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ABC MADRID 27-09-1969 página 9
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ABC MADRID 27-09-1969 página 9

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página9
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PLAYAS L playa es una mujer rubia, hermosa, con los ojos azules. La marea la muer de los pies. El sol broncea los cuerpos de los bañistas. En el horizonte, un trasatlántico, dos bous yates, balandros. El mundo, que nació del agua, va al agua. Escribe con humildad, con sencillez, con ponderación. Ser ecuánime consiste en mantener el equilibrio en la cuerda floja. Estar en la playa no es morir: es vivir, renacer. La sangre es más espesa que el agua. El mar es más espeso que el río. Chicas de todos los países. Trajes de baño de todos los modelos, de todo los colores. La playa ns estimula la circulación. Todos los idiomas nos circundan tos oídos. Sirenas. Observo a una mujer rubia. Bikini amarulo. Recuerdo los versos de Cervantes sobre La Celestina de Rojas: Obra a mi entender divi- -si ocultara más lo huma. Las mujeres mayores son el amor y el odio. Esa. mujer... ¿tiene treinta, años? En mis células grises, Balzac. Parece que la playa es incorporó, se levantó, anda. La mujer sabe andar. Tiene clase. Es una joya de artesanía. Pienso que la pueden otorgar el titulo de Miss de las Playas Posee una anatomía perfecta. Posee una anatomía de diosa. Neptuno la estera mirando. Desde una fosa francesa vienen los versos- de Paúl Valery: Ét vous, grande ame, esperez- vous un songe Qui n aura plus ees coulers de mensonge Qu aux yeux de chair I onde et I or font ici? Estamos en España. Estamos ante un mar de España. Estamos en las puertas de un cielo terrestre y marítimo. ¿Desnudez? No. Semldesnudez honesta. Ni Zoia ni Verlaine. Siglo XX, religioso y civilizado. Mí imaginación no para de moler. Me agrada pensar que puede escribirse una monografía auténtica sobre las playas, sobre el dolor de morir, sobre el placer de vivir. El aire salado está, maduro de hormonas. La arena, levemente cálida, es suave al tacto. Hay gentes de casi todos les países. El mar está tranquilo. Si escucháis finamente, agudamente, oiréis los rumores patéticos y terribles que suben del fondo del agua: oiréis las canciones de los ahogados a los que nunca se encontró, las canciones de los barcos hundidos, ya sin bitácora, con la brújula partida; 9 as cancienes de los peces minúsculos que entra ron a desovar en las calaveras... ¿Oís? Desde un ancla antigua, una voz de mujer impide no sabemos qué música, no sabemos qué llanto. Y la voz sube hasta la piel de las olas y se extiende sobre los lomos de los vientos. España posee muchas playas cosmopolitas. Teda el litoral de la Península y todos los litorales de nuestras islas paradisiacas constituyen una invitación a lo trágico- -corridas de toros, etc. -y a la dolce vita inclusive las regatas, el esquí acuático, en mar, ríos, embalses, etc. Un país neutral puede ser encantador para que depositen allí su dinero los que lo tienen en cifras fabulosas; nuestra patria, sin explorar masivamente, es un país encantador para la industria hotelera, para el turismo, etc. Hay un slogan inédito: -Veranee en España. ¿Cuántos horizontes hay en nuestros pies, en nuestros índices, en tu espíritu, en mi espíritu? Todo hombre imaginativo es un buscador, un cazador de horizontes. Esj, mujer rubia, ¿quién será? No soy partidario del amor platónico. Leonor, esposa de Antonio Machado, o Dolores, esposa de Federico Balart, valen más que Julia, la musa de Bécquer. El amor es carne y alma. Don Veremunio descansa por aquí. Ha observado a la diosa que cimbrea las caderas de ánfora. Le pregunto: ¿Extranjera... -No; de Córdoba. -Merece un Julio Romero de Torres. -Sí, aunqfle no sea pintor. ¿Usted qué pinta aquí... -Bastante, bastante... -Caramba, don Veremundo... -üjú. ¿Y usted... -Escribo una novela. ¿Sobre qué asunto... -Sobre las pobres cosas de la pobre vida. -Entonces tendrá muchas páginas. -Trescientas sesenta y cinco. Estoy pensando, siempre pensando. Y, sé que pensar produce sufrimiento. Recordar, también. Intuir, también. Estoy en mí mismo. El hombre auténtico se diferencia de las víboras en que no ataca a traición. Las religiones y las filosofías inducen a la bondad. Una mujer joven, oscura, como el ébano, cruza junto a nosotras. Tiene los andares elásticos, ágiles. Bikini azul. Tiene algo cruel y soberbio en los dientes. Recuerdo a Baudelaire. A su negra. A su obra, lias flores del mal La diosa rubia la sonríe: ¿Eres feliz... -Yes, yes... Siempre es verano en España, ¿Volverás a tu isla del Pacífico... -Hay caimanes... Mis abuelos... antropófagos... -El mundo devora al mundo. Ven al mar... SI sol broncea los cuerpos. Mujeres y hombres dé todos los países son dichosos en la playas españolas. Como indica una canción de Antonio Machín, sólo se vive una vez Cuando en el tam- tam de nuestra sangre resuene el último latido, cuando unas manos piadosas nos bajen los palpados, los ángeles del Cosmos pondrán flores frescas en la piel inocente de nuestras almas. El Dios de los dioses, el Res de tos reyes, nos bendice ahora y no bendectrá después de nuestra agonía humana... Renazcamos físicamente en el mar y renazcamos, al morir, porque, como escribieron sobre el pulpito de un templo de Chicago: Dios es Amor Francisco FUENTENEBRO

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