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ABC MADRID 02-08-1970 página 3
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ABC MADRID 02-08-1970 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO POR PRENSA ESPAÑOLA, SOCIEDAD ANÓNIMA M A D R I D FUNDADO EN 1906 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA ABC R E D A C C I 0 PT, ADMINISTRACIÓN Y TAL L E RES: SERRANO, 61- MADRID SIMBOLISMO MUSICAL AS Bellas Artes implican todas algún simbolismo o analogía entre la obra de arte y su original sentido o imaginado. Pero en las Artes Gráficas y Plásticas este simbolismo es real: en la pintura y en la escultura lo hecho por el artista se parece realmente a su modelo. En la música no es así, sino que el simbolismo se refleja entre las modalidades sonoras y los sentimientos que traducen: es un simbolismo sentimental. Verdad es que hay composiciones musicales de música llamada descriptiva que parecen representar la realidad. Tal es el caso, por poner un ejemplo eminente, de la sexta sinfonía de Beethoyen, llamada pastoral porque refleja escenas bucólicas de los pastores ante el paisaje o a orillas del río, interrumpidas por el fragor de una tempestad con sus rayos y truenos sonoramente traducidos, hasta que tras de ella vuelve la alegría y el bailoteo también interpretados en la pastoral. Pero fuera de casos como éste, el simbolismo musical es puramente sentimental. Se traduce ante todo en él la calidad de los sentimientos en los llamados modos musicales mayor y menor, el mayor constituido por el mi natural entre el do y el sol, y el menor por el mi bemol; uno y otro traducen, respectivamente, estados de alegrías o tristezas con la combinación de ambos que también se da en la vida. Además de la calidad se da la intensidad de los sentimientos, que varían de grado. Los sonidos fuertes y bébiles la reflejan desde luego; pero sobre todo se echa ella de ver en la altura de los sonidos, que se desarrollan en una escala de octavas que van sucediéndose en sus notas, desde la más grave hasta la más aguda: todo ello viene a expresar la emoción sentimental en su aspecto de intensidad. La pluralidad de notas se puede dar en forma sucesiva de melodía o en la simultánea de acorde, que cuando se da sucesivamente se llama arpegio. Pues bien; los acordes se dividen en consonantes y disonanteSj. cual se dan también los estados afectivos por ellos representados. Hay acordes perfectos e imperfectos, con sus notas dominantes, aumentativas y diminutivas, que simbolizan estados de transición afectiva. En toda composición musical se da un terna de evocación sentimental, que a través de ella se va desarrollando, a veces con variaciones más o menos complicadas, así como con repeticiones e inversiones y hasta trasposiciones a tonalidades distintas. Las notas dé acompañamiento fecundan el tema. Se dan también notas de adorno y de figura de muchas clases. El tiempo es un factor importante en el simbolismo musical, y se llama ritmo y compás. Hay compases de estructura muy variada, pero todos dotados de cierta regularidad, salvo acaso el 5 por 8 de los zortzicos vascos. Se dan en ellos tiempos fuertes y débiles, también de efecto sentimental. A los compases se añade el L aire musical de variados matices centrados en el largo, andante y allegro, cabiendo en ellos acelerandos y ritardanAY el taller del genio, del artista. dos. Todo ello refleja cumplidamente la Pero también el taller del santo, sucesión episódica de nuestra vida sentidel artesano. Ese taller que nos mental con todas sus vicisitudes. hace pensar en señor San José. Y PaLa música ofrece géneros muy varia- rís, con todo y ser una ciudad cosmodos, y la doble modalidad de la instru- polita e implacable, tiene sus artesanos mentación y vocalización. del buen tiempo ido. Pocas son las caEn cuanto a los géneros, los hay que lles, y no en los alrededores, en el censimbolizan cierto dinamismo corporal, tro, donde rio se encuentra el tallercito como las marchas y los valses, pero otros del remendón, que es una escala tal vez son ajenos a él. Sobresale entre ellos el ínfima de la artesanía. ínfima, pero fj canto, habiendo de ellos colecciones mag- zosamente indispensable, ya que no hay níficas, cuales son las de