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ABC MADRID 20-02-1972 página 163
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ABC MADRID 20-02-1972 página 163

  • EdiciónABC, MADRID
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Hice veintidós pelfoulas en diez años. En un solo año hice cuatro. Parece el título de un musical: diez años, veintidós pelíoulas y veintiocho tintes de pelo. Cuando lo pienso me dan escalofríos. (A la izquierda, Ann Margret en una escena del ballet motorista en Las Vegas. A la derecha, con la actriz R o g e r S m 11 h el día de su boda. daba más remedio que tañe a hacer los deberes al depósito de la empresa, donde estaban los cadáveres. La cosa duró tres años, cuando yo tenía once, doce y trece, unos años en que toda chica es muy impresionable. Por entonces ya tomaba lecciones de piano, y el único piano, mi piano, estaba en la sala de exposición de la empresa de pompas íúnebres. Yo iba allí por las tardes y no había más luz que una lámpara. Así practicaba yo, ¿comprende? allí; siempre con las cajas abiertas y los muertos que me miraban. Pero eso no me molestó nunca, nunca... No veía nada de raro en ello, (porque yo pensaba que esa persona estaba en paz. ¿Comprende? Lo que realmente me confundió íue cuando- -ya sabe lo que ocurre con las chicas de once, doce, trece años- -las amigas empezaron a preguntarme qué sentía al estar sola con los cadáveres. Yo antes nunca había pensado en eso, ¿comprende? Aquel fue el primer momento en que empecé a pensar que había algo de extraño en lo que hacía. Estaba entre cadáveres hasta medianoche y luego me iba a dormir; y ni siquiera una pesadilla. Hay que saber realmente qué significado tiene vivir con Jos muertos. Yo no podía comprender que alguien sintiera miedo frente a un cadáver. Para mí era como... ¡Se les trataba con tanto respeto! Estaban allí. La caja permanecía abierta, con todas las flores alrededor. Y yo me quedaba allí, en la completa oscuridad, a no ser mi pequeña lámpara sobre el piano. Pues bien, ¿quieren creerlo? es como si me acompañasen. A veces hasta tenía la sensación de que me acariciaban... ¡Es cierto! ¿Nada de miedo? ¿De verdad? -Sólo una cosa me daba miedo. Los ratones. Eran ratones muy grandes y panzudos. Parecían gatos gordos. Llegaban hasta allí desde las celdas mortuorias, y se deslizaban bajo mis pies. Esos eran los únicos momentos de verdadero miedo. prendía el mecanismo. MI actuación ante las cámaras iba. de regular a horrible. Al principio era una blandengue, pero sin alma, y me consideraban prometedora Luego la promesa se esfumó, en un aluvión de papeles equivocados. Parecía tener la especialidad de rodar la película equivocada en el momento equivocado. En cierta ocasión, la locura llegó hasta el punto de Interpretar la nueva versión de Sombras rojas ¿Se lo imagina? Sombras rojas un clásico del cine que todos han visto por lo menos dos veces, a la que muchos le tienen una especie ide veneración. La gente me veía en un papel que había entrado en la tradición y en la leyenda. ¿Se imagina cómo se reirían? Era como los que vuelven a escribir la Divina Comedia en lengua vernácula. Pero lo triste es que yo estas cosas no las veía, no las comprendía; al contrario, me empeñaba a fondo para hacer un buen papel, para sacar una interpretación dramática convincente Basta: llegó un momento en que nadie pensó ya en mí como en una actriz. Me había convertido en un símbolo sexual de tercer orden. Y las críticas, ¡Cómo eran las críticas! Comprendo los errores que he cometido, pero no creo que las críticas debieran ser tan duras. Hubo actrices mucb peores que yo en ese tiempo, y, sin embargo, nadie las crucificó tan despiadadamente. Creo que conmigo tuvieron una mala intención especial: aún ahora, no sé por qué. En 1966, en el momento más bajo de mi carrera, un crítico me describió como una criatura de rostro pálido, con una fluctuante cabellera roja, que emite extraños sonidos a través de la nariz Otro dijo que v tenía un encanto de pulpo Un periodis- f 43 Hice veintidós películas en diez años ¿Cuándo terminó el capítulo de la casa de los muertos? -A los catorce años. Yo sabía cantar, bailar, moverme, tenía un bonito cuerpo. Fui a presentarme a una casa discográfica. Mentí sobre mi edad. Dije que tenía dieciocho años. Me creyeron y me contrataron paira cantar. Llegó todo muy de prisa: una película con Bette Davis, las películas con Elvls Presley, el sobrenombre de Gata del sexo las exclamaciones y los silbidos a mi paso, las luces de Hollywood i- -Naturalmente, todo esto sería maravilloso, después de los ratones en la celda mortuoria. -Naturalmente. Hagamos un poco de balance de mi carrera en Hollywood. Había equivocado casi todo. En primer lugar, trabajé demasiado y mal. Hice veintidós películas en diez años. En un solo año hice cuatro. Parece el título de un musical: diez años, veintidós películas y veintiocho tintes de pelo. Cuando lo pienso me dan escalofríos. Por supuesto, yo ponía todo mi empeño. No se trataba de que me prestara a hacer cualquier película sólo por dinero; no, es que realmente no alcanzaba, no com-

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