Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 14-12-1969 página 20
ABC MADRID 14-12-1969 página 20
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 14-12-1969 página 20

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página20
Más información

Descripción

ABC. DOMINGO 14 DE DICIEMBRE DE 1 M 9. EDICIÓN DE LA MAÑANA. FAG. 18. DmEciOHí Torcuato LUCÁ de DIRECTOR ADJUNTO S Fétke de LÍ 3 RESZO SÜBDIRSCIOR: Jesús SEYU ELTA BíAZ R E D A C C I Ó N ADMINISTRACIÓN Y TÁLLERES! SERRANO, 6 1 M A E R I D APARTADO 43- TEL. 2251710 y 2759408 Editor: PRENSA ESPAÑOLA SC A. LAS DECLARACIONES DEL EMBAJADOR Sir John Russell, embajador de la Gran Bretaña, está de nuevo en Madrid. De Londres, donde asistió a las conversaciones de las autoridades inglesas con los llamados ministros de Gibraltar, el embajador ha traído, seguramente, instrucciones de su Gobierno sobre el problema del Peñón. El contenido de éstas podría deducirse, parcialmente al menos, de su declaración formulada a la agencia Europa Press. En cualquier caso, lo manifestado por Mr. Russell, habida cuenta de la nueva fase en que ha entrado el problema gibraltareño, bien merece una serie de consideraciones. Afirma el embajador británico en uno de los párrafos de su declaración que la finalidad de haber sido enviado a Madrid es la de tratar de eliminar aquellos puntos de controversia que puedan haber entre las dos partes Estas palabras, aparte de su valor genérico y diplomático, centran en su punto exacto el problema de las relaciones hispano- británicas. Gibralíar, la gran cuestión pendiente, ha envenenado las relaciones entre los dos países desde el siglo XVIII. Sigue siendo la manzana de la discordia. Inútil e ilegítimo obstáculo que los españoles siempre hemos lamentado. Que emplaza a Inglaterra para que lo remueva, si es que Inglaterra, como España, desea un recíproco y fecundo entendimiento. Gibraltar ha sido la clave de todo el encono anglo- español del pasado y puede ser, restablecido el derecho que en él se conculca, la clave de esa cooperación anglo- española exigida por el triple imperativo de la política, la economía y la Historia. Remover el obstáculo gibraltareño en las relaciones de Gran Bretaña y España no es una tarea más para la acción de la diplomacia inglesa y de su representante en Madrid. Es la tarea por excelencia. Cualquier otra cosa depende de ella. Pues, en efecto, no es sólo la reivindicación de Gibraltar un derecho y un deber irrenunciables para cualquier Gobierno español, sino aue, lisa y llanamente, envenena o enturbia todo posible proyecto de colaboración hispano- británica. Más claramente, cualquier iniciativa en este sentido- -por ejemplo, en el campo económico- que no fuera acompañada proporcionalmente por un gesto de buena voluntad inglesa respecto a Gibraltar provocaría de inmediato una reacción hostil en la opinión española. Una respuesta positiva británica a las reivindicaciones españolas sobre el Peñón es condición previa a cualauier propósito serio ds estrechar las relaciones entre los dos países. Aparte de ser inseparable su atención de cualquier otra iniciativa negociadora aparte de no ser negociable lo sustantivo de esta reivindicación hispana ni permutable por concesiones en cualquier otro terreno, infecta de suspicacias y malentendidos toda posibilidad de colaboración en materias objetiva y absolutamente distantes de ia controversia gibraltareña. Aunque tal colaboración fuera, sin lugar a dudas, favorable o conveniente a otros intereses españoles. Mientras sigan como están las cosas- -tan enrarecidas- -esa participación a c t i v a de Gran Bretaña en el crecimiento de la siderurgia española augurada por sir Jhon Russell, sería entendida, aunque así no fuere, por el hombre de la calle, como gibraltarización de un sector básico de nuestra economía. Otro pasaje de las declaraciones del embajador británico precisa puntualización. Con buena voluntad y paciencia por las tres partes- -ha dicho Mr. Russell- -no veo razón por la cual no podamos llegar a una solución, aceptable para España, Gran Bretaña y los gibraltareños. ¿A qué título son parte los gibraltareños para el representante del Gobierno inglés? Para la tesis española, ceñida al Tratado de Utrecht, las únicas partes llamadas a entenderse en cualquier cuestión referente a Gibraltar son Gran Bretaña y España. Individuales son títulos y derechos con que los actuales gibraltareños concurren, subsidiariamente, al litigio. Plantear otra cosa en estos momentos es, por tanto, retrotraer el proceso de Gibraltar a un punto que debe considerarse ya superado en la nueva etapa. Es desvirtuar nuevamente el Tratado de Utrech. Saltar