ABC MADRID 16-11-1969 página 164

1 rHit fifi ¡En nombre del cielo, deteneos! -exclamó madame Bonacieux interponiéndose entre los dos combatientes y cogiendo las espadas con sus manos. El lenguaje ingenuo, las situaciones emocionantes, los duelos, los amores, la fidelidad a los juramentos, la muerte... Todos los elementos de las novelas de capa y espada aparecen en esta obra, que no es sino una trasposición, basada en hechos reales y en personajes más o menos deformados que existieron de verdadconferir a las páginas de su libro el encanto de lo auténtico. Algunos eruditos de entre nuestros abuelos quisieron cerciorarse de la autenticidad de ambos títulos y se pusieron a investigar por su cuenta. Los presuntos Recuerdos del conde de La Fére resultaren una invención; es más, nunca existió semejante aristócrata en el país. Pero las Memorias de D Artagnan fueron localizadas inmediatamente. La obra aparecía impresa por un tal Pierre Marteau, en Colonia, el año 1700, y su titulo completo era: Memoires de Monsieur D Artagnan, capitaine- lieutenant de la premiére compagnie des Mousque taires du Roi, con teñan t quantité de choses particuliéres et secretes qui se sont pasees sous le régne de Louis le Grand Otro ejemplar diferente vino a demostrar que, cuatro años más tarde, el libro había sido reeditado en Amsterdam, en casa del famoso Elzevir. A mayor abundamiento, en la biblioteca municipal de Marsella se halló una papeleta, fechada en 1843, demostrando que el propio Cumas en persona había acudido a consultar la obra. Ante tan rotundas evidencias nuestros ingenuos abuelos debieron suspirar, aliviados, y reemprender ávidamente la lectura de la histórica invención del antiguo aprendiz de notario de Villers- Cotterets. 36 Pero una serie de investigaciones llevadas a cabo recientemente por estudiosos de la cuestión en archivos civiles y militares de Francia, permiten afirmar, hoy, con toda seguridad, que tales Memorias son apócrifas. En realidad fueron redactadas por Gatáen de Courteliz de Sandras, audaz libelista que se serviría de ellas para criticar a los magnates de su tiempo, a quienes debía prisiones y destierros. Pero come el libro fue escrito aproximadamente veinte años después de la muerte del verdadero D Artagnan, cuando el recuerdo de su vida y hazañas era vivo aún, no hay motivo especial para poner en duda la veracidad substancial de los hechos relatados. Además, la obra nos ofrece una animada pintura de la Corte del Rey- Sol, que no parece inventada en absoluto, y que nos retrata magistralmente a los grandes personajes de la época, como Richelieu, Mazarino, Fouquet, Colbert y Ana de Austria, junto a otros de significación histórica más secundaria, como el mariscal D Ar- tagnan (el héroe de Dumas) y el conde de Troisvilles (el Tréville, capitán de los Mosqueteros) así como los que pudiéramos llamar episódicos. Armand de Sillégue d Athos, Isaac de Portau y Henry d Aramitz, popularizados como Athos, Porthos y Aramis, que Dumas creyó seudónimos de más altos personajes. D ARTAGNAN: DE SEGUNDÓN GASCÓN A MARISCAL DE FRANCIA Charles de Batz nació en el castillo de Castelmore, en Gascuña, cercano a la población de Vic- en- Bigorre. Una sencilla lápida conmemora allí esta efemérides. Dice así: Aquí nació hacia el año 1615 D Artagnan cuyo verdadero nombre fue Charles de Batz. Muerto erl el asedio de Maéstrich en 1673 Como era usual entre los segundones de las familas nobles de provincias, abandonó el hogar paterno en 1640 fno pudo ser en 1625, como narra Dumas, puesto que entonces aún era un niño) para trasladarse a París, en donde pensaba hacsr fortuna. Allí ingresaría sin dificultades en la compañía del señor Des- Essarts. de los guardias de Su Majestad. Conviene advertir que el marco histórico en que Dumas situó su novela, debe ser retrasado. Ni Luis XII ni Richelieu conocieron probablemente al insignificante soldado, ya que ambos morirían en 1643. es decir, casi a principios de su carrera militar.