ABC MADRID 29-10-1969 página 23
- EdiciónABC, MADRID
- Página23
- Fecha de publicación29/10/1969
- ID0000908751
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de todos. Pero, ¿por qué no nos inquieta siquiera en igual medida el estado cenagoso de ese humor que, en lugar de sangre, corre por las venas de la sociedad de nuestro tiempo, caldo de cultivo para todas las corrupciones y en el que se detecta, sin necesidad de microscopios electrónicos, el hedor y la deformidad de sus cuajarones? ¿Es que el número de cromosomas, la fórmula, la contraseña hereditaria de unas generaciones que en sólo medio siglo, según la conocida imputación de Camus, desarraigan, avasallan o matan a setenta millones de personas es que semejante legado biológico- aritmético puede mostrársenos como ejemplo? En un universo sin medida, en una Humanidad sin tasa para el odio, el fratricidio y la inmoralidad, ¿puede de verdad importarnos mucho una alteración en los factores que vamos a hacer objeto de herencia? A uno particularmente, le gustaría conocer cómo andaba la cuenta de cromosomas de Fiotino, Buda o San Juan de la Cruz, tan dados a la percepción y la contemplación de mundos extrarreales, grandes experimen- a tadores en el interior, despreciadores de las mensuras del tiempo y el espado... fenómenos todos que parecen ser los supremos alicientes de las drogas. Muchos siglos lleva- la Humanidad drogada por el hambre, ya que ciertas carencias alimenticias, la del azúcar, p o r ejemplo, desnutren no sólo el cuerpo, sino también el ego el aparato psíquico, que se resiste a emprender la mayoría de las tareas que la sociedad de hoy entiende por positivas y nadie se siente involucrado en ese trafico de drogas que, a la vista de todos y sin clandestinidad, se extiende todavía por dos, tercios de la superficie habitada de la Tierra. Este y otros legados semejantes mantienen a la juventud inquieta, suceptible, encampanada y erguida con terquedad ante los demasiados juicios que sobre su bondad o su maldad andan emitiendo precisamente las generaciones de los setenta millones de víctimas de la acusación de Lliomme révolté Mientras esas generaciones se preocupan por la inmutabilidad de tos cromosomas de la célula física, la juventud, con microscopios de mayor alcance, contabiliza los cromosomas de la célula anímica. Si ese análisis revela algo positivo, estemos seguros que las drogas, el cuento de la mala pipa, acabará desinteresando y aburriendo a la juventud, tanto como aburrió a las generaciones precedentes el de la buena pipa, inocente entretenimiento al parecer, del que salieron guerras, odios y exterminios sin cuento. José Luis ACQÜARONJ