ABC MADRID 05-10-1969 página 145
- EdiciónABC, MADRID
- Página145
- Fecha de publicación05/10/1969
- ID0000905945
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or veinte gordas Al trazar la Gran Vía uvo que trasladar su establecimiento a la ecina calle Constantino Rodríguez, done comenzaron a llegar los clientes de an es. Se abrieron nuevas librerías y por eso iace veinte años decidieron cambiar el ombre de Constantino Rodríguez por el e Libreros. Casa de la Troya, Doña Pepia y, al doblar el codo, la librería de doña elipa, hoy la más popular librera de la alie, entre los estudiantes: ¿Sabes por qué? -me dice una chica íorena, minifaldera, con cara de inteliente Pues porque es la que más caro ompra y la que vende más barato. SI NO TIENES QUE HACER NADA, NO LO VENGAS A HACER AQUÍ Es un establecimiento pequeño, semioscuo, con un pequeño mostrador sobado. Las istánterías, que fcaen a la altura de la ma; no, stán forradas da tela metálica, y las visas puertas arrojando siempre una bocalada de jóvenes que entran o salen con ibros. Sobre estas maderas, abiertas desle muy temprado, nunca se ponen aqueios curiosos letreros, hechos a lápiz y pefados en el cristal con saliva que ponía fl señor Centenera a media mañana y que lo mejor decían: Cerrado mientras me orno el bocadillo... Ahora la gente es eria, formal, y aquí se trabaja duro a lo argo de la jornada. Entre apreturas, un uirigay ininteligible: -No tenemos... Todo, ciento treinta... Cuando haya te la guardamos, descuida... El timbre del t e l é f o n o tiene la voz guardentosa. Más gente que llega. Es corio una rebotica de libros con los lomos escoloridos, presos, devaluados, medio ¡enos de polvo. ¿Y tú qué quieres, majo? Le digo a Felipa que no quiero nada. Jue vengo a mirar. Y entonces casi me ónríe y me lleva con la mirada hasta el artel enmarcado tras un cristal que adierte: Si no tienes que hacer nada no lo engas a hacer aquí Debajo hay otro tiás discreto: Esas manos... que te veo ¿Y tú? -Traigo esto, Felipa. Felipa lo mira, lo remira, comienza a lojearlo, mientras bisbisea: Perdona que 0 mire bien, hijo; pero una lo hojea tolo y hay veces que se la pegan: éste tieque terminar en la página 310. Ciento etenta y cinco. Felipa- -Felipa Poío- -es una señora malura, vestida de negro, con cinco o seis ornas arrolladas siempre en la muñeca, 1 modo de pulsera, con dos trenzas enro- ladas detrás de las orejas, activa, paterlalista. A Felipa todo el mundo la tutea todo el. mundo- es tuteado por Felipa. Sntre los estudiantes es una verdadera nstitución. Nació en Guadalajara, en Loanca de Tajuña y hace veinticuatro años ue puso la librería. Mucha gente le escriie desde provincias pidiéndole libros. A eces los pedidos no pueden ser atendidos. ¡1 noventa por ciento de sus clientes son studiantes, -Ahora se vende también mucha liteatura, ¿sabes? Libros nuevos. Se lee más ue nunca. Por eso verás que no todo el nundo que viene aquí es joven y estudia. tienen obreros, empleados, gente mayor, ie lee muche. Pero el libro de texto es su negocio- funlamental. Aunque durante todo el año se íacsn muchas operaciones, julio y octubre on los mejores meses para las librerías le usado. En julio se vende y en octubre e compra. Se viene a pagar del cincuenta 1 sesenta por ciento del valor del texto levo, si el libro es comercial y la época iropicia. ¿El diccionario médico inglés dé... -No, no hay. Lo siento, pero... Tiene doña Felipa una memoria foto- gráfica. Y mano izquierda para el negocio. Aunque no lee, sabe de libros de texto más que nadie. Es capaz de recitar de carretilla más de quinientos títulos con su correspondiente autor. A veces, toma la escalera de seis peldaños y trepa hasta lo alto de las estanterías donde guarda, sin inventario, más de cuarenta mil libros. Sobre una, frontal, hay un cuadro que dice: A Felipa, nuestra encantadora amiga y colaboradora, como recuerdo de la noche del 24 de octubre de 1959. La Tuna universitaria de Madrid (Escuela Social) Pequeñas precauciones, porque resulta difícil calcular el número de personas que durante estos días pasan por cada una de las librerías de esta calle donde casi todo es posible encontrarlo. Cuando ya nos hemos despedido de- Felipa llega a nuestro lado un chico. Antes de bajar el escalón que separa la tienda de la estrecha acera, oímos por enésima vez este diálogo colgado a nuestras espaldas -Once libros g o r d o s Felipa: once. ¿Cuanto? El que vende, la que compra y vende y el que mira: el estudiante, doña Felipa y el mirón. Protagonista, el libro de los insomnios y de los suspensos, que, tardé o temprano, irá a parar al inquieto mausoleo de saberes de una librería de lance. Sobre los estantes varios carteles, entre ellos uno que dice: Esas manos... que te veo. Debajo han firmado desde el pandereta hasta el solista. Y otro más: No se efsstúa la compra de ningún libro si no vienen provistos del Documento de Identidad o Pasaporte (a extranjeros) Son transacciones serias. Se traen libros, se acuerda un precio y antes de recibir el importe toman nota en una ficha del nombre, dirección y número del Carnet de Identidad. -Comprenderás que sin verlos no puedo ofrecerte. -Dame lo que quieras, hija, dame lo que quieras, anda, Al nuevo curso le ha vuelto a salir un gasto y un negocio: el de las librerías de lance, que entre septiembre y octubrg hacen su agosto. José María MOREIRO 25