Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 11-12-1969 página 21
ABC MADRID 11-12-1969 página 21
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 11-12-1969 página 21

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página21
Más información

Descripción

COOPERACIÓN H E aquí una palabra de muy poco prestigio en nuestro idioma, quiero decir, de uso limitadísimo en nuestra cotidiana comunicación. Y no es que sea extraña por su origen, puesto que bien preciso lleva su legítimo cuño latino, sino que en punto a su frecuencia, hablada y escrita, apenas aflora en el pensar de nuestro ethos Hay profesores especialistas que son algo así como los estadísticos de la lengua, que han recogido en varias ocasiones, aquí y allá, por diversas áreas geográficas y lingüísticas, la gavilla de vocablos más corrientes de que el pueblo se vale cada día. De aqui parten luego los eruditos para establecer, no leyes, pero sí corrientes del lenguaje, en relación con otras manifestaciones conceptuales y psicológicas del procomún. Con tal procedimiento, que a los profanos les parece nimio y hasta cierto punto inútil, es previsible aplicar a la comunidad caracteres y rasgos que la definen en su compleja y heterogénea proyección sobre las ideas y las cosas, de que son portadoras las palabras. Cualquier estudioso, por otra parte, puede verificar su experiencia, sin moverse de la mesa, con solo abrir un diccionario. Un diccionario es a la vez panteón y cuna de palabras. En él figuran lo mismo las voces arcaicas, en práctico desuso, que las que acaban de pasar por la aduana de los académicos. Obsérvese cuántas columnas hay que doblar a veces hasta encontrarnos esos vocablos corrientes y molientes con los que el pueblo- -el pueblo es aquí la comunidad total de arriba abajo- -se expresa todos los días. Entre ellos no estará, sin duda alguna, la palabra cooperación que da titulo a estas líneas. Bien parco y explícito es a este propósito nuestro diccionario: Cooperación: acción y efecto de cooperar. Cooperar: obrar juntamente con otro u otros para un mismo fin. Aquí habríamos de quedarnos, puesto que no se puede decir más en menos. Pero es que la cooperación que ahora estudiamos sobreentiende un matiz psicológico que entre la gente española apenas se da como conjunto comunitario y de aquí el poco manejo del término en cuestión. Bien es cierto que poseemos la colaboración y sus derivados, aunque ésta más bien se refiera a obras de ingenio y, en verdadero rigor, como ocurre casi siempre en la práctica, no es sinónimo de la otra. lia cooperación, de hecho, asume entre nosotros un significado de especifico orden económico y sociológico, y otro también específico, de carácter religioso. Pero no el matiz a que aquí nos referimos. Si a un muchacho de la escuela le preguntáramos qué entiende él por cooperación y cooperar, acaso se encogiera de hombros y nos replicara que no habían dado eso en clase. Y asi habrá sido seguramente, porque, como decimos, la escasa familiaridad del vocablo arguye la escasa urgencia del concepto. En cambio, por ejemplo, en las escuelas de Norteamérica, esa palabra adquiere, un valor casi mágico para la educación del niño. El obrar juntamente con otro u oteros para el mismo fin parece ser allí una máxima, un postulado esencial en orden a la introducción de los deberes de ciudadanía. Acaso la mayor afrenta, la mayor humillación moral impuesta a un alumno sea la de tacharle de no cooperar, de no practicar la cooperación, lo que equivale a apartarle del grupo, a segregarle vergonzosamente, por indigno, de los demás. Esta observación, hecha por cierta personalidad española, después de recorrer aquel inmenso país, nos brinda la ocasión de incidir en un tema que, so aapa de lingüístico y psicológico, es de claro orden social y ciudadano, de mutua convivencia, por el que luego se explican muchas, muchas cosasNo pretendemos, ni mucho menos, establecer enojosas- -y, por otra parte, estériles- -comparaciones; cada país posee sus virtudes compensadoras de sus defectos (en el caso español sería su enorme personalidad individual, con tendencia al heroísmo) Bien, pero sí echamos nuestro cuarto espadas para meditar un poco sobre el tema y sus efectos. La cooperación presupone, por dé pronto, el destierro de la insoiidaridad, la prescripción del egoísmo en las relaciones humanas. Y exige, por contra, cierta afabilidad en el trato, cierta flexible urbanidad y buena crianza como decían los antiguos: una actitud de atención y ayuda al prójimo El vuelva usted mañana populari- zado en un famoso articulo de Fígaro viene aqui como anillo al dedo para explicar de modo negativo la cuestión. Y si del orden puramente social y ciudadano ascendemos al moral y religioso, en los Diez Mandamientos nos encontraremos algo, de esto... Pero antes de que la cosa acabe en homilía convendrá poner punto final. Partan de aquí los pedagogos y los sociólogos para desarrollar prácticamente el tema de la cooperación de tan fecundas advertencias, sugestiones y consecuencias. En cuant al amable lector y al abajo firmante, contentémonos por ahora, con abrigar la remotísima esperanza de que ninguno de los dos hayamos perdido del todo nuestro tiempo. LOPE MATEO

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.