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ABC MADRID 13-11-1969 página 3
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ABC MADRID 13-11-1969 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO PRENSA M D POR ESPAÑOLA, R D SOCIEDAD AN 0 N 1 M A FUNDADO EN 1806 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA ABC esencia reino de la intuición, y la otra abstracta, o espacio mundo de la razón. En el núcleo de la esencia, los efluvios sapientes, querientes y hacedores concretan como facultades: de conciencia, de voluntad y de energía potencial hacedora; y en la faz del espacio, esferal e infinita, los efluvios se expanden como capacidades: de inteligencia, de determinación positiva o negativa, y de energía pronta a ser hechos de hechuras, o estructuras de los seres corpóreos. Ahora, dentro de la unidad del Sujeto, tanto su esencia como el espacio, llamado también materia pura, crearon sus propios seres reales. Así, la Esencia es origen de las esencias- tipo de los órdenes corpóreos, el atómico y el astral. Y el espacio es razón de los seres matemáticos puros, compuestos de inteligencia, determinación precisa y energía hacedora potencial- -desde leyes a teoremas y de formas, a cantidades- proposiciones lógicas para cumplir funciones normativas de sujetos abstractos, que son números y figuras; predicando propiedades por la cópula terminante del Verbo Ser: es esto o aquello. Y al fin, las composiciones que resultan de la acción creadora de las esencias- tipo y los seres matemáticos, de consupo, serán los seres real- izados, de materia compuesta, o cuerpos. Avancemos otro paso para comprender el proceso de estos últimos, de los micro a los macrocuerpos. Y del nuestro. el cuerpo humano. Tales seres son efectos concretantes limitativos de las esencias- tipo sobre las capacidades ilimitadas de los seres matemáticos, para crear en el espacio imágenes de la Proposición Fundamental; de manera que los sujetos corpóreos son composiciones de máxima capacidad de inteligencia; los verbos solares, concentraciones en que prevalece la determinación energética; y el atributo, predicaciones de propiedades genéricas. Veamos cómo nace el primer ser corpóreo: el átomo. Por la rectoría del poder voluntario sobre los otros dos, el hacedor y el sapiente, la esencia- tipo atómico dirige, sus efluvios de manera que la energía potencial pase a ser, en la figura correspondiente del espacio, condensación energética en hechos de hechuras que decimos partículas y carga a la que ha de servir de núcleo o sol verbal, con detrminación atrayente o positiva; y a la, o las llamadas a ser sujeto, individual como en el átomo de hidrógeno, o plural como en los demás cuerpos simples, con signo repelente o negativo. Mientras que el poder saáiente ya dio al voluntario el modo u orden de transformar esa oposición en movimiento rotatorio. Los seres corpóreos son individuos inestables o transitorios en. el espacio. Avanzan al impulso de su esencia- tipo sobre la fase abstracta de la Proposición Fundamental; reproduciéndose los atómicos y los astrales por copias de la correspondiente matriz, en moléculas y en planetas; las moléculas, en minerales y en rocas; r R EDA Y CCION, ADMINISTRACIÓN T A L L E R E S. SERRANO, 61- MADRIET- L A pregunta de Darío, que fue la de Bécquer, ¿no es la de todo el mundo, del primer hombre a hoy? Conquistamos la Luna e iremos siempre más allá. Pero en cada victoria se ha de oír la sentencia del filósofo: Sabemos más de las estrellas que de nosotros mismos. Olvidemos, pues, el exterior de las cosas para inquirir: ¿De dónde venimos; cómo somos, y a dónde vamos? Y con Unamuno: ¿Qué es la muerte? Y con Kant: ¿Qué es el hombre? Entre tantos juicios sobre el origen de los seres, dos nos impresionan por su evidencia. Uno es el primer motor de Aristóteles, y el otro, el verbo de San Juan; ambos coincidentes, desde que todo es actividad, que impone la idea de un verbo único, el que concentra las acciones de los demás verbos. Y no puede ser otro sino el Verbo Sustantivo, desde que subsistente y sustentante, creador o hacedor. Y es tan inmenso lo que esa idea entraña, que impone el olvido de la noción analógica o gramatical por las lógica e intuitiva, hasta sentirlo como foco de la vida, un Sol de los poderes de ser y hacer. Comprender al Verbo Sustantivo es admitir una sustancia que, por activa, no puede ser otra que la suma de esos poderes en sus dos estados posibles, de orden y de caos. Y así como en