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ABC MADRID 17-12-1969 página 128
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ABC MADRID 17-12-1969 página 128

  • EdiciónABC, MADRID
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y poesía, cada día La reciente muerte de Ignacio Aldecoa, nacido en Vitoria en 1925, ha dado nueva y triste ocasión para reconsiderar su extensa obra literaria que, en la novela y el cuento, tan unánime reconocimiento alcanzó. Menos conocida, o casi olvidada, es ktcreación poética que estuvo en los inicios de su vocación de escritor. Versos jóvenes con mucho amor al mar. son los a ¡ue Ignacio Aldenoa publicó en Libro de las algas y Todavía la vida y de los que con propósito de homenaje, ofrecemos una breve antología. IGNACIO ALDECOA POEMAS DE LOS REMEROS Los gallos arden en I03 crudos amaneceres frente al mar J las campanas dan sus puros sones remeros a la mar. Por una calle hecha de nudos bajan los hombres hacia el mar; la blanda lluvia pone grumos de oscuridades en el mar. Dormidos, rezan, y confusos cara a loa muertos de la mar y una palabra por sus grupos extiende el alma de la mar II Trakán, trakán, cantan los por el mar blanco de la aurora Trakán, trakán, los marineros abren las venas de las olas. Trakán, trakán, la mar dormida en el rumor de las gaviotas. Trakán, trakán, lleva la brisa el ritmo vasco de la boga. Trakán, trakán, la estela nace al horizonte de la costa. Trakán, trakán, la quilla sabe de las primicias de las bodas. Cuando monjil la lluvia hilaba viento Y una música densa en las paredes rezumaba; cuando la pipa, las cubiertas lustrosas de los libros, el tic tac del reloj, todo invitaba al viaje. Islas de oro, islas de oro, veníais con los gorriones hasta el balcón a picotear la nada. Era el momento de los sueños densos Üe la propia aventura a flor de labios, de un acordeón abriendo sus nostalgias de una luna heredada de un paisaje, de una aleta partiendo la distancia, de un velero errabundo de los puertos de una noche curvada de suspiros- -Islas de oro, islas de oro, de los días de biblioteca y de pereza cálida. VERSOS SEDIENTOS Siento sin paz, Señor, mi amor y siento huyendo entre mis labios, roja y corta, la vida como baba y ni me importa como el vivir, en el cristal, mi aliento Sin paz me suben de la paz del viento siete negros gorgojos por la aorta, siete a siete tentando, y me conforta como si vida por mi muerte tiento. Mis siete brechas padeciendo el almav sangrando acero y voluntad sangrando, sin paz, Señor, sin paz en mi y mi calm (en siete vidas sin vivir en ellas, alma y carne febril tras mí llevando el negro carro de mis siete estrellas. 11 p POEMA DE LAS ISLAS Islas de oro soñadas en los días de biblioteca y de pereza cálida. Aquel sextante, eterno y olvidado, que un alto sol guardaba en la penumbra de la vitrina de las cosas raras; aquel sextante trajo vuestros nombres sin mácula, de islas remotas. Dulces islas nunca nombradas en los mapas. Islas de oro tan sólo, islas tan sólo y un abismo de luz abierto al alma.

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