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ABC MADRID 29-04-1971 página 133
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ABC MADRID 29-04-1971 página 133

  • EdiciónABC, MADRID
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EL DUEÑO BEL MIEDO (Viene de la pág. 5 de Mirador. impone con puño de hierro por la fuerza aplastante de su lógica. En vez de fusilar, da destinos; en lagar de destruir, corrompe. Juega a dos tapetes y se cubre a tiempo como los apretadores de frontón. Ni se sume en el caos ni sie suma al despotismo. Imparcial y ojo avixor, aguarda a lo árabe el paso de los cadáveres de sus enemigos. Únicamente terse al comandante Sepúlveda, que se le escapa. Con el apoyo de los tenientes coroneles Matos y Mendoza mantiene en jaque a sus adversarios. Don Ginés, gran estratega, juega al ajedrez con la vidas de unos y otros. Si le matan es porque no le comprenden. Sólo le entienden los gatos. Más pasional, no menos sinuoso, el coronel Velázquez, que se somete al fin a la férula del brigadier. Al término de la historia, pasado ya el peligro, hereda el gobierno ambicionado mas tiene el rasgo de la renunciación y abandona la ciudad, donde don Ginés le obligara a bajezas como el juicio de Pajares, juicio en el cual, reo y jueces habían conspirado conjuntamente. Esa noche la pasaron en capilla no sólo Fajares, sino también los miembros del tribunal, que se: sentían asimismo moralmente condenados a muerte en virtud del mismo d e l i t o que ellos castigaban (página 1 9) Menor entidad, mas siempre humanidad, poseen otros personajes: el fogoso Pajares, el cínico Reguera, el iluso Vargas, el intransigente coronel Castañeda, los adustos Matos y Mendoza, el hábil comandante Soto. Ahora bien, incluso figuras borrosas cual Ruano, Ricardo y Valladares, no carecen de interés. Bien visto el hombre que, en la penumbra, mueve los hilos de la conspiración: don Servando, masón y u n t u o s o gaditano espécimen de su época. El dueño del miedo está contado con difícil sencillez. La placidez habitual de los relatos de Ramón Sons forra en terciopelo la bomba emocional. Incluso en esta novela, apta para todas las truculencias y desafueros, la acción discurre suave, serenamente, en diálogos cortados y precisos, sin apenas digresiones, con escaso espejismo e intromisión del autor. Relato lineal cuya llaneza encubre un entramado de pasiones soterradas. Algún detalle cursi en apariencia- -el acercamiento de María Candelaria al capitán Vargas- -no pasa de ser reflejo dé la afectación romántica y se ve más que contrapesado por la sonriente decisión con que ella le seduce y le destruye. La vida real, la tacha de los sexos, está expuesta sin morbosidad ni pudibundez, con l i m p i o realismo, en las aventuras eróticas de Mónica y Pepa Fabacho. ¿Falla algo en una n o v e l a tan bien construida? No el lenguaje, quizás el más Antropología metafísica (Viene de la pág. 4 de Mirador. grafía humana en el momento de su trance definitivo. La cuestión- -is trágica cuestión en fin de cuentas- -es saber si además de esa vida concebida orno eStoOotura empírica es posible una vida con otra estructura. Si para desjcnbrMa paitimos de nuestra propia experiencia, esa perspectiva se plantea como intrínsecamente problemática. En la distensión entre las dos incógnitas quién soy yo y qué será de mí eomsiiste el carácter dramático de la vida tamaña. Tado aquí se vuelve en cierto moldo paradójico. Si el hombre se sitúa en la perspectiva de la inmortalidad, dé la vida per (htrable, lo que resulta problemático es su existencia real. Porque contemplaida ésta desde el plano de la eternidad, urge una incontestaible ántenrogante isobre 1 para qué del vivir humano. Si hemos de ser eternos, ¿qué razón tiene entonces nuestro existir? Si estamos deetinaidcs a otra vida sin los internos conflictos de ésta y, sobre todo, m su carácter fugaz y pasajero, sin u mortalidad constitutiva, ¿para qué ésta? ¿No hubiera podido Dios ponernos directamente en la otra instalarnos definitivamente en la vida perdurable? Marías vuelve su mirada desolada de pensador acongojado hacia las viejos fórmulas de la escolástica para decirnos- que las rasiones