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ABC MADRID 05-03-1972 página 158
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ABC MADRID 05-03-1972 página 158

  • EdiciónABC, MADRID
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ta cristiano que estudiaba en Francia. El Gobierno- -era hacia 1963- -estaba preocupado por la multiplicación de los matrimonios mixtos... y por su poca duración, y favorecía los estudios de las jóvenes en Europa, con la esperanza de conseguir para sus intelectuales unas esposas de su mismo nivel. Así es cómo Aurore llegó a Dijon para ser, el día de mañana, comadrona... y para descubrir que su novio tenía una amante. Se me vino todo abajo. Vivía en el pecado... ¿Se sonríe usted? Imagina usted mal el pudor de una africana criada en un ambiente cristiano y practicante. Me dirá usted jue las francesas criadas de la misma forma se liberan muy deprisa. Pero los blancos, los franceses, eran para nosotros unos modelos, unos seres superiores. Rompí, pues, mi noviazgo. En el hospital, los hombres se le insinuaban. Las chicas de piel oscura les par e c e n una experiencia exótica- -explica Aurore riéndose- pero jamás, y justamente por dignidad de color, hubiese aceptado ser la querida de un blanco. Ante tan inesperada resistencia, Norbert, interno de Ginecología, se enamoró de ella perdidamente. Unos meses más tarde decidió presentar a Aurore, un poco reacia, a sus padres. Su casa se parecía a las tiendas de antigüedades. Se mostraron muy amables y fríos. La hermana de Norbert, para darme soltura, me habló del arte negro, de máscaras, de estatuas de Bénin. Y Bénin se encuentra en Dahomey, que no conozco más que una sueca pueda conocer Sicilia. Además, la educación religiosa me hacía considerar las máscaras como fetiches destinados a la hoguera. Luego hablamos de animales. ¿Tenía gatos o perros en casa? Contesté: No, en Afric el único animal familiar es una pitón que se pone uno sobre el cuerpo, a veces, para refrescarse... Aurore se ríe todavía de la imagen de horror que se dibujó sobre sus caras. Les adivinaba pensando: ¡Qué salvajes! ¡Dejarse abrazar por serpientes! Norbert me salvó diciendo: Es como mi abuela, que mete el gato en la cama para que se le caliente. Poco después, Norbert se casó con Aurore. Su visita a Costa de Marfil dejó en los dos un gratísimo recuerdo. El padre, funcionario, apreciaba al yerno médico. La madre, analfabeta, aterrorizada, fue sorprendida por el afecto exuberante del borgofión. Los hermanos le despreciaron por disparar bastante mal y no saber nadar ni remar. Claro que tampoco le encontraron presumido ¡les enseñó a jugar a las cartas! El matrimonio se ha i n s t a l a d o en Francia. ¿Dificultades de adaptación? Los hombres siempre me han facilitado las cosas, sin censurarme por haber rechazado sus proposiciones. Con sonrisas, las cosas se resuelven siempre. ¿Las mujeres? Las hay condescendientes; yo evito las condescendencias, y eso es todo. ¿Y la vida conyugal con Norbert? -No siempre le entiendo, y viceversa. Regañamos a veces, pero no podemos estar el uno sin el otro. ¿Piensa usted a veces que un africano le hubiese hecho más feliz? -De ninguna forma. EN UN CIRCULO DE MATRIMONIOS MIXTOS Norbert evoca con agrado su salto fuera del Occidente. Viven en un círculo de Matrimonios mixtos. Un trío de matrimonios dominó. La coincidencia de su elección les acerca unos a otros, les permite gastarse bromas imposibles en otra parte. Se tildan de enchozados de ne 30 TODAS LAS MADRES ESTÁN EN CONTRA DE LOS MATRIMONIOS MIXTOS La señora Kuoh, presidenta de la Unión de Mujeres Africanas ha hecho una exposición de las dificultades particulares que aguardan a los matrimonios mixtos: El matrimonio legítimo se beneficia de la consideración y de la protección de la sociedad mucho más que el ilegítimo. Pero aún más bajo que éste se encuentra, el matrimonio mixto. Primero hereda, al igual que la unión libre, una cierta desaprobación moral de la sociedad. Todo el mundo es un poco racista, conscientemente o no, pero todos nos defendemos de ello, seamos negros o blancos. Hay como una especie de disposición psicológica, como una cierta inquietud