atrás del punto cero en que España ha colocado de nuevo el problema al restablecer, casi completamente, el equilibrio de la situación sobre la base de aquel documento jurídico. Por todo ello, cualquier fórmula de negociación debe partir de las posiciones actuales, que, como en fecha reciente advertimos, no proceden de ninguna escalada española, sino de una legítima retirada de las facilidades y corruotelas progresivamente establecidas alrededor del Peñón durante el siglo XIX. Suscribimos las otras palabras de sir John Russell de que mientras llega la definitiva solución del problema tenemos que evitar cualquier controversia hostil Pero no las que a tal párrafo añade: en aras del interés general de las tres partes interesadas Somos sólo dos. Empeñarse en que sean tres es pedir que España, sobre lo que se le arrebató por la fuerza, ceda sin concesión política alguna por parte británica. Sin reciprocidad. Porque no vale como precio ni la promesa de aportación da capital a nuestra siderurgia ni la benevolencia británica para concurrir a instancias internacionales ante las que. España no precisa de oresentacion. es. La materia a negociar es- -para el punto de vista de A B C- -la contenida, definida y precisada por el Tratado. Y al admitir esto España ha hecho ya una concesión. Adelanta un gesto de buena voluntad. Igual que al retirar de la agenda de la Asamblea General de la O. N. U. la posibilidad inmediata de un nuevo debate de la cuestión gibraltareña. planetario A principios de 1988, Laffont publica en París varias obras de un escritor griego que se expresa en lengua francesa, Ke ros, entre las cuales figura un cuento, Abril en Grecia en el cual vemos al poeta Rikos encaminarse, una vez más, a la prisión. S uil lanzaba a la calle, a principies de naviembre pasado, un libro titulado La Blliére del que es autor un diplomado de la Escuela de Arte Dramático de Kodiri. Un intelectual de izquierdas, ue ofrecía repre sentaciones teatrales en los barrios trabajadores de Atenas y del Pireo. Este nombre, Feríeles Korovessis, formula graves acusaciones contra el régimen policíaco griego. Ahora el ministro de Asuntos Exteriores de Grecia, Panayotis Pipinellis, anuncia ue su país se retira del Consejo de Europa. Rehusa ser juzgado. La retirada- -dice- -ha sido el resultado de la campaña difamatoria aue se ha llevado contra nuestro país. En la era de los grandes medios de comunicación, la verdad como entidad objetiva, como ser en sí mismo, ha desaparecido. Cuando, en el año 399 antes de Jesucristo, 1.500 ciudadanos condenan a Sócrates, lo que pierde al filósofo es su proclamación orgullosa de que los dioses le han investido de la misión de revelar la verdad. Quizá por eso, desde entonces, quienes pretenden revelar la verdad son sacrificados y la Humanidad se debate entre mentiras que están hechas de pequeñas verdades, de verdades parciales. La verdad de Korovessis se opone a la verdad de Pipinellis. Nuestras opciones- -y el gran drama del hombre es verse forzado siempre a optar- -están inscritas en nuestra naturaleza. La Humanidad puede ser dividida en dos subespecies: la de los oligarcas y la de los demócratas, y tal vez la naturaleza de las cosas quiere que las sociedades avancen en desiguales turnos de estas Sos fundamentales tendencias. La primera, que estabiliza, impone pausa; la segunda, que moviliza, impulsa. IA S científicos y los filósofos que hablan de ana especie de espiral histórica, como Bergson, o de un universo serial, como Gupensky, observar las largas espirales las aparentes series de la historia. ¿Hallaremos en la Grecia de hoy, difamada según Pipinellis, un como paralelo en la, Atenas dominada por Teraraenes y Critias en el año 404 (a. de J. O? El Consejo de los Treinta reprime despiadadamente todo lo que se inclina hacia las viejas instituciones democráticas atenienses. ¿Son difamados Tea- amenes y Critias y su violenta represión por los historiadores de la época? Sabernos exactamente que quienes sacrifican a Sócrates, un extraño aristócrata de la democracia, no son Teramenes y Critias, sino Trasibulo, el blando, el tolerante, el legalista y benigno demócrata que le derrota y le sucede. Korovessis nos aparece, en esta larga seria, como un homólogo de Sócrates. En cambio, el punto Iiomólogo de Teramenes y Criíias son los coroneles. Los acontecimientos actuales, euancJo son aplicados como una transparencia sobre la noticia qus tenemos de los antiguos, nos descorazonan. Desmienten, destruyen la idea ilusoria del progreso humano. -Lorenzo LOPSZ SANCHO. i, 9- T e l 2 2 8 1 0 0 3 tajo, pan confort, con o sin servicio

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.