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ABC MADRID 28-11-1969 página 23
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ABC MADRID 28-11-1969 página 23

  • EdiciónABC, MADRID
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Q UIZA estemos asistiendo en la hora tenido humano en ellas, porque carecen presente al declive ds las conver- de grandeza, porque la conversación ss saciones y a la enfermedad grave entristece ante las mesas vacías que ande los diálogos, tan embellecidos por Pla- tes otros ocuparon y se fueron muriendo tón. La vanidad de algunas personas- -ca- llevándose a la tumba. el amor y el color lificada por otras de patrimonio de los de las tardes y noches. Sin posibilidad de tontos- -tende a desembocar en el indivi- regreso; ya que hoy lo que regresa es el dualismo, en el yo sin prestarse demasia- cansancio de los cansancios; casi nada más da atención a las inquietudes de los de- que la historia de unos sueñas que nadie más, a veces muy respetables. Empezamos, quiere recoger porque resulta excesivamenpues, a quedarnos solos ante la realidad te humilde; es decir, verdadera. de las compañías rotas por la precipita- Se dice también que cada uno va a lo ción. Y la soledad, que es poesía, puede si suyo, a relatar al de turno una experiense ensancha en exceso, llenar de tristes cia, una gracia o una realidad. Para en sombras la vida. Es posible que camine- seguida marcharse, no para continuar en mos derechos, por ausencia de auténticas el arte de la divagación como continuaban compañías, hacia la derrota del diálogo, Baroja y Azorín cuando los hombres de la que tanto eleva y tanto enseña si es inte- calle les ofrecían prosa de la calle y de la ligente, romántico o bonito. Un personaje vida. del escritor inglés John Wain se consolaPero la realidad es que ya no tiene casi ba comprobando nada más que el sonido valor alguno- el estar pacíficamente en el de su propia voz. café o en el banco como aquellas figuras La gente no quiere hablar con la gente humanas que aprendieron estando para más que para en el diálogo hallar curio- más tarde crear el paisaje o la melancolía. sidades políticas, deportivas, económicas o La conversación, pues, se ha convertido frivolas. Y satisfecha esta especial curiosi- en una circunstancia aislada, de la que dad, en seguida se practica la transmisión se huye tras de aceptar su egoísta matede las noticias más o menos deformadas rialidad, lo conveniente de ella. Y en esta según convenga. huida- -ya sólo se mantienen por inercia La tertulia está desapareciendo. Y quie- tal vez las conversaciones de amor- -tenenes se niegan a asistir a las pocas que van mos que recordar a Ramón Gómez de la quedando dicen que es por falta de con- Serna, precursor de ciencias y de miste- rios, de muertes y de soledades cuando, como adelantado, decía: Los tiempos están tan malos que he decidido hablar sólo. No le extrañe a nadie, pues, verime pasar por la calle hablando alto y diciéndome cosas de una absoluta fidelidad, la única fidelidad en que puede creerse. (Por el aburrimiento de la mayoría de las conversaciones que enferman día a día, por su egoísmo, por la ausencia de belleza, de humor o de poesía, ya van siendo bastantes las personas que hablan solas en las calles, en los parques, en las casas; Es una manera como otra cualquiera de hablar de la vida y del amor, de los jardines abandonados, de la familia aussnte, del hogar que nos espera, de los locos inteligentes que andan sueltos por el mundo, de los árboles viejos, de las ciencias, de las ventanas tras de las que se escribe la historia, del futuro incierto, de los ancianos que, todavía, en las plazas de los pueblos toman el sol en espera de morir en tanto crecen los trigos y suenan tal vez las caihpanas de siempre. Y así, con esta forana de hablar y de soñar, una parte del mundo se va iluminadamente quedando en i az, arropada por estas palabras tde Shakespeare: ¡Quién pudiera hacsr perdurar lo que es bello, sin que nada le arrebate su íiermosura! José Luis MARTIN ABRIL

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