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ABC MADRID 25-09-1969 página 117
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ABC MADRID 25-09-1969 página 117

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MIRADOR Por Gonzalo FERNANDEZ DE LA MORA HISTORIA DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA De R, DE LA CIERVA Ed. San Martín. Madrid, 1969. Vol. I, 826 págs. ICARDO de la Cierva ha dedicado lla de progresismo. Para un ejército de años a la recopilación y clasifica- poco más de cien mil soldados había 499 ción de las fuentes sobre nuestra generales y 578 coroneles. Los almirantes guerra. Exponente de estos trabajos son eran 142. Considera desfasados los ausus títulos Bibliografía general sobre la tonomismos regionalistas, que califica de guerra de España y sus antecedentes his- mininacionalismos Atribuye al tándem tóricos (1968) y Cien libros básicos so- Maura- Cierva los intentos renovadores de bre la guerra de España (1966) La obra 1909. Ve en 1917 una revolución fracasaque ahora se inicia constará de tres to- da que luego tendrá que abrirse paso mos, el primero de los cuales, único pu- por imprevisibles senderos Uno de los blicado, está compuesto por una introduc- actores negativos fue, en aquella ocasión, ción (1898- 1930) de ciento cuarenta y la Iglesia. Llega a afirmar que 1917 fue cinco páginas, y por once capítulos que describen Jos avatares de la H República. 1. Cuestiones metodológicas. El autor hace suya la sentencia: no creemos en la objetividad; no hemos creído nunca Su pretensión es hacer un juego limpio Se inclina por la historia narrativa: lo que menos importa al autor de este libro es deducir conclusiones y ofrecer enseñanzas; no ha pretendido enseñar, ni menos imponer: solamente saber Las fuentes utilizadas no son sólo las impresas, sino las manuscritas existentes en el Servicio Histórico Militar, en los Servicios Documentales de Salamanca y en la Sección de Estudios sobre la Guerra de España del Ministerio de Información. De esta última el autor ha sido un colaborador asiduo desde su fundación. 2. Conclusiones fundamentales: Nuestra guerra empezó y concluyó exclusivamente como un asunto español. En su centro sufrió las interferencias físicas de Europa. Europa, naturalmente, influyó en su planteamiento y en su desarrollo y en su desenlace; pero sin privarla de su esencia española. La segunda conclusión es que España no es un inmenso campamento de locos o sea, que los acontecimientos tieRicardo de la Cfkva nen un sentido. La tercera conclusión dice así: Llamar guerra de clases a la guerra española es no comprender ni a las brigadas de Navarra... ni a la aviación gu- el primero de los ensayos generales para bernamental. Guaira ideológica sí. La 1936 El retrato de Miguel Primo de Ricuarta, y la más importante, es que nues- vera es más bien favorable: un patriotistra guerra fue la culminación y degene- mo sincsrísimo, sentido con alma y cuerración de un proceso interno o lo que po pero el sistema es juzgado con sees lo mismo, que sus causas y su gesta- veridad. Denuncia la convicción mesiáción se remontan a muy atrás. nica ciertas originalidades nefastas 3. Los antecedentes: Caracteriza asi a hachazos a las libertades constitucionalos intelectuales noventayochistas: Aquel les el cáncer de la arbitrariedad y la moderno grupo de gentes abiertas y can- faceta antijurídica del dictador. Comtoras de la libertad se cierra en el nega- para la reforma primorriverista del ejértivismo más estéril, y declara la incom- cito con la de Azaña. Cree que fracasó prensión más total al único dé ellos que como organizador político porque no suquiso ser digno del desafío de su tiempo, po asegurar el orden sin hundir la liberRamiro de Maeztu. Describe el pueblo es- tad Sobre la- gestión económica de Primo pañol de 1902 como inculto (sesenta y de Rivera se limita a reproducir opiniones siete por ciento de analfabetos) y pobre ajenas y de talante criticista. Atribuye al casi tres cuartas partes del país malvi- dictador el propósito de ponerse de acuervían de una agricultura extensiva y basa- do con el capitán general de Cataluña da en métodos romanos Las diferencias para forzar la abdicación del Rey en 1927. entre las clases eran de un desequilibrio Así ss llega al final de la Monarquía, con tan acusado que eran equivalentes de una lo que nuestro autor llama el noble error situación explosiva Inútil buscar en la Berenguer Exalta su propósito de resaristocracia española ás 1900 l menor hue- taurar la normalidad constitucional R ¿Por jqué se malogró aquella oportunidad? No fueron los republicanos quienes causaron la caída del gobierno Berenguer. Tras el gambito de Romanones, todas las ignominias del abandono y del deshonor se habían abatido sobre la Monarquía. Sigue fundamentalmente la versión de Juan de la Cierva sobre los acontecimientos de abril de 1931 y el exilio de Alfonso XXH. La mayoría de los concejales elegidos era alfonsina. Los republicanos estaban en su derecho al tergiversar propagandísticamente las elecciones; pero los monárquicos y, ante todo, el Rey ofrecen en su ingsnua aceptación de la tesis enemiga un descomunal ejemplo de falta de información. 4. La República. Fue una fórmula imposible porque cada grupo quería utilizar a la República no para algo, sino preferentemente contra algo Por eso el nuevo régimen quiso hacerlo todo a la vez, mientras trataba también de destruirlo todo Las dos figuras que atraen más decisivamente las simpatías de nuestro autor son Manuel Azaña personaje interesantísimo y fuera de serie en la Historia contemporánea española y José María Gil Robles, cuya versión de los acontecimientos acepta Rafael de la Cierva con reiteración. En la descripción del período republicano, contrariamente a lo que acontece con los antecedentes, se suceden las descripciones factuales y escasean los juicios de valor. Hablan los hechos por sí solos: la quema de conventos, la persecución ideológica, el pronunciamiento del 10 de agosto, la quiebra del orden público, la crisis política, la terrible revolución de octubre, la radicalizaron de las tensiones al constituirse el Frente Popular. La aportación más personal del autor a la interpretación del quinquenio republicano, con vistas a demostrar, su tesis de que la guerra de 1936 fue la culminación de un proceso, es el análisis de la organización e ideologización del proletariado español, especialmente a partir de 1917. El tema merece párrafo aparte. 5. Evolución de la conciencia obrera. A finales del siglo XIX se crean los Círculos Católicos, antecedentes del Sindicalismo Católico Agrario (1912) y los Sindicatos Católicos Libres (1909) El fracaso de los movimientos de este tipo se debe, según el autor, a la dependencia y subordinación del sindicalismo católico durante los años de la Dictadura. El proletariado está dividido en anarcosindicalistas, socialistas y comunistas. Pero estos tres grupos son una minoría: la masa pctencialmente revolucionaria de los años treinta españoles apenas constituía el 20 por 100 de la población del país La menesterosidad doctrinal del proletariado es evidente: no existe ni un solo intelectual anarquista, sindicalista, socialista o comunista español que haya aportado un esquema coherente de ideas o de directrices a su organización Señala la atracción mutua entre el anarquismo y los escritores del 98 Calcula que en 1936 la Confederación Nacional de Trabajadores debería estar lejos incluso del medio millón y cifra en cinco mil o diez mil los utopistas de la Federación Anarquista Ibérica Resume así su ideología: el evangelio de la C. N. T. -F. AX no era un evangelio de la solidaridad y del amor universal, sino un evangelio de la utopia y del odio Por lo que se refiere al socialismo hace notar que (Posa a la pág. 5 de Mirador)

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