ABC MADRID 04-12-1969 página 26
- EdiciónABC, MADRID
- Página26
- Fecha de publicación04/12/1969
- ID0000913262
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ABC. J U E V E S 4 DE DICIEMBRE DE 1969. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 2 S. en mayor medida trastorna la realidad y la somete a una perjudicial incertidumbre, a una nociva inestabilidad. Mucho nos importa ser bien entendidos en este punto. Ño se trata de postular u n a seguridad de rentabilidad o beneficio del empresario, anulando los riesgos inherentes a su función. Se trata de otra cosa distinta: de que el empresario pueda contar con la permanencia relativa, o a un plazo razonable, de ciertos criterios y datos de la política económica. L u e g o combinados éstos con los demás factores variables de la dinámica del mercado, el empresario competente que calculó bien, el que hizo una correcta previsión del futuro, logrará beneficios. Y al revés. La clave del problema radica en que la alteración imprevisible de los datos que deben tener permanencia o vigencia en plazo razonable se produce en las decisiones que definen la política económica a nivel de Gobierno. Y no estará de más señalar que cuanto más generalizada y profunda es la intervención estatal en la economía, más acusados son los efectos de la ley del péndulo y menos segura y más arriesgada es, por tanto, la acción creadora empresarial. Resulta así que la planificación y la intervención económica- -en cuanto afecta al control de los precios, al interés del dinero, a los plazos de crédito, al valor de la moneda, a la apertura x limitación de las importaciones, etc. -han traído hacia sí, hacia las esferas oficiales de decisión, la mayor parte de la responsabilidad de la marcha, acelerada o retardataria, de la economía nacional. Y, por tanto, cuando los empresarios piden la estabilidad económica que necesitan no están pidiendo ningún privilegio ni subvención alguna que caiga, en definitiva, sobre el contribuyente. Están pidiendo, ni más ni menos, que actuar, producir, fabricar en condiciones de plena responsabilidad. En condiciones tales que a ellos como empresarios les corresponda de verdad la responsabilidad ante sus accionistas por los beneficios; ante sus empleados por la seguridad de los puestos de trabajo y la mejora de las remuneraciones; ante la sociedad, como eficaces creadores de riqueza. Porque si la estabilidad económica a la que nos referirnos queda rota por la ley del péndulo si la propia política económica crea la inestabilidad con sus impulsos y retrocesos, con sus contradicciones y dudas, en ella misma, más que en actuaciones acertadas o no del empresariado, estará la responsabilidad económica ante todos. A la iniciativa privada empresarial se le pueden atribuir todas las culpas, excepto las correspondientes a los fallos o defectos que tenga por sumisión forzosa a la iniciativa pública. ABC DIRECTOR: Torcuato LUGA 3 e TENA DIRECTOS ADJUSTO: Pedro de LORENZO SUBDIRECTOR: Jesús REVUELTA IMAZ REDACCIÓN, ADMINISTRACIÓN Y TALLERES: SERRANO, 6 1 MADRID. APARTADO NUM 43- TELEF. 225 17 10 Editor: PRENSA ESPAÑOLA, S. A, ESTABILIDAD ECONÓMICA No es la primera vez que desde estas mismas columnas abogamos por la estabilidad económica, base imprescindible para el cálculo o previsión que son inherentes a la actividad empresarial. Estabilidad no significa en este supuesto inmovilidad, ni mucho menos situación estática. La economía, salvo en idealizados supuestos teóricos, no es nunca cuestión de estática, sino materia cuyos problemas se plantean y resuelven sobre un campo dinámico, es decir, definido por las posibilidades de cambio, de alteración de sus factores y presupuestos. Aceptado esto, cuando hablamos de estabilidad económica nos referimos a la permanencia o inalterabilidad relativa de ciertos y determinados datos. De aquellos, precisamente, que el empresario necesita saber definidos con relativa fijeza para desarrollar normalmente su actividad, para no verse obligado a convertir el cálculo empresarial en un juego de azar. Cualquiera puede comprender que ningún empresario podría llevar adelante su actuación económica con alguna seguridad si variase día a día, por ejemplo, el valor de la unidad monetaria; o si planeada su fabricación en unas condiciones