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ABC MADRID 30-03-1972 página 39
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ABC MADRID 30-03-1972 página 39

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC. J U E V E S 30 DE MARZO DE 1972. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAO. 39. LA IGLESIA DESDE EL ESTADO De Alfredo López Madrid, 1972 Por José María Ruiz Gallardón EDITORIAL DONCEL: Ruge, viejo león, de Pedro Crespo; Bug- Jargal, de Víctor Hugo; Teilhard de Chardin, de Sergio Quinzio; Sócrates, tíe G. Giannantoni; El futurismo, de Mario Verdone; La peste escarlata, de Jack London; Lucrecio, de Winspear. ALIANZA EDITORIAL: Estoy en Fuertomarte sin Hilda, de Isaac Asimov; Gambito de caballo, de W i 11 i a m Paulkner; Ejército y sociedad, de Manuel Diez- Alegría; Los mejores cuentos policiales, de Adolfo Bioy Casares y Jorge Luis Borges. EDITORIAL AGUILAR: Poesía (1924- 1967) de Rafael Alberti; Teoría y crítica literaria, de Francisco Ayala; Las puertas del bosque, de Elie Wiercl EDITORIAL PLAZA Y JANES: Oh, Jerusalén, de Dominique Lapierre y L a r r y Collins; Me llamo Tussy, de Michael Hastings; Avión secuestrado, de David Harper; En nombre de todos los míos, de Martin Gray (relato de Max Gallo) La Siberia que lie visto, de Hugo Portísch. EDITORA NACIONAL: La historia perdida del socialismo español, de Ricardo de la Cierva; Segundo de Chomón (Maestro de la fantasía y de la técnica) de C a r l o s Pernánde? Cuenca; Don Juan Carlos, por qué? de Juan Luis Calleja; La ideología militar, hoy, del general Cabeza Calahorra. EDITORIAL GREDOS: Las ideas estéticas de Esteban de Arteaga, de Eva Mar ja Rudat; Filosofía de la Historia, de García Venturini; El lenguaje, de Louis Hjelmslev; Los cuadernos de un joven creador, de Pedro de Lorenzo. A Editora Nacional acaba de dar a la luz este nuevo tomo La Iglesia desde el Estado en su colección Libros Directos Pocas veces el contenido fie un libro responderá tan adecuadamente al título genérico de una colección. Porque la obra de Alfredo L ó p e z subsecretario de Justicia, antiguo presidente de la Acción Católica Española, es, sobre todo y ante todo, una obra directa, clara, concisa y penetrante acsica de un tema difícil, vidrioso, maltratado en mil ocasiones y trascendental en la época en que vivimos. No es, ni quiere serlo, un tratado doctrinal. Tampoco- -gracias a D i o s- -una soflama propagandística. Es el resumen de una madura reflexión de un cristiano y español, preocupado por la cosa pública, responsable de sus hechos y de sus palabras y con una mente bien organizada. Con una mente bien organizada, requisito indispensable y piedra- angular fundamental para, en 1972, en una España en evolución, con una Iglesia en el mundo que se esfuerza por adaptar estructuras y métodos a las orientaciones del Vaticano II, tratar fie llevar a todos unos esquemas claros, comprensibles y viables de lo que debe ser la política española en materia religiosa y muy especialmente en relación con la Iglesia católica. Porque sólo sirviendo en debida e integral forma al compromiso temporal se puede, en serio, decir que se hace política católica. Y recordemos que la gracia de estado, para gobernar la comunidad civil, la tienen los gobernantes, no los clérigos ni los obispos. Desde esta perspectiva, desde la perspectiva del Estado, afirmativa de la mayoría de edad de los laicos, se pronuncia Alfredo López. La misión de los eclesiásticos- -escribe- -no es hacer profecías políticas en las que, carentes de gracia de estado para realizarlas, no es extraño que se equivoquen, y porque manifiestan temporalismo y procedencia humana, ya que sus esperanzas en el porvenir de la Iglesia se cifran no tanto en la fiSelidad santa de ésta a su misión como en su habilidad para caminar por entre los avalares políticos de los pueblos. Sociológicamente es muy curioso- -y digno de estudio- -el fenómeno que presenciamos en nuestra Patria. Resulta que hasta hace muy pocos años gran parte del clero, con notorio olvido de su verdadera misión sobrenatural, participaba, intervenía y hasfa coaccionaba con su actitud en la actividad política de 1 los ciudadanos y gobernantes. Lo que ocurría es que su signo era típicamente conservador. Las mentes más claras y responsables- -y también las más católicas- -no dejaban de sentir una profunda desazón ante tal estado de cosas. Y vino la reacción. Se pretendió- -y fue logrado en no pequeña medida- -apartar al clero de los asuntos temporales y concretos. Pero hete ahí que, en una aplicación más de la perpetua y fuerte ley del péndulo, tan propia de nuestra idiosincrasia, no pocos clérigos han pasado a influir, a predicar y a pronunciarse s o b r e cuestiones temporales... pero con signo contrario, progresista y hasta marxista. El fenómeno lo denuncia Alfredo López cuando escribe la alianza de un sentido marxista de la vida, con viejas herejías ahora renacidas, está engendrando una mentalidad que actúa contra el carácter sobrenatural de la Iglesia. Se subraya con exageración la horizontalidad y se debilita la verticalidad, se mira a los hombres más comunitariamente que uno por uno y se levanta un poco los ojos en la línea vertical, ascendente, que conduce hacia Dios Y es que todo clericalismo es malo. Lo sea de derechas o de izaaiet das, que de todo hay- -sobre todo de esto último hoy en día- -en la viña del Señor. ¿Quiérese con esto decir que debe reducirse el clero al puro y lejanísimo terreno de los principios? En modo alguno. Ya advierte el autor que no es lícito calificar de progresismo, con mentalidad integrista, la sana reacción o contestación de aquellos rniem-

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