestro reino tenebroso, en el ros que rodean mi despacho. que habíamos hallado un esPienso que esa ventana abier- queleto y una inscripción en ta es un pedazo de nada en las paredes que decía Sangremi silencio, un boquete abierto ro escrito con sangre, nada en mi hipócrita coraza una- más y nada menos, y en él nos muniana, por donde el cadá- recogíamos y guardábamos las ver hinchado de mi tedio presas c o n q u i s t a d a s en las quiere echar a volar hacia el dreas ¿Te acuerdas tú, Bae- pasado. Doy hilo y mar al pez za- -yo sí me acuerdo- eleque llevo prisionero del re- gante alumno de las pías escuerdo. cuelas, de aquel día que paRecuerdo que tuve una vez saste a oscuras, prisionero de otra ventana, pequeñita y los míos, amarrado al fondo de triste de medianería desange- la cueva, con los ojos desorbilada, a la que me aupaba para tados por el miedo? Seguraver mi mundo en los atardece- mente que aquel día marcó tu res faltos de deberes colegia- vida para siempre, igual que les. Por ella me llegaba el tufo hoy marca mi recuerdo. Nuninconfundible de los entresijos ca supe- -y hoy pregunto- -si fritos en la gran sartén del aquellos pasadizos conducían puesto de la esquina, donde se realmente a la fuente de la arremolinaban los niños de mi calle de Segovia, por donde barrio avalando con ansia ju- Luis Candelas dicen que escagos gástricos. Veía también el paba a la Justicia, o si eran deslizarse de los patines de solamente inquisitoriales pozos madera improvisada con roda- ciegos de otros tiempos. Un día miento a bolas de fortuna, con tapiaron la cueva y con ella se niños remendados a su grupa cerró nuestro contacto con el haciéndome señal de que ba- mundo de allá arriba. Recuerdo también que mi jase; y la iglesia parroquial inacabada; y el paso elevado so- ventana miraba a la boca oscubre el tren, donde se apostaba ra del túnel de la Renfe, por cada noche con su saco un va- la que salían largos trenes cargabundo que, al parecer, saca- gados de carbón que transportaban hacia la estación de La ba las mantecas a los niños. Esperanza. Unos chicos aguarHacia arriba adivinaba las daban el tren lento y silbante, ¡Vistillas y la Cuesta de los y trepaban a lo alto como mo? iegos; y a la izquierda, so- nos, arrojando a la cuneta los bre los álamos del parque don- pedazos de carbón con maesde de noche se escondían las tría. Luego acopiaban su botín parejas, se alzaban las agujas rápidamente para ganar con él inconclusas de la Almudena. Al su sustento, vendiéndolo en el pie de su muralla, que daba a más negro de los mercados nela Cuesta de la Vega, estaba gros. la guarida de la banda, en una Yo lo vi, puedo jurarlo. Una gruta artificial abierta por los cascos de un caballo encabri- tarde como otras, un niño se tado. Tenía varias salas espa- encontraba en la cumbre en ciosas con pozos en el centro, un vagón, ocupado en lanzar el gue se abrían a mazmorras oro aquel, cuando un guarda Medievales, donde torturába- jurado disparó sobre él su carabina, espero que cargada con mos a nuestros presos. sal de reglamento. El niño dejó Eramos niños de suburbio a toda prisa de jugar al rey de nandados por un jefe adoles- la montaña movediza y se mecente y recio, empleado como tió en el túnel huyendo. Salió nozo de la hípica que había al al rato entre los guardas que pie del Viaducto y que ahora esperaban en la sombra. Iba ne recuerda a Mickey Rooney. serio como un Cristo, conducido Allí, aprovechando los solares con los brazos en cruz hacia el iejados por la guerra, hacíanos la nuestra, apedreándonos calvario. esto me recuerda mi Todc son saña contra los niños del venta a. Y mi silencio. más allá de la muralla, del elejante colegio de los padres EsFernando CASTKLLO UNA VENTANA EN EL SILENCIO T

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