Mendelsohn, nada más humano y más sabroso, que Schubert y Grieg. Juan Sebastián Bach unos zapatos viejos remendados. Pero al cultivó sobre todo el género fugado o par del remendón, se encuentran los tade repeticiones y remedos de un tema. lleres de la imponderable aplicación de Las sonatas pianísticas de Beethoven con- la experiencia del hombre que aprendió trastan con sus sinfonías y conciertos a fondo su oficio y lo ejerce con maesorquestales, estos últimos acompañados tría y altivez. El carpintero que se aplide un solista de piano o de yiolín. La ca a la refacción de muebles de época. prodigiosa fecundidad de Chopin se tra- El forjador que riza los barrotes para dujo en una gran variedad de géneros, las ventanas y las verjas. El tipógrafo polonesas, baladas, improntas, scherzos, que con su prensa de mano, y cuando nocturnos, valses y mazurkas, preludios más de pie, no se siente superado por y estudios, además de sus dos grandes los grandes talleres y se aterra a la conconciertos. fección de tarjetas de visita, de particiLas modalidades de instrumentación y paciones de fastos familiares alegres o vocalización son características de la mú- dolorosos. El relojero empeñado en mansica. Se da la instrumentación en las or- tener a las personas de su barrio, con questas y bandas y la vocalización en los el despertador a la hora, exacto en orfeones. En unos y otros se advierte lo repiquetear. El floristero... el panadero. Pero volvamos al ebanista, al tallador que pudiera llamarse la división del trabajo musical, ya que no todos tocan y al que devuelve la vida a esos muebles cantan lo mismo, pero entre todos se que el tiempo y los traslados de casa, elabora la pieza musical. Sobre todos se y otros accidentes, dejaron maltrecho. halla el director de orquesta y de orfeón, No ocupa más de una habitación y que, con su mímica, gesticulación y ba- patiecito, ambos cubiertos de los mué tuta, simboliza también la sonoridad por bles que rehace, o de tablones de roa deras. Y allí opera el milagro. De sil realizar. A la música acompaña muchas veces manos, la mesa de lunares de nácar, la letra, cual se da en los cantas, y hasta silla veneciana, el macetero chino, las la acción, cual sucede en la ópera y en consolas, tpdo va saliendo con su brillo la zarzuela española. La consonancia en- antiguo. No parece un operario, sino tre la letra y la música es de rigor y mago. constituye un nuevo aspecto del simboMas, algo más hay que decir en elolismo musical. gio de las artesanías de París, de estos La música se da a veces sirviendo a talleres de remendones y grandes artemenesteres vitales, cual sucede en la igle- sanos. La honestidad en sus emolumensia con los cantos litúrgicos, acompaña- tos, honorarios, o como se llame. Como dos de órgano, instrumento clásicamente trabajan por amor a sus artesanías, más religioso y asimismo en el Ejército en que que por la subsistencia, dijérase así, jacada regimiento tiene su banda. Pero más cobran más de lo que honestament otras veces se sirve al público desinte- es justo. Y qué agrado, llevarse uno resadamente en los teatros y salas de trabajo hecho, pagado sin regateos, perc sin abuso, y de ajuste un cambio de concierto. palabras amables. Juan ZARAGÜETA Las artesanías reconcilian con la vid: de la gran ciudad, donde no todo h; de ser atropello del más pudiente, de que aprovecha para pedir más de lo qu vale, o del que realiza su trabajo poi salir del paso, mal y de mal modo. Completa el cuadro la artesanía femé nina. Las zurcidoras, que parecen trabajar en alvéolos de miel al zurcir las me dias. Las lavanderas. Las planchadoras Ellas también contribuyen a mostrar esjtj Por recibir todos los canales de TV. está espeaspecto encantador de París, que nos na cialmente indicada para instalaciones en Barcen exclamar muchas veces: Bendita: cos, Caravanas, Campig, Chalets, o apartamensean las artesanías! SANTA ARTESANÍA H Antena Belga Televés la mas versátil tos, y para conectar a su televisor portáctil. MADRID. 26 57 802- BARCELONA, 23 05 838 VALENCIA. 27 28 26- ZARAGOZA, 35 43 67 BILBAO. Luzarra, 30- 2. (Deustol SEVILLA, 27 13 30 fábrfca, Santiago de Compostela Miguel Ángel ASTURIAS Premio Nobel París 1970.

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