ABC MADRID 19-12-1969 página 8

Los bosques de Baget La iglesia de Baget, monumento nacional. PESEBRES VIVIENTES EN LA VIEJA CATALUÑA C ONOCIDO es el Belén viviente de Engordany, en Andorra, que iodos los años convoca visitantes de Cataluña y el Sur de Francia. Menos conocido, pudiéramos decir que sólo reglonalmente conocido, es el Pesebre gótico que desde hace pocos años se representa en I Paseo- Arqueológico y en ese maravilloso conjunto románico gótico de Gerona, y que. año a año, va afianzando su buen estilo. perfilando detalles, puliendo fallos. Pero este Belén artístico, organizado, le falta la espontaneidad, la sinceridad, el ambiente de otros, que, ignorados de todos los que no sean los vecinos, que. por otra parte, intervienen en él casi en pleno, tienen lugar en pueblos y aldeas de la Vieja Cataluña, de ese Alto Ampurdún tan fabulosamente rico en toda clase de facetas. Muy diferentes son los dos que ahoia vienen a mi recuerdo: Castell d ro. rodeado de huertas y pinares y que agrup sus casas sobre un otero coronado por la noble y aún altiva ruina del castillo dé los Condes, a tres kilómetros de esa Babel fascinante que es Playa de Aro, conglomerado de rascacielos, hoteles, apartamentos, galerías, discotecas y clubs sicodélicos, paraíso de los adictos a las drogas en torno a los Internacionalmente famosos clubs Tiffany y Madoh. Baget es el otro, perdido en el corazón del Pirineo, hasta no hace muchos años sin carretera ni pista, ni más posibilidad de llegar a él que en tractor. Baget Inefable, entre bosques casi vírgenes, con tremendas barrancadas en las que se precipitan saltos de agua y cascadas que, cortando la pista, bajan de las cumbres. En la carretera de Camprodón a Francia, una bifurcación con el hito de la Iglesia románica de Rocabruna. como una estampa romántica, escoltada por un ciprés hiera tico y nostálgica de las pinturas que poseyó y hoy se hallan, con su hermoso Cristo, en el Museo Diocesano de Gerona, nos indica que, después de una hora de camino en coche hallaremos Baget, que guarda, como tesoro Inapreciable, su espléndido Cristo Mageslad. del siglo XII. Monumento Nacional, aunque este título conviene también a todo el pueblo. Este Cristo, uno de los más bellos, si no el que más, de los Cristos románicos del Pirineo, de tamaño mayor que el natural, tallado en un solo tronco de cerero. excepto los brazos extendidos en la cruz, ahuecado por debajo de ia larga túnica para tallarle las piernas de Impresionante realismo, tiene una expresión dulcísima. una sublime sonrisa, como si con ella expresara su Divina comprensión en e! momento de dirigirse al Padre: Perdónalos. porque no saben lo que hacen. Las gentes de Baget lo veneran y viten puede decirse que sus vidas humildes v sencillas están de cualquier manera lisadas por lazos poderosos e invisibles a u Cristo. Así, durante nuestra guerra, temerosos de las razzias iconoclastas, las hombres de Baget decidieron salvarlo OCÜU ¡dolo en una aldea de Francia, en ¡a raya catalana. Y hacia allá salieron en la noche, en duras etapas, con el Cristo a mos de un mulo, ocultándose en la Intrincada selva pirenaica, que sólo para elies es asequible, jugándose la vida por ai. tr lo que para ellos era más caro que la vida. Terminada la guerra, el Cristo volvió a Baget, a su iglesia románica, bajo su torre, una de las más bellas del Pirineo gerundense. en el fondo del valle cerrado donde los montes unen sus bases joyantes de verdor y rumorosas de agua y en ¡os que aún perduran los ecos de aquella trágica epopeya que en las guerras carlistas primero, y en las luchas sin cuartel de los feroces trabucaires con los mo dé escuadra más tarde. Inspiraron al gran Mariano Vayreda una de las obras maestras de la literatura catalana de principios de siglos: La Punyalada cuyas huellas podemos seguir allí paso a paso. Desde nuestro camino, al final de la nofácil ruta, descubrimos Baget. abajo, en su estuche de esmeralda. La elegante torre, eí punto más, alto entre las casas, queda