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ABC MADRID 13-11-1969 página 11
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ABC MADRID 13-11-1969 página 11

  • EdiciónABC, MADRID
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ACE pocos días leí en el New York Herald cierta curiosa noticia que me impresionó. Según telegramas de A. P. P. el suceso ocurrió en San Diego California) En el de Fendleton- -base militar utilizada para el adiestramiento de los reclutas de la Marina norteamericana, popularmente llamados marines -el comandante Michael Styles puso en práctica un nuevo sistema de castigo, inventado por él. Tal sistema no significó un experimento esporádico, ya que hasta la fecha de dicho telegrama parece que los sufrieron más de 50.000 reclutas. La noticia agregaba que, en los últimos doce meses, solamente fueron veintiuno los castigados. t a novedad del comandante Michael Styles podía sencillamente llamarse la autocontemplación En efecto, los marines recalcitrantes, que reincidían en vulnerar la disciplina, eran obligados a mirarse a un espejo, mientras sus faltas les eran largamente reprochadas. La duración de este mirarse en el espejo variaba, según los casos, entre unos minutos y ocho horas. Parece que tal procedimiento dio resultados insospechados. No obstante levantó a veces una ola de protestas por la desesperación ds algunos iracundos a los que había que atar con esposas a un marco de madera para que no rompieran el espejo. Asimismo surgió, como siempre, una especie calumniosa, al mentir diciendo que se les obligaba a mirarse sin ropas. Los periodistas que acudieron al campo de Pendleton comprobaron que era falso. Realmente, nosotros, en nuestra lejanía psíquica y geográfica, leemos el suceso con una cierta sonrisa amable. Saturados de tradición, y conociendo al dedillo cuantas formas y maneras ha tenido en los siglos la historia de los castigados, nos parece curioso, aunque un poco ingenuo, este in- H vento de la autocontemplación No podemos imaginar lo que diría un paleto nuestro, llegado del pueblo de Perogrullo, si le obligaran a mirarse durante ocho horas seguidas ante un espejo de cuerpo entero. Alguno se aburriría mucho, desde luego, pero es posible que ya no le gustara aburrirse por segunda vez. Al referirnos a este singular método, por supuesto que no hemos pretendido hacer la menor sugerencia a nuestros medios castrenses, pues ellos saben lo que hacen y hasta dónde se puede llegar en el innovar. MI sugerencia- -en todo caso- -puede tener un carácter más general y especulativo. Hasta hoy, históricamente, era China la nación maestra en variedad de torturas, tormentos y suplicios artificiales. La pavorosa imaginación amarilla nos ha puesto infinitas veces amarillos de horror, en libros, películas y documentos. En tiempos actuales todos sabemos que el refinamiento de la crueldad se ha hecho, quizá, más científico y elegante, pasando del campo físico al moral. (Lo cual no quiere decir, claro está, que se haya dulficado. Sin embargo pienso que este último grito- americano puede presentar raíces más nobles. El hombre es para sus semejantes un ser relativo pues en la vida de relación se sitúa, se valora y se mide precisamenta en relación con los demás. Pero para sí; mismo, no nos engañemos, es un ser absoluto Nuestras faltas, errores, injusticias, defectos, vicios o fallas forman en cada. uno de nosotros un todo compacto, del cual- -aunque lo neguemos- -estamos bastante satisfechos. Es posible qué la vergüenza o el arrepentimiento muchas veces nos haga pedir confesión, pero en general el acto de contrición no es correcto, ya que es muy difícil desprendernos dev cierta indulgencia y cariño hacia... nuestros errores. Humanamente, éstos toman carta de naturaleza en nuestro organismo y son como hormonas que secretamente dictan nuestra fisiología. Pues bien, ¿no hay posibilidad de remedio? Tomemos un ejemplo. Una mañana yo me levanto y me miro al espejo Me encuentro pálida, triste y no me gusto. Es inútil qué me pinte; la sensación está ahí, y el espejo no se deja pintar. ¿Qué sucedió? Por desgracia lo sé, anoche cometí una injusticia. Sien; salgo a la calle, encuentro a unas amigas y olvido el incidente. Pero ¿qué sucedería si ese espejo me acompaña todo el día en mi bolso, en la cafetería, en el teatro, en el escaparate de una tienda o en la casa de Fulanita, y durante doce horas seguidas, fijamente, sin perder minuto, me mirara él a mí Tal vez las esposas sujetando a los reos a marcos de madera serian necesarias muchas veces ante el su- plicio de mirar, frente a frents. Tántalo, hijo de Zeus, robó los secretos de su padre. Y fue condenado al Hades con agua a su alrededor y ricas frutas encima de su cabeza; mas tanto el agua como las frutas se apartaban automáticamente cuando él trataba- de alcanzarlas. Este clásico suplicio- -jamás superado- -haría de cada hombre consciente un nuevo Tántalo. Tenemos cerca lo que no podemos conseguir, pues agua y fruta nos serian negar das constantemente en el espejo de nuestro error. Solicitamos perdón por habar traído a colación la noticia americana. No obstante, si a primera vista parece irónica nuestra intención ante tan sencilla ingenuidad, en estas líneas va apuntado cierto curtosa respeto. ¡Gran novedad significa obligar al hombre a mirarse a si mismo! Isabel SÜAREZ DE DEZA

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