ABC MADRID 26-09-1969 página 117

puestas y aun contradictorias. Podría decir la cultura etrusca y el románico; el Greco y Bonnard... ¿Te gusta Bonnard? -Sí, -por lo intimista. ¿Se uniforma hoy la manera de pintar? -Un artista con personalidad no puede uniformarse nunca, porque es rebelde por naturaleza y lleva consigo su propio mundo. Lo que quizá sueede es que hay más pintores que nunca y que tal vez lo vemos todo desde demasiado cerca. ¿Reconocerías la existencia de una escuela montañesa? -Creo que la pintura montañesa tiene una- forma de hacer que la distingue; no es, como la vasca, que parte de unos tipos humanos muy concretos. Pero no creo que, en rigor, pueda hablarse de escuela. María Blan. chard, Riancho, Pancho Cossío, Quirós, tienen, probablemente en común, una forma de hacer. ¿Cuál sería su característica? -No sé. Es posible que la manera de poner la pasta, de plantear el cuadro, aunque, naturalmente, cada uno con su propia personalidad, pero es posible que por ahí haya algo en común. ¿Qué ¡has aprendido de Pancho Cossío? -Antes que nada, la ética profesional. No me ha enseñado a meter un color, sino a cómo debe ser un pintor por dentro; es decir, limpio, auténtico y generoso. ¿Qué notas dominantes señalarías en la pintura española? -Me alegro de que me preguntes eso, porque quiero decir que hay notas propias de la pintura española, pero que ésta no está hecha de blanco y negro tan sólo, como algunos quieren hacernos creer, sino con todos los colores de la paleta. Es parcial esa visión de una Andalucía de blanco de cal y gentes de negro, porque Andalucía está llena de color en la vida de alrededor, en el aire que se respira, en su tradición cultural, en su poesía... Por la gama de los colores que actualmente maneja- -tonos pastel- -alguien podría pensar que la obra de Ángel Medina no se corresponde demasiado con la de un pintor español. Se le ha alegrado mucho la paleta. Se le ha esclarecido. Desde su buscón afán de sinceridad, Medina llegaba con su dibujo gestual, ingenuamente recio y un atormentado modo de tratamiento de la realidad. Había mucha noche metida en su cuadros. El muchacho se hacía bronco en el color, terrible en el gesto, con mucho más peligro de quedarse sin asomarse, meterse en el pczo, y un desmanotado arrebato que po- ü H i- 1 HEQINÜ 71. RUÉ DES S- PERES- -PAva t DU J AMBt Atí SS M 4! 1965