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ABC MADRID 22-03-1970 página 158
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ABC MADRID 22-03-1970 página 158

  • EdiciónABC, MADRID
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SALUD Y BELLEZA PRIMEROS AUXILIOS A LOS QUEMADOS Por el doctor M. de AGUILAR MERLO IH la Kapañola tlt itt iüron Kscriiorm R ESEÑÁBAMOS el domingo pasado los cuidados para que no se propaguen los incendios y la gravedad de tas quemaduras según su profundidad. Pero lo que reviste verdadero mal pronóstico, en relación a la vida, es la extensión superficial de la quemadura. Siempre será vitalmente más peligrosa una que abarque el cuarenta por ciento de la superficie total del individuo, aunque sea poco penetrante, que otra profundísima, que carbonice hasta el hueso, pero en una zona muy pequeña, como un dedo, o una porción final de una extremidad. Y es que la vida del quemado está en peligro solamente (salvo algunas zonas peligrosas de la cabeza) si se afecta la extensa red de vasos sanguíneos que recorren, como una maraña, toda la piel, con una copiosa circulación sanguínea. Al ser lesionados y dejar salir el liquido de su interior, disminuye el volumen total de sangre corporal, la tensión arterial y se produce el cuadro denominado colapso. Más tarde a esto se añade una anemia, por destrucción de los glóbulos rojos y porque se recuperan mejor los líquidos que los hematíes. Pero no es sólo por disminución sanguínea por lo que se origina este temible cuadro. Según transcurra el tiempo se pueden presentar varios tipos de colapso: Uno rápido, o inmediato, debido al miedo y al dolor, desencadenado por vía nerviosa. Otro, más tarde, por la pérdida de plasma o líquido, colapso descrito anteriormente. Y, pasado el tiempo (se hayan presentado o no, los anteriores) puede ocasionarse en el quemado un colapso tardío por intoxicación de los diversos productos originados por la quemadura. En todo lo anterior tiene mucha importancia la extensión superficial de piel quemada. Por tanto, hay que calcular lo mejor posible ésta, y una manera muy sencilla es la regla de los nueve La superficie de la cabeza representa el nueve por ciento de la superficie total del individuo; un brazo con su hombro, otro nueve por ciento; una pierna el 18 por 100 9 por 2) la parte anterior del tronco también nueve por dos (18 por ciento) la espalda otro 18, y, resta, un uno por ciento, hasta el 100 por 100 total, que se deja para representar el cuello. Siempre que se presente una quemadura en que la proporción de la superficie 54 de piel lesionada represente más del 18 por 100 en un adulto, se suele presentar el colapso, y, en el niño, cuando la quemadura sea mayor del nueve por ciento. Cuando aparezca el colapso mareo, palidez, inquietud, sed, sudor, frío, etc. o se tema que se presente, por tener una amplía extensión la quemadura, hay que mantener al enfermo en reposo, echado con la cabeza baja y darle de beber líquidos, si no está inconsciente. QUEMADURAS POCO EXTENSAS T RATAMIENTOS de los quemados hay muchísimos, casi podemos decir que cada cirujano usa uno peculiar que le ha dado mejor resultado y cada hospital está quier casa. Agua, jabón, alcohol, vino, aceite, sal, bicarbonato, etc. La rapidez en la primera cura salva de muchas cicatrices y deformidades. Ateniéndonos a la clasificación en profundidad explicada el domingo anterior, si la lesión es de primer grado, se aplaca algo el dolor. Después se puede humedecer la superficie quemada con alcohol de noventa grados rebajado a la mitad, añadiéndole igual cantidad de agua. O bien vino tinto (rico en tanino) a partes iguales con agua. O hacer una solución de bicarbonato sódico de dos cucha radas grandes rasas (30 gramos) en medio litro de agua, previamente hervida y enfriada. O dos cuchar adita s rasas (10 gramos, i de sal de cocina, en un litro de agua. Con esto es suficiente. Cuando la lesión es de segundo grado, es papadas en aceite de quemaduras solares, o en su defecto aceite de oliva, o vaselina muy fluida, y luego tapar con venda de gasa estéril, también impregnada en aceite o vaselina (para que no se pegue a la piel) vendando más bien apretado, para evitar la salida de líquidos sang uíneos. Caso de estar quemados dedos de manos o pies, poner gasas separando dichos dedos, para que vayan cada uno independientes y aislados sin adherirse unos a otros. No abrir las ampollas, pues se infectarían, y dejar esta misión al cirujano. Si la quemadura es de tercer grado se nota que la piel ha perdido totalmente sus características y está o carbonizada o coagulada y blanquecina, dura e insensible, a veces mezclada con ropa quemada. En este caso hacer un vendaje seco, sin quitar la ropa, con gasa estéril, sin hacer ninguna cura y transportar al enfermo directamente al hospital, porque las lesiones de tercer grado, en que no queda ningún vestigio de piel sana, a partir del cual se pueda regenerar la nueva piel, tendrán que ser forzosamente tratadas en el hospital, poniendo injertos de piel sobre la lesión. QUEMADURAS MUY EXTENSAS C especializado en alguno cuya técnica domina mejor. No pretendemos nunca dar tr a t amientas, ni es nuestro cometido. Tan sólo sugerir unas maniobras elementales hasta que llegue el médico. O unas indicaciones caseras y rápidas en tanto se haga el traslado del enfermo a un centro quirúrgico Y para ello usaremos productos que existen en cual- decír, la piel está levantada, existen ampollas llenas de liquido, etc. se debe lavar con agua y jabón medicinal para evitar la infección de la herida, o con jabones y detergentes liquides a base de hexaclorofeno, después se aclara, quitando todos los restos de jabón, con la solución anterior de bicarbonato o de sal. Poner encima unas gasas em- UANDO la superficie quemada en un niño representa más del nueve por ciento del cuerpo, o en un adulto más del 18 por 100, sea de primero, segundo o tercer grado, tiene muchísima más importancia el factor vital y el colapso que la cura local de la quemadura. Habrá que trasladar rápidamente al quemado, darle calmantes, liquidas, tenerle tumbado y con la cabeza baja. Lo primero de todo beber un café puro o una taza de té muy cargado y con mucha azúcar y durante todo el trayecto hasta el hosiptal seguir administrando líquidos, preferentemente a base de jugos de naranja o limón muy azucarados, por lo menos un litro, lo más rápidamente posible, o mayor cantidad si las molestias para beber dejan. En el hospital si esto no ha sido suficiente se le podrá hacer una transfusión sanguínea, respirar oxigeno, impedir la infección, hacer una cura de la quemadura con anestesia, vacunar contra el tétano, etcétera; múltiples com etidos imposibles de hacer a doviicilío por su complejidad.

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