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ABC MADRID 23-03-1972 página 19
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ABC MADRID 23-03-1972 página 19

  • EdiciónABC, MADRID
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Nelly Sachs Bjornstjerne Bjornson L A primera figura de las letras noruegas que llegó hasta nosotros fue Ibsen, y l l e g ó arrolladoramente a bordo de un trepidante teatro de ideas que, acogido con entusiasmo por los grupos escénicos mas avanzados de París- -Antoine, Lugné- Poe, etc. no tardó en extenderse por toda Europa y señalar la presencia de una literatura vigorosa, nacida y desarrollada entre las brumas y las nieves del norte europeo. Este éxito, incluso contribuyó, como es natural, a afirmar el prestigio de Ibsen en la propia Noruega. Con el conocimiento de Ibsen vino el de Bjornson, el de Joñas lie, el de Strindberg; y vino además el Premio Nobel a familiarizarnos con el resto de esa potente producción escandinava donde sucesivamente han brillado tantos nombres ilustres. Uno de los precursores españoles en señalar la importancia de las figuras que presentaban esas literaturas fue Ángel Ganivet cuando se publicó el estudio critico de l o s citados Ibsen, Lie y Bjornson en su famoso opúsculo Hombres del Norte Esas literaturas poseen un fondo común de tradiciones poéticas y religiosas, ofrecen una originalidad evidente y, en sus orígenes, no tuvieron contacto alguno con el humanismo ni con el cristianismo. Son, por ello, las menos asequibles de toda la Europa civilizada para el mundo occidental, y su área creadora se extiende a cuatro países de rápida y muy avanzada evolución- -Islandia, Dinamarca, Noruega y Suecia- -más uno que, tras de haber sido alternativamente sueco y ruso, ha cobrado un auge nacional que camina hacia la plenitud: Finlandia. Pero, aparte de algunas obras de proyección universal, como Los Eddas o el Kalevala o de algunas personalidades de análoga proyección como Kierkegaard, Andersen, Ibsen, o Strindberg, es innegable que lo que ha puesto a esas literaturas en la órbita de la curiosidad universal es un hecho que, en rigor, no es íntegramente nfa r r f -la Fundación Nobel. Repasemos una lista de sus famosos premios literarios: 1903, Bjornstjerne Bjornson, noruego: 1909, Selma Lagérlof, sueca; 1916, Wemer van Heidenstam, sueco; 1917, Kart CSeUerap y Henrik PontoppMan, daneses; 1920, Knut Hamsan, noruego; 1923, Stertd Tjnset, noruega; 1931, Krik A x e l Karlfeld, sueco; 1939, Franz Emll Sillampaa, finlandés; 1944, Joharmes V. Jensen. danés; 1951, Par Lagerkvist, sueco; 1955, Halldor KiUan Laxness, islandés; 1966, Nelly Sachs, sueca... Políticamente, Noruega no se separa de Dinamarca hasta 1814 y, hasta esa fecha, no hay una literatura noruega propiamente Letras del Norte: BJORNSTJERNE BJORNSON Enrique Ibsen dicha, puesto que los noruegos escriben en islandés o en danés. H que aparece Wergeland, cuya obra de pre arrolla en la primera mitad del siglo XTX, y que es un romántico de aire victorhuguesco. Úrico y tribunicio, los manuales literalias Herían aquel vacio con dos docenas de nombres miMn a unas retahilas de obras religiosas, poéticas y filosóficas. P e r o es Wergeland el precursor que consagra su obra a l a resurrección de la patria y quien consigue que Noruega alcance su independencia espiritual. Seguidamente, el esfuerzo de escritoras y lingüistas reaviva la lengriK ancestral (lo mismo que ha ocurrido en nuestros días con el finlandés) y, como de golpe, florece toda una literatura- -no- velas, dramas, poesía- -que podría proletaria por centrar su interés en vida de los campesinos y de los trabajador del mar. Nacionalismo y realismo son h. caracteres más señalados de esta joven 1 teratura que nace en el primer cuarto d siglo XIX, y que, siguiendo el impulso dad por Wergeland, se desarrolla vigorosa e los primeros dramas históricos de Ibsen en la obra del otro colosa de las letras ne ruegas, Bjornson, dos figuras que pront ejercen poderosa influencia en toda En ropa. Noruega tributa un culto casi religios a la vez que familiar, a Ibsen y Honrar la memoria de sus escritores y tistas es el lujo supremo de este puebla mercaderes y de marineros, de come tes y de exploradores. Aun nos parece viendo desde los balcones del Continent de Oslo, el corpachón de Henrik Ibsen, bronce renegrido por las nieves frecuente la vigorosa cabeza desnuda, las manos cog das al dorso y el cuerpo algo encorva adelante, como embistiéndole tiempo. Está a pocos metros de la facha del National Theater, formando pareja co la estatua de Bjornson y, los dos, en act tud de mirar hacia la vasta explanada qi en aquellos días de soleada primavera s llenaba de estudiantes, de niños y de viejo En sus Hombres del Norte nuestro Ai gel Ganivet, observador de excepción, ocupó de estos dos colosos en el moment en que conocían su apogeo. Y cita Ganiv: que Ibsen era en opinión de Brandes v poeta austero como los viejos poetas d reine de Israel en tanto que Bjornson ez el profeta que anunciaba tiempos mejores El amor a fes ideas de Ibsen- -afiad Brandes- -se traduce por amor a la Humt nidad en Bjornson. Así los definía uno c los críticos más reputados de la época, e Escandinavia r fuera de Escandinavia. Si en alguna de sus narraciones se ge zaba en pintar unas almas sencillas y mu típicas del primitivismo psicológico de lt gentes escandinavas, como periodista hombre de acción se convirtió en el tol del humanitarismo y en jefe del separatista noruego que t i fl de la escisión de Soecte y noruega, varios destierros, durante Jos cuales Italia y Francia, y de donde regresaba sus ideales de libertad y de justicia todavía más reforzados. Llegó a gozar tanta popularidad en Noruega que se de él que tan sólo el mencionar su nombrf en reuniones de sus compatriotas era enarbolar la bandera nacional Emilio 3 ASCO I

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