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ABC MADRID 18-03-1972 página 121
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ABC MADRID 18-03-1972 página 121

  • EdiciónABC, MADRID
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Y contestó: Aquí yace un hombre que quiso ser. Fero he aquí que Badajoz, tan celosa como Mérida, ha pensado que este hombre ya es y le ha concedido la medalla de oro de la provincia. Ese día, de seguro volverá 3 nacer Juan de Avalos. Pero antes... -Acaba de decir n Marida, a propósito de su reciente homenaje, que usted ha vuelto a nacer. Si de verdad volviera a nacer, ¿repetiría su obra? -Probablemente, no. Sería, o intenta- g ría ser, artista. Pe- ro de la misma for- ma que nosotros no nos expresamos co- o mo nuestros ante- pasadas ni vivimos 5 como ellos vivían ni pensamos como pen- 3 saban ellos, yo no ¿podría, de n a c e r f hoy, realizar la mis- S ma obra que inicié hace medio siglo. H Sería, o intentaría o ser, eso sí, artista. Ser artista me pareLeonor March ce un privilegio porque, por el mero hecho de serlo, se dan cita en él unas cualidades muy especiales que le permiten mirar y ver todo con singuralísimo e n canto. Nadie como un artista puede sacarle un provecho tan extraordinario al simple suceso de contemplar la Naturaleza, o de- ver pasar a un semejante, o de mirar cómo juega un animal, o de observar cómo crece una planta- -Su obra es larga y profunda. Su envergadura es tal que podría pasar muy bien por la obra completa de un hombre que ya hubiera vivido el último segundo de su existencia. No obstante, usted está en plena madurez de la suya. Dígame, entonces: lo que acaba de hacer hoy, lo que tiene pensado realisar mañana, ¿es la continuación de lo que había hecho hasta ayer? -Cada hombre tiene un acento peculiar. Digramos lo que digamos, en tanto no desvirtuemos ese acento propio que nos caracteriza a cada uno, inmediatamente seremos reconocidos. El hombre- -y el artista más que ninguno- -debe de ser auténtico en su expresión, es decir, no debe traicionar nunca su propio acento. Como artista que soy, yo tengo mi acento personal que no es otro sino la verdad de la expresión de mis sentimientos. Ello hace que, por ejemplo, cinco esculturas mías, cinco cualquiera, puedan no parecerse entre sí y, sin embargo, nadie detectará que desentonan en el conjunto de mi obra. Las caracteriza, es claro, un denominador común. L -Los hombres que a diario más interés ponen en REPORTAJ conocerse son los que a la larga menos consiguen su objetivo. Ese, avalado por mi examen de conciencia cada noche, es mi caso. De ahí que me resulte muy difícil poder decir cuál de las tres características predomina en mí. Sin embargo, habida cuenta de mi enorme sinceridad conmigo mismo- -sinceridad que, en ocasiones, llega a ser ruda- reo que la pasitai, esto es, la inspiración me domina más que la técnica. -Es curioso. ¿Qué le parece curioso? -Que, ante él colosalismo de la mayor parte de su obra, sin pretender negarle una inspiración importantísima, yo hubiera afirmado lo contrario. -Pero si se fija en ella más detenida- mente a lo mejor cambia de opinión. Cuando la técnica es sólo técnica, da lo mismo hacer un busto pequeño que una estatua gigantesca: en cualquier caso- a la obra le faltará vida. Cuando la inspiración es sólo inspiración, da lo mismo hacer una estatua gigantesca que un busto pequeño: en cualquier caso no se habrá podido decir lo que se sentía. Sólo cuando la inspiración va acompañada de la técnica, o viceversa, se habrá conseguido la obra, la cual, es obvio, dará lo mismo que sea diminuta o colosal porque, en cualquiera de los dos casos, será arte, siquiera uno podrá ser más lírico que el otro, según la mayor o menor influencia de la inspiración o de la técnica sobre la otra. LOS ARTISTAS TENEMOS Q U E POETIZAR LAS COSAS ABC EL ARTE ES UN GRAN AMOR, Y EL AMOR NO PUEDE SER TRAICIONADO Dentro de la materialidad en que vive el hombre actual, los artistas tenemos crae poetizar las cosas -Entiendo que ha SI EL MUNDO TRABAJARA CON EL AMOR QUE LE DEDICAN LOS ARTISTAS A SU OBRA, EL MUNDO SERIA OTRA COSA EL ARTE ES UN GRAN AMOR -No, claro. Mas si tenemos en cuenta que el arte, en cualquiera de sus expresiones, es un gran amor- -y el amor, -si es auténtico, no puede ser traicionado- -llegaremos a la conclusión de que las formas no importan demasiado sí son capaces de reflejar eso tan especial que tenemos los artistas y que se llama alma. -El alma es la inspiración; la forma es producto de la técnica. ¿Cuál de las dos, inspiración o técnica, es más importante en la escultura? -No se puede expresar una idea sin conocer la técnica con la que se trata de hacerlo: es absolutamente Imprescindible dominar el oficio. Pero tampoco la técnica valdría demasiado por sí sola si uno no fuera capaz de decir algo con ella. Por lo tanto, tan necesario es el estadio para dominar una técnica como menester es el estudio para cultivar el espíritu y facilitar la inspiración. -En su caso particular, ¿cuál prevalece sobre las oíros dos: la inspiración, la técnica o la autenticidad de expresión, la cual, según me ha dicho, es el acento que le caracteriza? -Lo que, por el contrario, no necesariamente ha de presentarnos esas cinco esculturas de su ejemplo bajo un común denominador en cuanto a su forma. ¿O sí? querido decirme que, predomi na la inspiración. -Y predomina casi por obligación. Dentro de la materialidad en que vive el hombre actual, los artistas, al menos ese es mi caso, tenemos que poetizar las cosas, o intentar hacerlo. Eso- -ya se lo insinué- -sólo se consigue con amor, porque todo lo que se hace con autenticidad amorosa llega más que nada a la gente. ¿Usted trata de que su obra llegue a la gente o la realiza para complacerse a sí mismo? -Nunca busco en mi obra mi propia complacencia. Con frecuencia no me gusta lo hecho por mí: le saco defectos, lo encuentro falto de formas, no sé, no sé... -Bien mirado, eso nos ocurre a todos. -Lo sé, lo sé. Yo trato, no obstante, de que mi obra llegue a la gente porque es para los demás para quienes la realizo. Una obra, la que sea, es decir algo, lo que sea. Ahora bien, para decirme algo a mí mismo no necesito hacer nada: lo pienso, y ya está. Si prefiero escucharlo en voz alta me lo digo a voces, y andando. Pero es a los demás a quienes quiero decir algo con mi obra. Si consigo que me entienda, quizá entonces habrá empezado a complacerme mi propia obra. -nHabrá empezado ha dicho usted. ¿Acaso no se atreve a afirmarlo? -No, no me atrevo. En ocasiones, aún a sabiendas de que ya había sido comprendido, repetiría ese sentimiento con el que trataba de llegar a los demás. Con esto quiero decir que mi obra no logra complacerme del todo nunca.

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