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ABC MADRID 29-03-1972 página 21
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ABC MADRID 29-03-1972 página 21

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC. MIESCOLES 29 DE M A R Z O DE 1972. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 21. ca el texto de un Convenio para! a prevención de la contaminación marina provocada por vertidos desde buques y aeronaves. También inserta un proyecto de ley por el que se crea el Cuerpo Especial de MecánicosConductores del Ministerio del Ejército. CONDECORACIONES MILITARES ESPAÑOLAS Bonn 28. En. la Embajada de España se ha celebrado hoy la imposición de condecoraciones militares españolas a tres jefes de las Fuerzas Armadas federales: el coronel Ratza y los tenientes coroneles Sattler y- Von Pilgfrim, y al cónsul de España en Dusseldorf, don José Antonio San Gil. En. nombre del embajador de España, don Francisco Javier Conde, que se encuentra en España, impuso las insignias a los condecorados el corone! Fernando Soteras, agregado militar de los tres Ejércitos. -Efe. IA IGLESlñ EN EL MUNDO DE HOU DURA REPLICA DEL CARDENAL GáRRONE AL ESCRITO DE LOS TREINTA Y TRES TEÓLOGOS Es injusto acusar de inactividad e ineficacia a la Iglesia actual Ciudad del Vaticano 28. Con sorprendente rapidez la Curia romana ha, dado una respuesta dura y seca al manifiesto de los 33 teólogos El diario vaticano, L Osservatore Romano- publica hoy en LA MODA JOVEN en nuestra Industria de Confección Nuestras famosas colecciones juveniles no sólo triunfar por sus diseños atrevidos y vanguardistas, en línea internacional. También en el inimitable ocabado y perfecto corte cíe cada prenda satisfacemos tos deseos de ía juventud más exigente, En confección lo importante es el corte El grande de tos Grandes Almacenes H. i Y MADRID: Preciados, 3- Goya, 76- Generalísimo v BARCELONA- SEVILLA- BILBAO- VALENCIA Aparcamiento fácil y comido. 1! jueyes y Viernes San! no abre el comercio. El Sábado Sant a ríremes at mesim horari á d T haWtvalí p o r j a mañana, de 9,30 a 1,30; p r la primera página un artículo del cardenal Gabriel María Garrone, prefecto de la Sagrada Congregación para la Enseñanza Católica, en el que califica al manifiesto de demagógicos, arbitrario y contrario al espíritu de la fe y a la tradición de la Iglesia En efecto, el artículo del cardenal Garrone dice que estos teólogos pretenden una movilización de todas las fuerzas que hasta ahora han quedado silenciosas en ia Iglesia porque no se puede permanecer pasivos y resignarse ante los silencios que demuestran una impotencia en dominar la crisis, cada vez más grave, de la Iglesia o ante ciertas formas de opresión en el ejercicio del poder eclesiástico. Para él purpurado francés los teólogos quieren un objetivo bien preciso: el celibato y la reintegraéión forzada de los sacerdotes casados en el ejercicio del ministerio El pensamiento de algunos de estos teólogos- -dice el cardenal Garrone- -era ya conocido, y es posible reconocer en el texto ideas varias veces expresadas, casi en los mismos términos, en diversos escritos. Se trata en verdad- -afirma el cardenal- aunque se- quiere evitar la palabra, de un proyecto contestatario de los que en el mundo presente nacen un poco por todas partes. Ciertamente, también la Iglesia tiene necesidad de reformarse continuamente; no- tiene derecho a acomodarse sobre sus propios defectos, y ni siquiera sobre las lentitudes cuando pueden ser evitadas. Es, sin embargo, profunda- mente injusto acusarla de inactividad y hasta de ineficacia ¿Para quién no son difíciles los tiempos que corren? Pero estos modos de actuar, aun en contextos políticos, son soluciones extremas y siempre arriesgadas. Y, sobre todo, no son convenientes en el contexto de una Iglesia que no es de institución humana. El plan de acción preconizado por el manifiesto ignora completamente que en la Iglesia el poder no es una fuerza que sea necesario equilibrarla o aun rechazar con otras fuerzas, sino que es un servicio de autoridad garantizado por la asistencia divina. Ningún teólogo serio podría parangonar de manera pura y simple el control que la autoridad debe ejercer sobre la fe y la disciplina con el control que pueden ejercer por su parte los fieles y también los teólogos. ¿Qué sería hoy, en este tiempo de contestación general; de las verdades y valores fundamentales si quedaran a merced de las fuerzas de presión que quisieran inducir a la autoridad a modificarlos según su gusto? Es necesaria una buena dosis de presunción para creerse los testigos auténticos del Evangelio, contra los responsables de la fe. En el difícil mundo de hoy, donde nada escapa a la discusión y a la critica, no habría mucha esperanza para la Iglesia si la única voluntad de los fieles o también de una parte de teólogos pudieran, en fuerza del número o de demagógicas presiones, determinar las exigencias de la fidelidad doctrinal. ¿Y qué decir en el campo de la disciplina y de los hábitos, donde el desorden es tan grande, si se debiera dejar todo al mismo arbitrio? Hay mucha diferencia en señalar la necesidad de perfeccionar el ejercicio de los instrumentos, ciertamente humanos pero queridos par Cristo y por El garantizados, a quererlos sustituir con otros instrumentos. Esto en verdad intenta hacer el manifiesto en cuestión. ¿No seria el caso de hacer notar que el manifiesto tiende a crear el malestar que después dice, querer denunciar y curar? Pero aunque suscitada, una inguie- tud existe, y como todo sufrimiento humano no deja ciertamente indiferentes a quienes aman a la Iglesia, y mucho menos a quienes en ella tienen la responsabilidad de algún ministerio. Pero desgraciadamente el manifiesto preconiza un método que va contra su mismo objetivo. Los teólogos tienen hoy una noble tarea y una gran responsabilidad. Pero cuanto está contenido en este manifiesto no está en el espíritu de la fe y en la tradición de la Iglesia. Esta espera muy otra cosa de ellos, como sin duda piensan otros teólogos cuyo no ¡nhre no figura al final de este texto. -Ei cpa Press.

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