que hasta entonces se nos han diado para explicar este fenómeno, resultan insuficientes. La idea- dice- -de que Dios nos prueba en esta vida, nos somete a una especie de ¡examen moral para ver cómo nos portamos antes de premiamos o castigarnos, es demasiado tosca e insatisfactoria. Partiendo del hecho de que ia Antropología Metafísica de Marías constituye sin duda su obra más admirable, profunda y sozonada, importa añadir que hay instantes en que su pensamiento alcanza niveles de auténtica grandeza filosófica. Tal es al caso de esas páginas en ios que la vida humana terrenal se presenta como un programa, como una expectativa y como una experiencia y a la vea en la desmida verdad de su frustración. La felicidad aparece así como na imposible necesairiov Ponqué el hombre necesita ser feliz y no puede sedo. La vida mortal es el tiempo en que el hombre se elige a sí mismo no en el sentido de lo que es sarao dé quién es y en quién quiere ser y nunca llegará a ser definitivamente. He aquí la clave de ese desasosiego vital que cerca a toda vida, consciente de su propia limitación. Y así, según el punto de vista de instalación de la perspectiva, la filosofía puede imaginar esta vida como la elección de la otra y la otra como la realización de ésta. Como se dice en el verso del Dies Irae Todo lo que está oculto aparecerá ¿Quiere eso decir que todo lo realmente querido era patenté alguna vez? En este caso lo que deseamos, lo que está inserto en 1 vértice de nuestra voluntad con afán de perduración constituirá la realidad de sa otra vida futura. Esta dependerá de la autenticidad de la plenitud con- que hubiésemos deseado o mecido aligo. Por eso hay que interesarse, mientras el pulso late, en cosas a las que la muerte no sea una objeción, en algo que pueda penduirar más allá de ella. El abrazarse a esos grandes anhelos puede ser 1 único camino para la conquista de la inmortalidad. Julián Marías afronta la triple proiAemática- -hombre, vida, muerte- -desde el plano de la más cnlta, grave y depurada mentalidad filosófica. Y con ello con incomparable dignidad intelectual. Con destreza de maestro, Ponqué, como él mismo dice, la filosofía es, ante todo, la visión (responsable Pedro ROCAMORA NUEVA BIBLIOTECA WASHINGTON IRVING Washington Irving dará su nombre a la nueva biblioteca de la Embajada de los Estados Unidos en Madrid, que viene a sustituir a la desaparecida de la Casa Americana La nueva Biblioteca Washington Irving está instalada en la calle de San Bernardo, 107. Además de los habituales servicios de biblioteca y préstamo de libros, ofrecerá gran variedad de actos culturales y artísticos. No podía buscarse más adecuado nombre para una biblioteca americana en España que el de este escritor que fue embajador de su país en Madrid y autor de los famosos Cuentos de la Alhambra transparente de Sotes, el más medido y meditado, -sino tal vez esa atmósfera de terror de la que tanto se habla y que a veces desearíamos más intensa y extensa. Lo macabro de las ejecuciones, la vileza del asesinato del brigadier, saben a poco. Acaso porque el autor ha preferido evitar todo efectismo, centrándose en la complejidad mental de dos personajes de excepción: Sarmiento de Gamboa y Velázquez. Insistir, h a s t a descriptivamente, en los sentimiento de una población aterrorizada, en la atmósfera de horror y desaliento, h a b r í a redondeado la nóvela. Tal como está, constituye una muestra acabada del talento de un novelista que llega a la interiorización por la naturalidad. Antonio IGLESIAS LAGUNA ESCAPARATE DE LIBRERÍA BD. PLANETA: El dueño del miedo de Santón Solis. ED. RRUGUERA: Gandhi de Robert Payne; Historia ilustrada de la Resistencia de Kart Z ntner; Labores de Ana María Calera; Historia universal de las secta ULTIMAS WOVEDADES y sociedades secretas volumen segando, de Jean- Charles Pichón; La revolución árabe de Guido Valabrega; Poesía femenina española IKt- tMg de Carmen Conde; La- vid de tos cardíacos de Marios Audier; La pasión turbulenta de ItSktím Benzoni. ED. DARSANA: Sexo quebrado de Ramir A. Caite. B PENXJÍSD 1. A: Cómo se vende un presidente de Joe McGinnis.

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