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ABC MADRID 11-10-1969 página 19
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ABC MADRID 11-10-1969 página 19

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página19
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explicar ligeramente mi aventura política. Cuando yo comenzaba mis estudios en la Universidad de Lovaina tenia un pequeño periódico. No obstante, yo consagraba mi vida, a la Acción Católica. La vida es eosa extraña: mi vocación era de orden espiritual. Tenia tres tíos jesuítas; uno, sacerdote; mi hermana mayor era monja; mi familia, muy católica, aún continúa siéndolo. Por tanto, mi vocación era llevar la vida espiritual a los hombres. La acción pública de León Begrella comenzó al lado de monseñor Picard, jefe de la Acción Católica. -Me acordaré siempre cómo actuábamos en los grandes barrios obreros. Durante la Semana Santa iba yo a explicar en la plaza Mayor, ante millares de obreros, lo que había sido la Pasión de Cristo, cómo había sufrido y amado a los hombres. Si esto lo hubiese hecho un sacerdote nadie le habría escuchado entonces; pero sí a un muchacho de veinte años, que hablaba con fe. con pasión, con amar. Este fue su primer público, formado por gente obrera: marxístas, socialistas, comunistas. -Cuando pienso en mi juventud siempre tengo el dolor de no haber seguido así. Yo habría querido, con toda la fuerza de mi cuerpo, de mi corazón, luchar siempre como un apóstol. ¿Y cómo cambiaron las cosas? De verdad, no cambiaron. Nosotros, muchachos de Acción Católica, teníamos cada día la misma preocupación. En todos los medios anticlericales decían: ¡Sí, ustedes hablan de fe! ¡Ustedes hablan de Dios! ¿Pero cuándo se ve lo que hacen los que se dicen católicos? Cuando decían los que se dicen católicos se referían concretamente a los políticos. El partido católico en Bélgica estaba corrompido; se había echado en escándalos financieros inmundos. Para nosotros, era evidente que la contradicción era flagrante, monstruosa, y que no se podía admitir más. A un lado, el apostolado; al otro, la corrupción del ideal cristiano. Así nos decidimos, en la Acción Católica, a ir al asalto de esa política para limpiarla y para dar, por fin, la posibilidad de tener una verdadera comunión entre el Poder civil, en manos de ios católicos, y el Poder apostólico, de los que iban a la conquista puramente espiritual de las aunas. Hemos entrado en la política de verdad, como apóstoles. Claro que desde aquel momento tenían que abandonar oficialmente la Acción Católica, porque ésta no se dedicaba a la política. -La acción política tenía como deber el formar hombres que irían a la conquista de todos los sectores de la vida, de la misma manera que otros podían conquistar el cine, la radio, la literatura y hasta los negocios. Es mejor un negocio limpio, dirigido por católicos limpios, que un negocio sucio. Así nos hemos lanzado a la vida política: sin dinero, sin apoyo, sin protección ninguna. hemos llegado a la victoria de la misma manera. ¡Si; pero para ganar políticamente también es preciso disponer de dinero! sión que permitía cubrir todos los gastos merosos: tres, en Lieja; cuatro, en Béldel Movimiento resista en la comarca. gica; etc. Muchas de las clticas guapas de Bélgica eran rexistas y conseguían ventas fabuloUNA ACTIVIDAD SOBREHUMANA sas de nuestros periódicos. Es a lo que el rey Leopoldo llamaba el rex- appel. Durante mucho tiempo León Degrelle Cada centro se mantenía de la venta de llegaba a su casa todos los días de madrugada, después de haber recorrido en los periódicos y de los mítines. -Se dice que dar mítines cuesta mucho automóvil, do mitin en mitin, centenares dinero. Yo he dado millares de mítines. de kilómetros. En las grandes, asambleas Cada día, cuatro, cinco, ocho... Un día, del Palacio de Deportes había que contar hasta catorce, desde las siete de la ma- con la pérdida de un lulo de peso cada tarde, por el esfuerzo y el calor de los reñana basta las tres de la madrugada siflectores. A su regreso, a las cuatro o a guiente. En estos mítines la gente pagaba las cinco de la madrugada, escribía el siempre. Hasta el último día de la cameditorial para el periódico quj lo aguarpaña electoral había que pagar cinco francos belgas, como mínimo. Y las señoras daba ya para salir a la calle. Entonces gordas y ricas que querían estar un poco se retiraba a descansar sólo dos horas. más cerca, pagaban cincuenta francos en- -Cuando se está en actividad el dorlas primeras filas. Mis mítines del Palacio mir es una claudicación. Yo tenía que de Deportes daban siempre más de cien dormir poco para poder trabajar mucho, mil pesetas. Una vez conseguí 800.000 frany así resistí por espacio de varios años. cos de entrada, en seis días. He hablado Los médicos me decían que no podría ante 65.000 hombres, en pleno campo, con aguantar, mucho. Ahora tengo sesenta y 325.000 francos de entrada. Con esta protres años, he hecho cuatro de guerra, soy paganda hemos llegado a la victoria, que mutilado áTlOtt por 100 y hace poco he ido Con Marino Gómez- Santos. -No hemos dispuesto nunca de dinero. El dinero siempre lo hemos ganado luchando. Primero, con nuestros periódicos. Hemos comenzado con uno modestísimo, que se titulaba Rex La palabra Rex venía de Christus Rex. Este periódico salía primeramente una vez al mes; después, quincenal; hasta que llegó a salir semanalmente, alcanzando una tirada de doscientos cuarenta mil ejemplares. Millares de muchachos y muchachas vendían aquellos periódicos por equipos, en las calles, en los cines, a la puerta de las iglesias. -Cada uno de nuestros grupos vendían los periódicos con una buena comi- era absolutamente democrática, popular, obtenida por el sufragio universal. Porque lo que me interesaba era la masa obrera más que nada. Se hace la revolución de un país no con los que tienen algo que perder, sino con los que están en situación contraria. Y en esta época, el que no tenía nada que perder era el obrero, el campesino. Hemos tenido centenares de millares de campesinos con nosotros; pero éstos están perdidos en sus pueblos y no es posible movilizarlos en la acción política, mientras que a la masa obrera sí. A ésta he dedicado todas mis fuerzas, en un país en que la masa más importante era socialista, llegando a tener en los grandes centros industriales diputados rexistas nu- a pie hasta S a n t i a g o de Compostela- -1.030 kilómetros- -desde la frontera francesa. Cuanto más se trabaja y se lucha, el cuerpo se pone más fuerte. Igual ocurre con las heridas: cada hueso roto se pone después más duro; cada pierna que ha sido atravesada por una bala, anda mejor. No hay que creer en las enfermedades; hay que tener fe. Es la fe lo que da la salud. En el Guadarrama se ha puesto el sol. León Eegrelle está alegre bajo el cielo de Madrid. Habla, acciona, camina, piensa, sueña, espera. Y, alguna vez. canta para sí mismo, una alegre y nostálgica cancióncilla. Marino GOMEZ- SANTOS

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