ABC MADRID 18-10-1969 página 24

LA ANTIGUA DEL TALLER QUE EXISTIÓ EN SAN JUAN DE LAS ABADESAS Máquina que puede servir de prototipo para identificar las del taller de San Juan de las Abadesas. Hay en ella alguna similitud: con otras de la región, especialmente con las de Arenys; pero también diferencias sustanciales que no confunden a! aficionado. O estaría bien que la investigación iniciada sobre la relojería histórica en nuestro suelo quedase congelada por el hecho de que un animoso editor le haya dado forma de libro a los anteriores hallazgos, divulgados, por cierto, como primicias desde estas mismas páginas. Durante el año transcurrido desde que Relojes españoles se situó en los escaparates de las librerías se han producido algunas novedades de las que me gustaría hacer partícipe al lector, ahora que sé que hay quien está interesado en el tema. Incluso se he ma reprochado el silencio mantenido hasta ahora, interpretando que había dado el trabajo por concluido totalmente. Hay que suponer que una investigación de esta naturaleza no se acaba nunca y que siempre serán precisas adiciones y correcciones. Por ello, ahora mismo me encuentro en condiciones de retocar algo el primitivo original, y entre las cosas que me gustaría rehacer se encuentra la recensión de un grupo de relojes catalanes, de especiales características, a los que solamente dedico una docena de línea en el libro, dejándolo así en manifiesta inferioridad frente a sus parejos de otras localidades o talleres, y también frente a los demás relojes españoles, con los que la N suerte fue más propicia y pudieron documentarse mucho mejor. Me refiero a los relojes de la firma Bover una especie que está obteniendo últimamente mayor relevancia, según voy teniendo conocimiento de nuevos ejemplares, hasta ahora ocultos. He comenzado por lanzar una petición de ayuda a los eruditos locales para averiguar el nombre completo y las fechas biográficas de este artesano solitario que ejerció su oficio a fines del siglo XVUI en la villa pirenaica de San Juan de las Abadesas, cuatro leguas al noroeste de Olot; pero todavía no he obtenido la esperada contestación. Es posible que la actualización dé este asunto anime a cualquier investigador a rescatar del olvido los precisos datos que faltan, pues con toda seguridad yacerán en los archivos parroquiales o en les censos de población de la época. En Olot se han localizado otros obradores de relojería, correspondientes a dos firmas, de las que también hablo en mi libro: Estorch y Tomás Recientemente me ha hecho notar mi amigo Maurer que Tomás se apellidaba la viuda del relojero Juan Estorch y Sargatell (1743- 1797) por lo que puede tomarse en consideración una prolongación del taller con cambio de nombre. Estas manufacturas, sanjuanina y olotina, no resuelven la incógnita del erigen espontáneo que se da en todas las demás de la comarca. Estoy cada vez más convencido de que debido a que la relojería extranjera, muy superior a la autóctona, no cubrían entonces, ni con mucho, las necesidades locales, por falta de comercialización, la producción autóctona hubo de resclver en cada comarca la instalación de manufacturas, aplicándose los naturales a esa difícil artesanía que hoy está tan justamente conceptuada. Be la producción moyanesa, salida del taller familiar de Senesteva y Crusat, el desaparecido P. Olegario Picanyol nos ha dejado un completo estudio, que he dado resumido en Relojes españoles Pendientes de historiar están las actividades de Arenys, que ejercieron Felipe y Francisco Roca, y de Manresa, que estuvieron a cargo de Josa y Miguel Rosal. Apenas en situación de inventario está la obra anónima de Gironerla, y a estos nombres de lugares hay que añadir todavía los de Centellas, Vich, Igualada, Mataró y tal vez alguno más. Es sorprendente que a pesar de esta floración, el tema de los relojes catalanes