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ABC MADRID 18-12-1971 página 3
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ABC MADRID 18-12-1971 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO POR PRENSA ESPAÑOLA, SOCIEDAD ANÓNIMA MADR D FUNDADO EN 1906 POR DON TORCUATO L 1I CA DE TENA ABC A gente vieja, o mal encajada en lo moderno, se siente hecha un ovillo ante el adjetivo abstracto que tan de moda se halla en nuestros días. Con arreglo at diccionario, abstracto corresponde a cualidad con exclusión completa del sujeto que la tiene; y claro está que quien no se halla preparado por su propio ambiente a sentir to dicho, queda abstraído- -cabe decir- -de la propia voz qué aquí examino. Personalmente, consigo abstraerme de la espantosa lucha que hoy sostienen tos pakistaníes y los indios, mas sin llegar a eliminar del todo a sus autores. Me doy cuenta de que la Humanidad ha Segado a tener una resistencia física y moral muy superior a la de tiempos anteriores. Los corresponsales que hoy soportan las continuas explosiones que se producen en la capital del ya casi Bangla Desh, dan la impresión de algo más grave que Numancia, o que Gerona; de algo más serio incluso que tos bombardeos sufridos por Hamburgo y Tokio durante la última Gran Guerra. Y aquí pretendo, al separar de la actuación a quien actúa, llegar a que to abstracto en cuestión de guerra se amplía en modo tal que, lejos de hallarse constreñido a tos actuales combatientes, se extiende a todo el país y a todo ser humano. La capacidad de resistencia ha alcanzado una alta cota en las dos guerras mundiales, mas sin que, en este asunto, al abstraerse de toda cualidad al sujeto que la tiene, se pase fácilmente de abstracción a abstracto. Por el contraer, al abstraer, se concreta intensamente. El hecho de abarcarlo todo, no implica apartamiento del suceso, sino contacto con el misino. La Humanidad es más fuerte y más valiente en nuestros días. Sabe encajar sin condiciones. Sabe abstraerse de lo que es más concreto para ella: la existencia. Ella es, sin duda, cual lo que en nuestro pensamiento queda abstraído porque se contacta, aun a pesar de la tremenda guerra, con el angustioso ambiente de la población de Dacca, en la que amigos y enemigos se entrematan cruelmente, a pesar del sentimiento que los une. Ellos piensan, en efecto, de igual manera, y sufren lo mismo. Su salvación está en la muerte o la victoria. Unos y otros son espléndidos soldados. Inglaterra, que supo aprovecharlos, tos instruyó a su modo y los utilizó en lejanas luchas. Eran hermanos, cuando había colonialismo. Hoy siguen siéndolo, porque el color los une, y la fe los amalgama. No son culpables de que lo abstracto se transforme en imponente realidad. Carlos MARTÍNEZ DE CAMPOS Or ín Ttrtxl A Efiptiñoíft REDACCIÓN J ADMINISTRACIÓN Y TALLERES: SERRANO, 61- MADRID COLOQUIO STOY escribiendo un libro que se llamará El español ante el diluvio ¿Cómo es eso? -Jehová, como dueño de todos tos elementos, empleó para sus castigos las dos grandes criaturas destructoras: el agua y el fuego. Llovió fuego sobre Sodoma y Gomorra. Pero el castigo ígneo tiene que luchar contra su propio sentido estético y mitológico. Está demasiado cerca del rayo de Júpiter. Una revista de París abrió un concurso: Si se produjera un fuego, un incendio, en su casa, donde usted guarda libros, cuadros, estatuas de tos mejores artistas, y usted pudiera salvar una sola cosa, ¿qué salvaría usted? Jean Cocteau contestó: ¡El Fuego! -Comprendo. Por eso Jehová cambió su sistema penal y utilizó el Agua: el Diluvio Universal. -Parece ser que los grandes autócratas históricos emplean este segundo término como metáfora de prevista catástrofe: después de mi, el diluvio. Desistimiento y fatalismo que equivale a empezar, en vida, no sé si a diluviar, pero, por lo menos, a tolerar un poco de chiri- miri o hasta esos chubascos que siempre anuncia sin dramatismo Mariano Medina. -Pero el Señor prometió que no lo volvería a hacer. Lo que no basta a algunos hombres que no se contentan con esa amnistía, sino que quieren convertir la pena en provecho. Así aquel compadre mío que preguntaba al cura: -Si yo me escapo con la mujer del notario o asalto la caja fuerte del Banco Rural, ante conducta tan pecaminosa, ¿cree usted, señor cura, que Dios mandará otro diluvio? -Es posible... ¡Lo necesitan tanto mis remolachas! -En cualquier caso, el Señor, en 1 Diluvio Universal, proveyó la redención de la pena: el Arca de Noé. Creó un problema mitológico, el diluvio, y le dio una solución de ingeniería naval: el Arca. -Las dimensiones del Arca son anotadas en el Génesis: trescientos codos de largo, cincuenta de ancho y