Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 03-12-1969 página 19
ABC MADRID 03-12-1969 página 19
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 03-12-1969 página 19

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página19
Más información

Descripción

ADAGIO ENTRE DOS LUCES C ESAR Vallejo, en un verso que co- todo huele a enebro quemado y a tierra nocen hasta las niñeras, quería mo- prometida cuando los obreros han dejarir en París, con aguacero. Por lo do vacía la obra y en el arrabal brilla visto eso le parecía al gran peruano el una primeriza inexplicable luz eléctrica, y colmo de la tristeza y de la gran adecua- los niños regresan abrigados del colegio ción. La idea de la muerte es tan abso- en los grandes autobuses, y los solitarios luta que se puede asociar a cualquier ele- le dan inconscientemente más de tres mil mento, paisaje, situación, en la seguridad vueltas a la cucharilla del café con leche, de que siempre comportará un atosigan- sin saber qué miran, y aparecen en esa te marchamo poético. Morir en París, con luz de fata- morgana los titulares de los aguacero; morir en Sevilla, con calor hú- periódicos con crímenes, viajes a la Luna, medo; morir en Rávena, bajo los signos guerra fría, aviones perdidos, sutiles reivinpaleocristianos y el rodar de las bicicle- dicaciones, y hasta los enamorados se potas, o morir en Hamburgo, con hollín y nen tristes paseando por El Escorial, y un bocinas de petroleros. Rubén Darío hizo poeta chileno imploró: Acógeme en la en cierta ocasión una buena apología de tarde de hilo, cuando al anochecer trabala risa y terminó en la pura desdicha ja su vestuario y palpita en el cielo una con estas palabras: Luego, cuando esta- estrella llena de viento. Adagio entre dos mos en el recogimiento de nuestros en- luces, para salir de viaje y que empiece sueños, en la vaguedad de nuestras espe- a llover en seguida, para pensar en las ranzas, en la fata- morgana de nuestras mujeres del verano austral, para entender ilusiones, viene una musa triste, triste, que durante años y años esa luz no ha triste... Estamos seguros de que esa mu- sido mas que un filtro que alcanza penosa triste siempre llega entre dos luces, samente el reducto de las pobres oficinas cuando se suspende el día y no es de donde nos consumimos. Adagio entre dos tarde ni de noche y todo resulta vago y luces, cuando se encienden las pantallas dulcemente patético; y el espíritu también de televisión, se tuesta el pan de molde se suspende porque burocrática y fisioló- y alguien prepara una pistola para atragicamente algo ha terminado, algo va a car a la pareja de novios que anda haempezar, y es la hora de los espejismos, cia la oscuridad. Es la hor pálida de la cuando la tarde aparece con su luz más marihuana, la hora indecisa en que el desviada- -luz tenue como de tapices viejos alcohólico descubre que no le importa el con la impronta de abuelos muertos- -que, alcohol, sino las luces y la gente. La hora sin embargo, todavía con hálito último de en que el enfermo siente arder la frente, juventud, le permitió decir al primer y la hora de la renuncia, cuando uno está mejor Antonio Gala: ay tardes en qua dispuesto a despojarse de todas las teorías y de todas las experiencias y a creer vanamente en los amores eternos, en las huellas imborrables, en la dulzura de la infancia, en la personalidad, en cualquier tontería con Vivaldi- -ya pesado- -al fondo y el teórico sentido de la responsabilidad centrado en los que pasan hambre y estala sojuzgados, pero sabiendo muy en serio que uno no es más que un atado de conveniencias con la única y solemne preocupación de reflejar esta tristeza patológica de la tarde porque otra cosa no prospera en este momento y se sabe imposible hablar de la política de Nixon, o de la prohibición de los insecticidas, o de por qu ¿ák Samuel Beckett no se ha pegado ya un tiro, o del pobre Jacte Kerouac muriendo de cirrosis al final de tantas pernoctaciones en playas de ferrocarril y de tantos hermosos viajes en Cadillac, como tenía que ser (nada es gratuito, todo se paga) Imposible las explicaciones maniqueístas, dolor infame de creer en la lógica de la historia, en las condicionantes biológicas y generacionales, en la ausencia radical de misiones a cumplir. Es la ñora mala de las cosas solas, dijo Lugones; es un ataque de acedía paralizante y dan ganas de hablar de mariposas grises ungidas de desencanto si no supiéramos que en breve, con la noche, las cosas pueden recomponerse y terminar con este desgraciado adagio entre dos luces, que no sirve absolutamente para nada, pero que es. Eduardo TIJERAS

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.