hacia el otro porque se teme la transformación con su contacto. A veces esta disposición llega a transformarse n miedo, incluso en odio. Esta actitud frente al otro es ante todo una actitud frente a uno mismo, un miedo de perder la personalidad, la propia identidad. Y como todo el mundo ha sido educado, más o menos, n el culto de la excelencia, de la grandeza, de la nobleza de su raza, lo cual crea además complejos de superioridad o, al revés, de inferioridad, se da uno cuenta en seguida de que el racismo es una cosa extremadamente importante. En lo que se refiere al problema de los matrimonios mixtos, debo de decir que las mujeres africanas, las mujeres del Tercer Mundo, se pronuncian tanto como ustedes e contra de ellos. Cuando me encuentro frente a ellas, como estoy hoy frente a ustedes, las oigo decir: ¡Ojalá nuestros hijos que estudian en las Universidades occidentales no nos traigan nueras blancas! do más desacreditado por los movimientos de emancipación. No es una heroína del Women Lib A veces, la síntesis no tiene éxito. Así sucede entre Lilo y Mehdi. Ella, encantadora, pasaba todas las noches en las boites de la rive gauche parisiense, bailando el twist con gran entusiasmo Era en 1965. De día trabajaba de camarera en un snack El, hijo de un jefe de tribu del Camerún, es un hombre joven y alto, muy digno, doctor en Derecho. SU MADRE NO SABE LEER La madre de Medhi, una noble dama, suspira entre sus trapos: No quería ninguna blanca, ni aunque fuera de buena familia. Pero que nos traiga una francesa menos culta y de peores costumbres que las chicas de aquí, ¡eso es el colmo! lálo achaca su desacuerdo a su familia política. Antes de ir a África me quería Pero ello son unos cursis advenedizos: una chica que trabaja con sus manos les parece la deshonra personificada. Claro? en África ninguna blanca trabaja, y las hijas de los jefes africanos sólo pueden ejercer una profesión de prestigio o mandar a la servidumbre. Para mí, la servidumbre es lo mío. En cuanto supieron que trabajaba- -Mendhi se lo había ocultado- ¡qué desprecio! La madre, que no sabe ni leer, me hablaba de sus hijas estudiantes, que no se presentan nunca a ningún examen... Las hijas me ponían problemas difíciles de resolver... Pueden mirar desde arriba a una mujer de la raza que les ha humillado. Yo les comprendo: en mi familia, obrera, hay un primo que ha tenido éxito en la vida... i Lo que se burlará de los burgueses! LA DIFERENCIA DE RAZA HA ENMASCARADO LAS OTRAS Mehdi ocupa en París un puesto diplomático. Se ha hecho hombre de mundo y sale solo. Sus nuevos amigos ignoran la existencia de su esposa. Niega que color y raza hayan tenido un papel determinante en el fracaso de su matrimonio. Su explicación es vulgar. Es la historia eterna del maneto que sube en la escala social sin que su mujer le siga. Una causa corriente grifieados y se ríen estruendosamente con ello. ¿Aurore? ¿Qué francesa, dice Norbert, tendría su espontaneidad, ese gusto tan ingenuo de la vida? A veces, sus defectos la exasperan: a las prejuicios de la misión añade los de los antepasados. Su piedad le parece una superstición. Hubo algunas escenas violentas suscitadas por la educación laica de los niños. A veces se irrita contra los horóscopos de Aurore, contra sus amuletos, contra su manía del oropel, manía de comprar cachivaches... Pero le gusta sentirse amo y señor, y Aurore le deja siempre a él que decida... aunque tenga que hacerle una pequeña trampa. Aurore no es una intelectual, ni una cabeza loca, ni mía mujer de su casa: es una verdadera mujer dice encantado. Un psiquíatra africano explica: Todo africano oscila entre tres cosas: tradición, transición, occidentalización. Aurore occidentalizada ha sabido aprender una profesión que, por cierto, no ejerce. Pero todo lo que le parece sobrenatural la hace volver a la tradición. Y, generalmente, como todos nosotros, vive en la transición. Su marido parece haberla comprendido a la perfección. Y, sobre todo, ella es exactamente lo que él deseaba: una mujer admirativa, maleable, pero al mismo tiempo picante, inesperada, femenina en el senti-

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