treinta de alto. No es que fuera una lancha rápida; pero tampoco el Queen Mary -Supongo que tiene un valor alegórico esa orden divina de cobijar en el Arca una pareja de cada especie. No hubieran cabido. Pero quedó señalado el valor fundacional de las parejas o colleras. Pareja en todos tos niveles con Castor y Polux, Indibel y Mandóme Abelardo y Heloisa, Popof y Tedy; pareja son los enamorados, los guardia- civiles y las monjas de clausura cuando salen a la calle. -La verdad es que como el ritmo velocísimo del tiempo actual, lo del diluvio como vaivén y columpiador, tras unos años de autoritarismo, va perdiendo su calidad de profecía política infalible. Balaguer, en Santo Domingo, es del equipo de Trujilto; Caetano es del equipo de Salazar; Pompidou, del equipaje de De Gaulle. Ahora no mueren del todo los gibantes. En cualquier caso, lo que debe desprenderse del Arca es que la salvación, en el Diluvio, es una operación minoritaria: de parejas, equipos, dinastía... -Lo que es preciso es que exista una sucesión preparada y constructiva que espere, lista, en el portalón del Arca. -Lo malo sería que cuando Jehová diera la orden de embarcar, le conteste una voz de angustia: -Imposible... ¡se ha ahogado Noé! José María PEMAN l) t Ui fteu. 1 Academia Española LO A B S T R A C T O LECCIONES DE G M A O BU E L ERARDO Gombau- -del modo más doloroso para sus amigos, que eran cuantos son en la música- -se ha evadido, desvanecido, evaporado. Sigue pareciéndonos increíble. ¿Y cómo no, si acabábamos de charlar con él en Espejo, 15, Exposición- -conmovedora- -de Bela Bartok, apenas cuatro días antes, lleno de proyectos, rumorosa su cabeza de músicas y premúsicas interiores que la iluminaban por trasparencia? Primera lección ésta. La de su marcha resbalada, su paso imperceptible de la música de los sonidos a la música del silencio. Músico de los silencios, del silencio, sí que to era él, como la deMP verso de Mallarmé. Los sones por él creados limitaban por un costado con sus delicadísimas percusiones que nunca se confundían con los inorgánicos ruidos; por el lado opuesto, con los medidos, guardados silencios. Le veo en mi casa midiendo, reloj en mane, tos segundos que duraban los versos de una canción, de una escena, para luego adaptar su creación a la órbita justa de la duración. Y con qué arte, gracia, honda comprensión de lo que es la poesía y de lo que es la concavidad y resonancia del escenario. Otra lección: la del servicio generoso, que no vacila en hermanar su nombre tocayo con el de un aficionado para firmar Juntos to que en mí no era sino melodías, pinceladas de timbres, y en él maestría realizadora perfecta. Y tantas otras bondades, ayudas, contagios de optimismos, encomios inmerecidos y alegrías cuando a uno le marchaban las cosas bien. El amor es lo contrario de la envidia, gozo del bien ajeno. Y pena de la pena amiga. Por haber amado mucho, no se borrará, ni siquiera en esta tierra, la memoria de Gerardo Gombau, ni se eclipsará su obra musical, de una calidad que él mismo no sospechaba, y a la vez tan modesta y segura de sí misma que ha podido pasar inadvertida al lado de otras jaleadas por ía publicidad. Todavía otra lección, y acaso la más rara y meritoria. La de su entrega a la inabdicable capacidad de juventud y de ilusión de avance creador. Conozco poquísimos casos de artistas que, pasados sus cincuenta años, vuelven a empezar trabajando a partir de un nuevo concepto la materia de su arte. Y esto cuando el cambio experimentado por la música alcanza y conmueve a sus más firmes fundamentos. Gombau, siempre enterado de lo que los nuevos hacen, no seto los comprende, sino que se sumerge en su propia tarea de ensayo y solución, convencido de que él seguirá siendo, a pesar de todo, él mismo, y de que lo aleatorio, lo combinatorio y to explorador enriquecen la tradición y se hacen en cada instante nueva y legítima tradición para el inmediato mañana. La ventaja de esta metamorfosis de tos tejidos musicales, plásticos, poéticos en nuestros años, es que no exigen la renuncia. Sencillamente establecen la simultaneidad posible y deseable de una creación absoluta y de una creación relativa. No hay que quemar ni barrenar naves. Todo está presente, todo es presente. Así en la música compuesta en sus últimos años por Gerardo Gombau. Tal vez yo hubiera podido dar a estas líneas un tono más patético, más dialogado entre dos Gerardos Estoy seguro de que él, con superiores medios, me está escuchando, hablando desde esa su tierra que se declina por luz sobrenatural. Gerardo DIEGO De Ut Kttti Aratifitiio Es u litolft G El primer auxilio para el bebé

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