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ABC MADRID 28-09-1969 página 151
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ABC MADRID 28-09-1969 página 151

  • EdiciónABC, MADRID
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EL CGBREO eo, anunciado por unos desafinados cor tazos, habrá de mantenerse en continua erta exacerbando los seis sentidos que dicábamos en el preámbulo del presente anual. Cualquiera podría pensar que a partir de audición de los disparos de aviso, las tostilidades se rompen como se dice dgarmente. No es asi, pues éstas comiena precisamente cuando acaba el ojeo. Creemos oportunísimo recomendar ios siüentes elementales consejos: 1. Puede tirar a todo lo que vuela alvo aviones de Mnea o vuelos charr pero advertimos que los zorzales, trileros, mirlos y otros pajaritos, amén de oscardones e insectos, no se cuentan ni in gloria, independientemente de que reIta antieconómico su derribo. 2. Machacar una urraca (vulgarmente uñada marica es muy espectacular y ele provocar el entusiasmo y felicitación ¡4 a línea ad video 3. a No debe en ningún caso economizar rtuchos, pues metido ya en los gastos opios de esta modalidad, seria como el tocolate del loro 4. Inopinadamente pueden ir surgien otros sujetos pasivos, verbigracia, la Are y el conejo. No se tienen otras no: ias sobre su autotransporte que el teestre. La liebre es extraordinariamente loz, pero a veces con un s e n c i l l o Cfaist! se para, curiosa, enhiesta sobre is patas traseras, el suficiente tiempo ira pasaportarla sin tener que recurrir a cólicos smogs de cintura. 5. Pero no debe de olvidar el cazacanno en ojeo que el fundamento de su tividad es el derribo de la perdiz en ido y, eventualmente, cuando viene a íón (comprobar antes si no es obserido) Estos animalitos vuelan, según condiones climatológics, hasta ochenta küóetros hora viento a favor. Ello no quiedecir que nada más llegado al puesto aya que empezar a disparar por si acaso ¡n arrancado ya. 6. Todo lo que no sea lo más arriba cpuesto o que con cuatro patas, pelo y andes orejas (perros aparte) se presente, o debe entrar dentro de su actividad. 1. En las postrimerías del ojeo joídoparohe! entrarán otros sajetos 7 esta a activos, que aun sin verlos, les serán icümente recognoscibles gracias a sus guirales y estridentes: ¡Jía, jíaaa... ¡Cigooóehaaa... ¡Allatesapáaaava... ¡Jolín, nolaquitaolagorra e milagro! eeh! ¡Questamosaquní... A partir deste momento debe tirar haa. atrás. Al sonar los desafinados coraetazos a que antes nos referíamos, reveladores de que a juicio del guarda el ojeo ha terminado, aún oiránse disparos sueltos durante un ratito, debido a que todavía suelen saltar camino de la nada la últimas cansadas gallináceas o también, posiblemente, debido al mecanismo defectuoso de descarga de la repetidora de antes. A partir de este momento se pondrá en movimiento el asombroso reino de Taifas que conforma una línea normal de puestos. Racionales e irracionales, se lanzaran a lo que pudiéramos adjetivar la apoteosis, la esencia, la sal, el desenfreno y el pecado terminal de la caza de ojeo. Es la hora del cobreo. Repetimos, cobreo. Llegados aquí, preferimos ¡mantener intacta la pureza original del cazacantano. Sabemos que nuestros consejos no servirán de nada frente a la alucinante ejemplaridad reinante. Sólo sugerimos que debe observar, intentar comprender y perdonar a los iniciados y, en su caso, enjugarse con disimulo las lágrimas. Pero no debe preocuparse en exceso, pues un cuarto de hora después los hombres serán otra vez hombres; los perros, perros, y la tierra seguirá girando como desde el principio de los siglos sobre su imaginario eje. Aman. BECUENTO Después del cuento, cuyo desarrollo se inicia al finalizar el cobreo, llegamos al recuento, momento estelar en la mayor parte de las cacerías; esto es, cuando cada uno envía colgado del gancho la verdad de las verdades representada por el número exacto de piezas cobradas. Hay cacerías con recuento a voz en cuello y otras en que se corre un discreto velo. Personalmente, dadas mis aportaciones numéricas, prefiero el: ¡Número cuatro! ¡Entregó! al: ¡Oon Propicio Regules... jCero! este paso... -He hecho unos tiros largos sensacionales. ¡Qué raro! Y cayó de pelotazo... -A mí me pasaban lejos... y hacia el puesto de la derecha. -Si no fuera porque es una dama... ¡De dónde! ¡He tirado fatal! (se suele decir cuando se ha cobrado por encima de las treinta en un ojeo) -Pues a mí también me barrió el puesto, en el segundo ojeo... -Sí, ya sé que al final no contamos las piezas, pero es que no he cobrado más qus dos de las diecinueve... -Yo que tú me iba de retranca. ¿Cuándo hará ese tío una punta? ¡Mira, mira dónde tiene el tira! -Cu- cú! Cu- cú! (normalmente) -Cucurrucú, cucurrucú (raramente) -Qué quisté, don Luis, entre los perros, que lo enrean tó... y luego, con el Kmiliano al lao... ¡ya se sabe! -Si cada perdiz fuera con su cazador, cada duro con su dueño y cada hijo con su padre... ¡menudo lío! ¿Que cuántas? Pues las dos que me entraron. ¡Oiga, que los cadáveres no vuelan... -Jolín, vaya linea de señoritos más floja... -Cs he dicho que no os acerquéis a los puestos, j ¡moño! ¡Bravo, marqués, eso es hacer carne! ¡Tres bien, monsieur Dupont! ¡Vaya bigote que te ihe puesto, Fernando! ¡Este es el mejor ojeo de todos! (frente a los aperitivos) Xieoncio, no cobre usted por el lado del señor ministro... EL TACO LAS FBASES MAS USUALES Tras un par de cacerías, al novel le supondremos totalmente impuesto sobre las frases que con mayor frecuencia ss suelen oír en el transcurso de la modalidad cinegética que nos ocupa. Pero resumimos, para su orientación previa, las siguientes: -Me faltan cinco... ¡Mía, mía! (se repite infinitssimalmente) -Como de punta... -Bueno, a medias. ¡Cómo quieras! -Aquella que derribó usted en lo alto de la morra, se le fue a peón. Etimológicamente la palabra taco no proviene, como gafe del sánscrito, sino del araxneo popular, donde, según los eruditos, se usaba para calificar cierto tipo de ladrillos de volumen superior al que emplearon los babilónicos en su HE Plan de Desarrollo. Como siempre, se atribuye a los fenicios su introducción en la Península Ibérica. Aunque su vertiente más corriente es la designación de palabras malsonantes, pero contundentes (también ITfl 1 palabros nos referimos aquí a su segunda acepción, por la que se designa comúnmente una comida lisera y rápida que se suele tomar en descampado Hoy día el concepto de taco es tan elástico en una cacería, que se acepta lo mismo para designar un repelente trozo de fría morcilla acebollada, mal arropada por un pan duro y un trago del cabezón vino de la comarca, que un típico almuer 0 7

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