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ABC MADRID 02-08-1970 página 9
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ABC MADRID 02-08-1970 página 9

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página9
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LA NOCHE AMENAZADA L perro sueña con pan, y el pescador con peces. Lo que no dice la sentencia es que el hombre pesca durante el sueño y se alimenta por el día con los peces de BU pesca onírica nocturna. Porque de igual manera que la conciencia extiende sus ramificaciones hasta nuestras noches, así también el inconsciente emerge en nuestra vida diurna. Esta asimilación por el consciente del contenido del inconsciente, el que los sueños lleguen a condicionar en parte nuestra vida diurna, es quizá la más importante aportación de Jung al estudio del mundo de los sueños y desmantela el rígido edificio de las teorías freudianas. Cierto que ya Kant, más de un siglo antes, había hablado de el campo infinito de las representaciones oscuras Teniendo en cuenta que casi la mitad de nuestra vida se desarrolla en un estado de inconsciencia más o menos completo, es fácil de colegir la importancia que ese mundo de las representaciones oscuras tiene en la vida del hombre, y lo grave que puede resultar alterarlo o distorsionarlo. En una biografía que acabo de leer sobre Von Braun se revela un proyecto de su viejo maestro Hermann Obert, en vías ya de realización, inmediata: la malla orbital formada por anillos de rotación inversa y que sostendrá una serie de grandes espejos para, a voluntad del hombre, proyectar la luz solar sobre las zonas en tinieblas de la Tierra. Inquietado, deslumbrado como por el éspejito del chico juguetón de la casa de enfrente, el hombre se encuentra ya con su noche amenazada. Cierto que podrán cerrarse las contraventanas. Pero sin noches ¿cómo dormirán el vagabundo y el niño, el perro y la chotacabra, que nada entienden de horarios ni saben de contraventanas ni previsiones? Al faltarnos la noche, aparte las estrellas, perderemos el ojo rubí del caimán, y el amarillo del mapache, y los aromas del campo: ¡Qué olor más bueno traía la noche por los senderos! canta el verso de Juan Ramón. Tampoco habrá gatos pardos, ni la mujer podrá alargar hasta los sesenta su belleza... El hombre ha demostrado durante la noche una mejor condición que a la luz del día y a plena vigilia. No es cierto que la nocthe honre al día como los malos honran a los buenos, contraposición metafórica de la que gustaban mucho los ¡poetas del XVIH. El amor, el pensamiento, la tristeza, el aleccionador simulacro de la muerte, el disciplinante afán de perfección moral y pureza carnal... nos llegaron durante la noche. En la noche, el hombre, como el buho, ha abierto desmesuradamente- sus ojos para tratar de descifrar todos los enigmas que le rodean. La noche puso tregua en la primera guerra de hermanos contra hermanos. Sin la noche, el hombre hubiese sido continua y alocada actividad, incandescencia devastadora. El día comienza en el minarete mahometano cuando no es posible distinguir entre un hilo negro y otro blanco; la noche, cuando no es posible ver hilo alguno. En este instante empieza a tejer el hombre E i- con las devanaderas de su espíritu. Con un sol permanente se inmolaría contra la luz, enloquecido, como los insectos y las mariposas. La misma Naturaleza nos demuestra que la mayoría de los animales nocturnos son más sensitivos que los diurnos: el murciélago, de perfectísimo eonar la luciérnaga- -cuya luz tenía Shakespeare por fuego ineficaz -es capaz de trasmitir a distancia su mensaje amoroso en clave que sólo puede comprender su pareja; el buho, que para ver necesita sólo una centésima de la luz que precisa el ojo humano; la almeja perforadora, que porta su propia lámpara de minero; la sensitiva medusa... Incluso la nocturnidad es un falso concepto agravante de maldad, nacido de los miedos que durante cientos de miles de años ha producido al hombre su propia sombra a la luz de la oscilante hoguera, la tea, el velón, el carretón de lámpara, el fanal con figura milagrera y mariposa al pie, el candelabro multiplicador de fantasmagorías... Gran señor de esos temo- res ha sido, durante muchos siglos, Lucifer, siempre emergiendo de una luz insuficiente cuyo elemento primordial no era la llama, sino la oscuridad que a ésta rodeaba. Anulándole estaba (Dios, con refulgencias de ilimitada irradiación. Cuando Dios es para buscar, pero no para encontrar y ver físicamente. Con esta amenaza de pérdida de la noche no sé si ahuyentaríamos a Lucifer; lo seguro es que perderíamos, definitivamente, el rastro de Dios. Por último, la noche es el reino del inconsciente, y la historia humana, con su cortejo de abominaciones, h a demostrado suficientemente- -como hace notar Jung- -que nuestro consciente es mucho más diabólico y perverso que ese ser natural que es el inconsciente No sólo fecunda para la carne, sm 3 también para las almas es la noche que ahora, al parecer, tenemos amenazada. A Dios se le empezó a buscar entre las estrellas, y al hombre integral alguien que portaba un farol en la mano. José Luis ACQUARONI

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