determinadas de créditos, en cuanto a su plazo, estas condiciones fueran las contrarias seis meses después; o si iniciado el proceso productivo sobre la base de una determinada política de importación libre de materias primas, le fuera cambiada en muy breve tiempo esta base por otra inspirada en la imposibilidad de importar. Nos vuelve a este tema- -decisivo si los hay para la normalidad del desarrollo económico- -un reciente escrito de la Cámara Oficial de Comercio de Madrid. Entre otras consideraciones realmente importantes contenidas en el mismo- -de las que nos ocuparemos en breve- -destaca una: Constatamos (sic) con preocupación cómo la vida económica se halla inserta en un clima y realidades de falta de estabilidad a largo plazo, con alternativas críticas y extremosas que unas veces sumen a la actividad empresarial ante medidas monetarias deflacionistas y de estancamiento económico, con retracción de la demanda, mientras que en otras ocasiones sucesivas y ante medidas de emergencia para la reactivación económica sobrevienen ondas inílacionistas con evidente recalentamiento del mercado y exceso de demanda, c u a n d o no coexisten paradójicamente ambas situaciones, cosechando y sumando los inconvenientes de ambas. Duro, pero exacto diagnóstico. Mo es posible negar, o desconocer, que esto, precisamente esto, es lo que ocurre en la realidad económica española. Y que esta ley del pándalo hoy en un extremo, mañana en otro, es el factor que paia 1,3,6,9 c 12 tazas Pfdala en ios büenoa cccnerclosde! ramo o a; Boke Caífé. se preserua VANO, SÁNCHEZ Y C! A. S. A. AUCANTB Señor director de ABC: En mi calidad de general subinspector de estas Fuerzas y viejo legionario, me permito dirigirle estas líneas esperando, de ello estoy seguro, las considere en lo que afecte a su cargo en tan prestigioso diario. Me explico. frecuentemente en nuestra Prensa al dar noticia de determinadoss hechos delictivos que se producen en nuestra querida Patria se suele indicar la coletilla que el detenido o autor del hecho es un ex legionario, extremos que jamás se hacen extensivos cuando en la personalidad del autor o sospechoso no concurren las circunstancias de haber servido en nuestras filas. Es decir, no se hace constar si en su día perteneció a tal o cual regimiento, cuerpo, Arma o Ejército. Con lo anterior no quiero, querido director, particularizar en determinada publicación, sino que, como le digo, generalizo sobre nuestra Prensa. Y lo que sí deseo hacer constar es la mala impresión que dichas noticias causan entre el personal legionario entre todos los que vestimos y han vestido tan honrado uniforme. Ahora bien, los que sí quiero hacerle patente es no la mala impresión causada, sino el descontento e irritación producidos por el párrafo que nos afecta en el articulo publicado en, ABC de fecha 19 del pasado mes de octubre, titulado Por la ruta de la grifa cuyo autor firma Alfredo Semprún. En este trabajo se hace alusión a estas gloriosas fuerzas en forma que se considera lesiva al mantenimiento del espíritu legionario y poco, nada, ajustada, a la verdadera realidad actual. El autor del trabajo, quiero creer por desconocimiento del todo de la Legión, entre otras cosas escribe, refiriéndose a los legionarios t desechos de la vida aventurera y que hoy día, la Legión se mitre más de los reemplazos. Ni lo uno ni lo otro es cierto; no hay désedios; hay, sí, aventureros. El desecho, desgraciadamente para ellos, se encuentra en las cárceles y, también, desgraciadamente para nosotros, en bastantes estratos sociales. No en la Legión. Y ésta, desde los años de su fundación, se nutre exclusivamente de voluntarios de cualquier sitio que vengan. Cuando se enfundan el uniforme son caballeros legionarios. Cuando se licencian ío siguen siendo. ¿Delitos, fallas En cualquier lugar y ambiente se producen. Ni el tiempo ni el espacio resultan diques que los contengan. Y nada más, querido director. No es mi pretensión acogerme a la vigente ley de Prensa en defensa de mis legionarios. Estas líneas, como daba comienzo en mi carta, las dejo a su consideración. Tampoco quiero hacerle, aunque fuese en, breve resumen, mención de las grandes virtudes que adornan a los legionarios. Por ser Historia son conocidas de todos. -Julio de la TORRE GALÁN.