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ABC MADRID 13-01-1972 página 14
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ABC MADRID 13-01-1972 página 14

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC, JUEVES 13 S lÍNERO KE 1972. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 14- de la filosofía de resolución social, que ABC DIRECTO Í Toreuato MJCA de TENA DIRECTOR ADJUNTO: Pedro de LORENZO SuBDiaEcroREs: Jesús REVUELTA IMAZ y Luis María ANSON R E D A C C I Ó N ADM 1 N 1 STRACIOH Y TALLERES: SERRANO, 61. M A D R I D APARTADO. 43. TELEFONOS. -Redaectén y Talleres: 2251710 y 2759408. Administración: 2255020- -i Editor: PRENSA ESPAÑOLA, S. A. INICIATIVA SOCIAL Dos significativos fenómenos coinciden en la Historia de hoy: la consolidación de la sociedad de consumo (capaz de satisfacer un abanico cada vez más amplio de necesidades) y la época en que más se pide, más se exige, más se reclama a las organizaciones estatales. No es vana ni gratuita la coincidencia. Viene a demostrar que por su propio impulso la sociedad es capaz de resolver muchas cosas y aún potenciarlas, mientras se muestra insolidaria con las atenciones públicas que, de forma sistemática, se exigen del Estado. Cuando esto ocurre, cuando la sociedad delega sus funciones en el aparato estatal o éste las absorbe; cuando la sociedad renuncia a su capacidad de decisión y prescinde de su v i r t u d resolutiva; cuando el Estado está absolutamente por encima de la iniciativa individual del ciudadano o de los grupos sociales, se empiezan a pisar las lindes del Estado paternalista. En múltiples comentarios publicados en estas páginas nos hemos referido al hecho de deberse el crecimiento del gasto público, en gran parte, a la presión que hace la sociedad sobre el Estado. Se demandan nuevos o mejorados servicios o se piden soluciones a necesidades sociales para que unos y otros sean resueltos desde las esferas estatales. Así vemos cómo aumentan constantemente los compromisos del Estado- -muchas veces con notable quebranto y desequilibrio de sus presupuestos- -y disminuye al tiempo el espíritu de responsabilidad social. Parece llegado el momento en que la sociedad acepte el resolver algunas o muchas posas por sí misma, salvando aquellas cuestiones que pertenecen a un orden o a una planificación superior. No tanto por lo que ello signifique de colaboración en grandes tareas públicas, sino para la potenciación conveniente de múltiples actividades sociales. Que la sociedad puede hacerlo está demostrado: el Welfare State vertiente última, o meta final, del Estado Social de Derecho, está siendo posible más por obra de las organizaciones privadas, que ponen al alcance del hombre los instrumentos del bienestar, que por actuación de los programas políticos que incluyen este objetivo en sus líneas generales. Tal espíritu de responsabilidad social, que dista mucho del intervencionismo, encaja en la doctrina de la Iglesia, en cuyos textos se promueven dos valores conjuntamente: el individual- -con todo lo que significa de respeto y garantía de los derechos humanos- -y la afirmación de que las competencias sociales en ningún caso deben ser absorbidas por el Estado. Si lo fuesen, se estaría dando paso a la estatolatría y haría su aparición- -aun inpensadamente, aun sin quererlo- -el totalitarismo. Pero ese espíritu, esa ideología, no surge de la nada: se enraiza en un aliento nace, a sa vez, de unos sos y de una educación cívica. Si se acepta como óptimo el Estado- beneficencia es porque la sociedad ha sido educada en esa idea. El resultado, que podría ser el constante sacrificio del erario público y un cierto grado de apatía colectiva ante cuestiones de interés general, no será nunca el más deseable para ninguna de las dos partes. Al final quedará resentida la organización estatal y perderá eficacia la capacidad resolutiva de las estructuras que dan vida al cuerpo social de la nación. Si la voluntad de resolución y el espíritu de iniciativa están aletargados, si sólo se manifiestan en un horizonte puramente individual- -quiza como respuesta a la absorción de funciones por el Estado- quedarán también adormecidas las posibilidades de acción de las entidades básicas. Precisamente, las que están más cerca del cuerpo social y las que más pueden fomentar- -o, al menos, canalizar- -la responsabilidad ciudadana. Ahora se habla de descentralización. Descentralización política y administrativa. Se espera el milagro de una ley, como si de su articulado dependiese la fuerza mágica de una España más sólida en su base, al tiempo que más flexible en sus órganos centralizados. Pero sólo habrá descentralización, sólo será posible con plena seguridad, cuando exista socialmente ese impulso de resolución social que no