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ABC MADRID 23-03-1972 página 127
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ABC MADRID 23-03-1972 página 127

  • EdiciónABC, MADRID
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la del museo, a inaugurar en los próximos días, y que ha venido a convertirlo en el primer museo parroquial del mundo Er, sin lugar a dudas, el retablo mayor de la iglesia la más preciada joya del museo, por cuanto en el se encuentran enmarcadas vanas de las más conseguidas tablas de Berruguete, de las que unas representan, diversos motivos marianos y otras, retratos de los reyes de Judá, progenitores como se sabe del Salvador En el cuerpo central, por otra parte, hay colocadas tres imágenes policromadas, obra de Esteban Jordán, rematándose el retablo con un altorrelieve referido a la Asunción, obra de Alonso Berruguete. Pero no supone, sin embargo, sino un- modo- de- -acceso hacia lo que propiamente podemos denominar como salas museables Salas en las que se aprietan, condensan, reúnen y exhiben piezas, tallas, lienzos, marcos, brocados, objetos de orfebrería, capiteles, predelas, tallas, policromías, bajorrelieves, arcas, armarios, figuras, grupos escultóricos, tejidos, joyas, trípticos y toda suerte de objetos artísticos que el empeño de don Alejandro Luis ha conseguido conjuntar en estos tres quinquenios. Pedro Berruguete, Juan de Mandes, el maestro de Paredes, Esteban Jordán, Juan de Valmaseda, Gil de SUoé, Alonso Berruguete y otros muchos artistas de la época han encontrado refugio en Santa Eulalia y ofrecen, así, desde sus salas, lo más representativo y valioso de sus respectivas creaciones, que abarca no solamente el espacio comprendido entre los siglos XV y XVI, fechas en que vivieron todos ellos, sino asimismo muestras del arte castellano, tanto anterior como posterior a las mismas. T n total, son doscientas las n y obC jetos de arte catalogadas en el museo, que ahora se amplían merced a la inauguración de una nueva sala- -motivadora en ultima instancia de nuestro viaje hasta Paredes- -en la que han sido expuestas seis tablas de Pedro Berruguete (cuatro referidas a los evangelistas y las otras dos al descubrimiento de la Santa Cruz) otra de d i de SUoé (representando a la Santísima Trinidad) un Cristo Bey y un San Bartolomé, obras igualmente de Siloé, otra talla de San Juan, anónima, del siglo XIV, dos tablas del maestro de Paredes representando a San Francisco, una predela castellana del siglo XV y otra talla de Alejo Bahía, discípulo de SUoé. Obra cálida y marco suntuoso en lo íntimo. Refugio magnífico para una obra grandiosa. Calor y color. Poesía renacentista prendida de las cúpulas, adosadas a los capiteles, balanceándose desde la linterna de la iglesia. Amor en el detalle, en la disposición, en el cuidado, la atención y el celo desplegados. Retorno, en cualquier caso, hacia el pasado, nada lo más profundo del arte castellano. V sorpresa. Esa sorpresa sentada al descubrir en el recogido recinto de una iglesia rural uno de los mayores tesoros del arte español. Deliciosas dos horas y bendito tiempo el del paseo. Cobra el arte vida en la exposición del creador del museo. Se adelgaza el espíritu. Crece la densidad del gusto. El arte empequeñece dice Gauüer. De haberlo contemplado, en Paredes hubiésese sentido más mínimo todavía. EL MILAGRO- ¿Cuántas antesalas ha coleccionado- usted, don Alejandro, en la consecución de tan ambiciosa empresa? ¿Cuántos síes, desmentidos luego, ha recogido en- su andadura, tenaz y prolongada? ¿Cuantos viajes y gestiones e indagaciones y trabajos hasta conseguir la puesta a punto del museo? ¿Y cuántas noches en vigilia, ideando nuevos emplazamientos, soñando posibles adquisiciones, inventando la forma r Sobre estas líneas, un Cristo crucificado, talla en madera policromada- del i l f l XW, anónimo de la e s cuela alemana. A la derecha, u n a i m a g e n general del retablo de la parroquia de Santa Eulalia y San Martín, de Paredes de Nava. Abajo, San Jerónimo penitente pintura en tabla del siglo XVI, atribuida al Divino morales. pero nada imposible. Por hoy me confo mo con haber conseguido, como usted bi ha dicho, el mejor museo parroquial España, Entra un rayo de luz por upa claraboj Se estremece en espirales el polvillo de iglesia. Alguien reza muy quedo en el í a do, donde sólo las sombras se adivina Deja el hueco de la puerta dominar toi la vasta llanura palentina. ¿Qué puede ofrecerse a este hombr ¿Qué debe regalarse a este pueblo? ¿I qué manera premiar esta labor? ¿Con hacer llegar a iodos los rincones, por t dos los caminos, la noticia de tamaño b llazgo? No sé si me estoy formulando es preguntas a mí mismo o si es a él a auto le inquiero. Anticipándose al dilema n contesta: -Na necesitamos sino apoyo promoción, eso sí. Porque estoy convent do de que en cada visitante tendrem un embajador. Y en cada embajador, un amigo. Inv ta a ello la Tierra de Campos, riistenrik en su letargo como una mujer adormec da. Invita la calMad fuera de serie de 1 obras expuestas. Invita la cordialidad c tan afables anfitriones. Invita la leyendJ tejida en coplas de viejo sabor manriqw ño. E invita, sobre todo, ese Quijote di fresado de Sancho, contrapunto de tiempo de Sanchos vestidos de Quijotes. La noche se ha llevado a retazos la a fombra de nieve. Permite ya la carretel el rodaje de los vehículos. Y me despfc dejando tras de mí un pueblo, un sanado una sorpresa y un milagro. Se hace Cas tula surco y verso. Quedan atrás Beeerri Cisneros, Patencia misma. Queda el revw lo del recuerdo. Queda el museo recogí en torno a un campanario. Uno de es campanarios que vienen marcando desc siempre la hora de un pedas de España Francisco BERGAS manera de proveer gastos y presupuestos -La fe mueve montanas. Digamos que el éxito se debe a un milagro. Todos hemos contribuido a ese hoy, del que soy el primero en sentirme realmente orgulloso. Hoy es usted quien viene. Mañana serán otros. Berruguete era una deuda de Paredes. Sólo he sido un gestor. O un cobrador, si quiere. Sólo tiene de Sancho la figura. Como el museo únicamente tiene de tal el alma. Lo que allí es espíritu aquí es fachada. Y viceversa. En el fondo, don Alejandro es un Quijote repleto de cordura, a quien ni siquiera la marea posconciliar le bfc sorbido el seso. Piensa y repiensa, y madura. Y deja en las manos que estrecha una dulzura infinita, una. simpatía cordial. XA vanidad es un lujo. Y él tiene ya televisión y maquinóla de afeitar eléctrica. -También tengo un punto de orgullo. Paredes me parece mío o yo me veo como una propiedad más de Paredes. Para él trabajo. Cada paso, lo sé, será más difícil desde ahora. No hay ya sitio en la iglesia. Queda, eso sí, la de Santa María. Pero, ¿y dinero? ¿De qué forma promoekraar sin él nuestro museo? Todo es complicado

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