el espectro solar los infinitos rayos conciertan en tres gamas, de rojos, amarillos y azules, los efluvios del Verbo, o Sol de los poderes verbales, se agrupan asimismo en tres gamas de actividades afines: las- sapientes, las querientes y las hacedoras. Tal es el primer orden, que apartó al Verbo Ser del caos, y por cuya virtud le es posible poder saber cómo ser poder querer que sea o no sea, y poder hacer con qué para que efectivamente sea esto o aquello: el fiat Entonces, cuanto es y existe surge de esa actividad, o vida. Sus variaciones son de modo, tiempo, número y persona. Modo es el orden del verbo. Tiempo, el transcurso de sus poderes, ante todo de potenciales a activos. Número, la relación entre su unicidad y sus creaciones. Y persona, la unidad de sus poderes en sujeto sapiente, queriente y hacedor, a la vez juez y responsable de sus acciones, según ellas conduzcan a la creación o al caos. El primer orden de la sustancia base fue el Verbo Sustantivo, y las primeras acciones sustanciales fueron dos, sustantivar o concentrar en sujeto, y adjetivar o expandir en atributo, ambos sustantivos. Así nació el segundo orden, el de la Proposición Fundamental de Sujeto Sustantivo, Verbo Ser y Atributo de cualidades y propiedades sustanciales, por cuyo ejercicio brotan los seres. Tal la clave del ser Veamos el proceso de creación del Sujeto, o sustantivar. Para ello, la gama del peder sapiente del Verbo da a las queriente y hacedora el modo u orden de armonizar los efluvios concretantes con los abstractivos, dado que transitan en dos direcciones: desde o hacia el núcleo verbal. En consecuencia, el Sujeto resulta ser bifronte, con una cara concreta, o ¿DE DONDE VENIMOS? ¿A DONDE VAMOS? las composiciones de éstos, en células y en masas químicas, y al fin, en órganos y cuerpos orgánicos de ind i v i d u o s y reinos vegetales y animales de los astros completos. Pero todos, llegados al ápice de la función que los justifica, desgastados por su cumplimiento entre los accidentes, retroceden; lo orgánico á químico y a fisico; y aun a energía; desde sensible a efluvio espiritual. Y por dichos avances y retrocesos decimos que nacen y mueren- cuando lo justo es que cambian Pero debido a las concepciones del poder sa píente, lo corpóreo, si muda en el individuo permanece en la cantidad, en las funciones de las especies; y al fin en la del Universo, el ser de los seres espaciales, último objeto de la Proposición Fundamental. Ahora sí, podemos contestar a las preguntas iniciales y sobre todo a la de Kant: ¿Qué es el jfrombre? Intuimos que cada sistema solar del Universo se justifica por sustantivar y sustentar a un planeta con aptitud de recibir al Hombre, el único sujeto signado para darle plenitud funcional por sus obras en él, y al cabo, el sentido y la misión de una persona celeste A la suma de tales obras llamamos Civilización. Y a la unidad del espíritu humano, necesaria para alcanzar ese ápice, decimos Cultura. Y si por la Civilización el cuerpo del planeta alcanzará la perfección de un cuerpo orgánico, por la Cultura ese todo humanizado subirá, en la escala iíimitable del progreso, a comportarse como un cuerpo humano- esferal, para expresar la mente de una Humanidad unida y vuelta hacia el espacio. Y así, por nosotros, si lo queremos y merecemos, el monólogo de la Tierra, y de todo mundo, será un diálogo, para culminar en el coro del Universo Humanizado. La Proposición Fundamental es fuente prodigiosa de la que surgen y esplenden verdades más verdades a medida que nos sumergimos en sus efluvios creadores. Desde ahí volvemos con las respuestas, capitales: ¿Qué somos? Somos sujetos inmortales, de un Verbo Solar eterno, que predica, por su Obra universal y por nuestras obras de creadores espaciales, los atributos excelsos de sus poderes infinitos. ¿De dónde venimos? Venimos sujetos reales, del seno del Sujeto Sumo, a cumplir, pequeños- grandes dioses, una obra colosal y armónica en él modelado rústico del pulgar tremendo que dio sustancia y forma a la composición universal. ¿A dónde vamos? Gastada la herramienta del complemento corpóreo, volvemos a la Suma Esencia, ansiosos por el nuevo turno de la interrumpida labor vocacional. Y así, entre la infinitud de los seres, unos reales por esencias, y los más apenas real- izados, el Hombre resulta el más completo, capaz, poderoso, libre y, por lo mismo, el más responsable. Edgardo ÜBALDO GENTA Montevideo, 1969.

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