tiene, fundamentalmente, apellidos regionalistas o localistas. Que tiene únicamente un objetivo: eficacia. Habrá cambiado mucho el país, y habrá dado un paso de gigante en su evolución, el día en que las múltiples Comisiones que piden audiencia en los despachos oficiales vayan a proponer soluciones más que a pedirlas, vayan a ofrecer más que a reclamar. No sólo se habrá producido un cambio de mentalidad, sino que los deseos colectivos y las necesidades públicas tendrán una solución más fácil. Y, posiblemente, más positiva. Hora parece ser, cuando tanto se prodigan las apelaciones a lo social, de poner, tensa y eficaz, responsabilizada y decidida, a la- sociedad en pie para muchas cosas que por la andadura social, y sin más, pueden resolverse. planetario EL PRÓXIMO Y EL PRÓJIMO Un Carave- lle de Iberia choca contra un monte en Ibiza y perecen sus ciento cuatro ocupantes. Los diarios dedican grandes titulares al luctuoso acontecimiento. Dos trenes se estrellan cerca de Medina del Campo y hay en la catástrofe dos muertos y sesenta y ocho heridos. De nuevo se conmueven los medios informativos. Hay dos errores, probablemente humanos, en estos dos lamentables sucesos, aunque no es posible descartar, antes de investigación cuidadosa, si lo que ha fallado ha sido un altímetro en el primer caso, una señal automática, en el segundo. Estos dramas nos agitan, nos asuntan, siempre que se producen. Conturban nuestra confianza en la técnica mucho más que el sentimiento de solidaridad humana. A lo más que hemos llegado tras dos mil años de cristianismo es a sentir amor al próximo. No sentimos amor al prójimo. De ahí que esta suerte de catástrofes, cuando directamente en alguno de nuestros próximos no nos afligen, nos dejen, en el fondo, indiferentes ¿Lo que nos preocupa no es el tristísimo montón de cadáveres sin rostro, sino la noción de inseguridad que nos turban con respecto al tren, al avión, vehículos habituales del hombre moderno. Queda el dolor para los próximos, para, los familiarmente cercanos a las víctimas. Apenas si necesitan justificación las compañías aéreas, las organizaciones ferroviarias. Todos sabemos y silenciosamente admitimos que el progreso técnico exige altas contribuciones en vidas humanas. Es una parte del juego y lo que deseamos secretamente es que esa contribución inevitable no sea pagada en moneda salida de nuestra familia, es decir, en especie de próximos. Un pequeño recuadro aparecía por los m i s m o s días en los mismos diarios. Ciento treinta muertos y más de tres mil heridos- -se titulaba- -en accidentes de circulación. En sólo diez días, un país en vías de desarrollo- -gratísimo eufemismo- -como lo es el nuestro sembraba sus carreteras con esa cifra de muertos que supera en no poco la de esas dos tragedias, aérea y ferroviaria, que nos sacuden en los medios de comunicación de masas. Esta catástrofe dispersa es mucho más grave que las otras dos, pues no tiene su origen en dos errores, humanos o mecánicos, sino en cientos de errores que se producen todos los días, a todas las horas, en todos los sitios, y cuya curva estadística asciende con una aceleración constante. En tanto que unos centenares de hombres, afortunadamente poco propensos al fallo, circulan por el aire o sobre railes, cuidadosos de las vidas humanas que transportan, cientos de miles de hombres y mujeres- -evidentemente muy propicios al error- -van y vienen alegremente, irresponsablemente, esparciendo cadáveres sobre el país, lo que viene a ser una especie de gota a gota de la muerte, menos espectacular que una transfusión, pero inmensamente más dramático. ¿Cómo cohibir esta sangría dispersa, casi irresponsable? Dos mil siete accidentes de circulación ocurridos durante esos diez días suponen otros tantos fallos. Una cifra de errores terribles, amenazadora, ante la que nadie parece asustarse, en tanto nos agitan de manera espasmódica esos dos fallos- -del avión, del tren- cuyas causas son rápidamente investigadas para tratar de evitar que se repitan. Cerramos los ojos ante nuestros errores. Sólo nos indignan los de los otros. Es una deformación social de la conciencia. -Lorenzo IOPEZ SANCHO. ENTIENDA, HABLE INGLES, FRANCÉS 0 ALEMÁN Por el sistema ultrarrápido de tos Qiúck Crash Courses 1972 de GOLDEN I N S T I T U T E En CURSOS DE UN MES SOLAMENTE o en otros similares de dos, tres, cuatro o seis meses (en programas de ocho, seis, cuatro, tres o dos horas diarias) GOLDEN INSTITUTE Mantesa, 27, primero izquierda (esquina a Lista, 79) Teléfonos 401 35 63- 401 78 56 plazo matrícula para enero, hasta el día 13. MUEBLES DE OFICINA Oportunidad directa en liquidación por fabricantes propios. Montera, 24, segundo, local J. 222 91 67, ext. 21.

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