ABC MADRID 05-03-1972 página 134

PABLO NER P ABLO Neruda, poeta habitado, o podría decirse, planeta habitado. En el universo de la poesía giran los poetas que fueron, como planetas muertos, y los poetas que son, como planetas vivos. Neruda, más que ningún otro, es por excelencia el poeta habitado. Su poesía, p o r eso mismo, es, en mundos abiertos, la poesía que más objetos contiene, que más cosas canta, y si no canta, cuenta, y si no cuenta, dice. Dice, y dice, y dice. Los poemas de otros poetas, por lo general, son desoladores. En ellos, la palabra es misterio, enigma, sustancia p o é t i c a y nada más. Una poesía en ei alto vacío. En Neruda, no. La poesía está llena de todo lo que e x i s t e ¿Es que el poeta, como un niño, quiere nombrarlo todo? ¿Es que no se conforma con sólo mirarlo, contemplarlo, tenerlo en las manos, olerlo, gustarlo, sentirlo fuera de su poesía? ¿Por eso lo traslada, valiéndose dei vocablo, de sus características, de sus símbolos. a sus campos verbales? ¿Qué son las Odas deméntales como u nombre lo dice, sino elementos naturales llevados a la poesía? No será difícil, en el f u t u r o hacer un inventario de todo lo que rodeaba, en un momento dado, a Pablo Neruda, en su país natal, o bien en los lugares en que ha vivido. Porque en su p o e s í a está, existe, es o que tía puebla. No la palabra, sin razón de ser, o la palabra que llena, como un ripio, un vacío en un verso, no, sino la palabra puesta en función de existenciaexistencia, y existencia poética. Es el poeta que vive con las cosas por las cosas, y que las proyecta a veces colindando con la prosa, dejando el campo áureo del poema. Pero a esta sencillez de lo nominativo llega, no directamente, pues, como todos los poetas, pasa por aquél tener el alma en pena, quererse explicar la existencia, dolerse de la vida, época de la Canción de la fiesta Crepusculario y luego ya más cerca del lugar a donde se dirigía, como un minero ciego golpeando las paredes de sus sueños, después de los Veinte poemas de amor y una canción desesperada las incursiones más definitivas, en el terreno de una poesía profundamente humana, lírica, candente con su Tentativa del hombre infinito en l a s series de Residencia en la tierra El p o e t a supera, rebasa el dolor propio, personal, individual, y siento no sólo su pensar, su penar, el sufrimiento del hombre que hay en él, por momentos fracasado, por instantes náufrago en su propio mar, sino el dolor de! mundo, todo el dolor de pueblos mre sufren, padecen, lloran, y es en contacto de esta realidad que no puede ocultarse que Neruda deja agüellas formas de poesía, para algunos hermética, y se lanza al Canto General que como alguna vez dije, cabe emparentarlo c o n la crónica de Bernal Díaz del Castillo, el cronista soldado que acompañó a Cortés en la conquista de Méjico. r H Pocas veces tendremos l i oportunidad de M l! r a una cumbre literaria en la que un premio Nobel d Literatura reflexiona sobre la obra d otro premio Nobel de Literatura. Dificultad mucho mayor si nos circunscribimos al ámbito de la lengua castellana. V, sin embargo, una d esas raras ocasiones, uno de esos mano a mano im Mmsablos e insólitos es el que ofrecemos en las columnas de Los domingos de A B C Miguel Ángel Asturias, premiado n 1968, analiza la personalidad y la obra de Pablo Neruda, galardonado en 1971. Pablo Neruda, el poeta cuyos versos mis mundos abiertos contienen, mas cosas cantan y cuentan y mis nombres dicen y dicen de todo, es como un planeta habitado que va dejando en cada uno de su poemas un in truniento útil de trabajo, un signo de reunión donde se cruzan ios caminos de la humanidad y una señal de caminante ilusionado en medio de las Infinitudes planetarias En los poemas de Neruda hallan lugar las piedras de Chile, los pilaros y misterios de Perú, el manantial del amor, las cocinas exóticas y los sabores encontrados al degustar un vino fuerte o una bebida rara. El cumple su majestuosa y humilde faena- -dice Asturias- -de amatar, meter al horno, dorar y entregar el pan de cada día, como una obligación comunitaria. ífc Pablo Neruda aoarlola el agua elemental en una fuente de Barcelona. ¿Qué on las Odas elementales oomo su nombre Indica- -afirma Miguel Ángel Asturias- -sino elementos naturales llevados a la poesía? No será en el futuro hacer un Inventarlo de todo lo qu le rodeaba, en un momento dado, a Pablo Neruda, en su país natal, o bien en los lugares en que ha vivido. Es el poeta que vive oon las cosas, por las oosas, y que las proyeota a veoes colindantes oon la prosa, dolando el campo áureo del poema. Pero a sita senolllez nominativa llega, no directamente Pues, oomo todos los poetas, pasa por aquel tener el alma en pena, quererse explloar la exlstenola...