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ABC MADRID 14-12-1969 página 182
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ABC MADRID 14-12-1969 página 182

  • EdiciónABC, MADRID
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SALUD Y BELLEZA COMO CEPILLARSE LA CABEZA Por el doctor M. de AGUILAR MERLO De lo Xti if MtUJiron KacvUvrcs I GUAL que las uñas son desechos de la piel y se eliminan paulatinamente, asi también el cabello, en su crecimiento continuo, llega un momento en que muere y cae. Esto lo deben tener en cuenta todos los que se quejan de la caída del pelo, acto completamente natural, pues como todo en la vida es renovación. A unos, más; a otros, menos: por término medio se caen unos veinticinco cabellos diariamente, siendo unas temporadas, con el cambio de estación, esta calda más intensa. Si se tomaran la molestia de contarlos las personas que se quejan de esta pérdida, verían que no son tantos diariamente los que pierden, como suponían al ver el peine o el cepillo llenos de pelos. De todas maneras es muy importante la calidad de estos enseres de tocador. Los peines deben tener su púas o dientes más separados cuanto más fuerte y graso sea el cabello. Una cabellera muy rizada, que ofrezca mucha resistencia, deberá, ser peinada también con un peine de púas muy separadas. El cepillo es fundamental en el cuidado y belleza del cabello. Y se flebe usar por lo menos una vez al día. CLASES DE CEPILLO grasa se acumule ni los gérmenes se desarrollen. Una cabellera que se cepille con un utensilio sucio y contaminado, no solamente no se beneficia, sino que puede distribuir la caspa y la grasa por toda la longitud del cabello, perjudicándolo e infectar las glándulas sebáceas empeorando la seborrea. Para limpiarlos sumergir los cepillos en agua a la que se haya añadido un poco de jabón en polvo, agitando bien el agua. Después enjuagarlos con agua pura y dejarlos secar al medio ambiente, exprimirlos entre las yemas de los dedos dejan una sensación untuosa, fácil de advertir al dejar la huella en un papel fino o en ta superficie de un espejo. Además se pegan o adhieren entre sí pasados dichos dius de lavarse y las glándulas sebáceas del cuero cabelludo dejan salir pequeñas gotas. Se suelen caer más por las sienes. Es brillante y fuertemente oloroso. Dichas personas sudan más. Mientras más se lavan la cabeza, más se irritan las glándulas sebáceas, más grasa fabrican y más se cae el pelo. U N pelo grasiento y vigoroso resiste un cepillo metálico montado sobre goma o sobre caucho, que rompería otra clase de cabello. Un pelo fino y quebradizo necesita, en cambio, un cepillo de jabalí, con mango o sin él. El, cepillo de cerdas de jabalí, sin mango, lo mismo en la mujer que en el hombre, tiene la ventaja de poder cepillar con ambas manos, indistintamente, y en todas direcciones y es más suave y conveniente en la limpieza del cabello. Los cepillos de nylon son los menos aconsejables, porque pueden quebrar el pelo y además lo electrizan. Cualquiera que sea el cepillo utilizado debe ser. como los cepillos de dientes, personales, que cada cual tenga el cepillo de cabeza adecuado a su pelo y para esa persona sólo, cuidando esmeradamente de qu. e esté limpio. Como su finalidad es quitar el polvo, sudor, vapor de agua, suciedades, hollín, lacas, caspa, grasa depositada del ambiente de los motores de los automóviles, etcétera, y además se agrega la contaminación de gérmenes propios de caída sujeto, se deben limpiar para que ni la 54 sin utilizar trapos, toallas ni calor. Las personas de cabellos grasos los deben limpiar todos los días. Las de cabello seco o normales una vez a la semana. Todas, una vez al mes, limpiar los cepillos añadiendo un poco de amoníaco al agua de lavarlos. COMO DEBE SER EL CEPILLADO L OS cabellos grasos son fáciles de distinguir por cualquier procedimiento. A los dos días de un buen latxwZo de cabeza, ya parecen sucios, no se dejan peinar: al El cepillado, por eso, debe ser muy suave, para evitar que el sebo salga de las glándulas pilosas y se distribuya por la acción del cepillado a todo lo largo del cabello, engrasándolo y pegándolos entre sí, con lo que se enredan y al peinarlos se pueden arrancar y, además, no dejan penetrar el aire entre ellos. Todos los tejidos orgánicos necesitan aire puro y oxígeno. Por eso no son lo mismo los cuidados necesarios a una persona de ciudad que a una que viva en el campo, pero de todas maneras, si el ambiente no es húmedo, siempre es aconsejable cepi- llarse lenta y suavemente al lado de una ventana, abierta, aireando los cabellos mientras tanto. Cepillar desde la raíz hacia arriba, sin tocar el cuero cabelludo, ni exprimir la grasa de sus glándulas sebáceas. Los cepillados no deben ser frecuentes, sólo una vez al día y de muy poca duración, el tiempo suficiente para quitarse el polvo. Los cabellos normales. -Pueden ser cepillados con un cepillo redondeado, que tenga sus púas en todas las direcciones, o bien con uno de jabalí, aireando mecha a mecha, solitariamente cada fracción de la cabellera y no importando la suavidad. Cepillar él cuero cabelludo porque eso aviva la circulación sanguínea del mismo y la alimentación de la raíz y del bulbo piloso. Cepillarlos diariamente, cuantas más veces mejor. La técnica es siempre la misma, con suavidad cepillar siempre hacia arriba, hacia los lados o hacia adelante, nunca hacia atrás. Los cabellos secos. -Son fáciles de diferenciar porque son ásperos, opacos, sin brillo, apagados y difíciles de peinar, rompiéndose fácilmente porque son quebradizos y se caen en mayor cantidad, difusamente y por toda la cabeza. Hay que suprimir las tintes, permanentes, rulos, cardados, estiramientos innecesarios, etc. Antes de cepillarlos es mejor dar unas fricciones al cuero cabelludo para reactivarlos sin necesidad de que sea el cepillo quien tome esta decisión. Para clin, durante riñen- minutos, se hará amasamiento del cuero cabelludo con la yema de los dedos, en círculos, el j pulgar en situación opuesta a los otros cuatro dedos, con ¡mucha suavidad y sin forzar ¡si se encuentran cabellos enredados, pues se pueden quebrar o desprender. Luego otros cinco minutos con una técnica ¡diferente, que es como desli- i zar o desprender el cuero ca- belludo del soporte o esqueleto óseo subyacente del cráneo, es decir, deslizando en su totalidad el cuero cabelludo en todas las direcciones aplicando las palmas de las manos sobre él. Terminado el amasamiento y el deslizamiento, se puede cepillar la cabellera, mejor manteniendo la cabeza baja para que afluya más sangre, y al mismo tiempo cepillar stn brusquedades con un cepillo j suave y flexible de jabalí o de j cerdas más blandas, nunca uno metálico, pues esta clase de ¡cepillos no los soportaría.

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