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ABC MADRID 18-09-1969 página 107
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  • EdiciónABC, MADRID
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MIRADO! La crítica intelectual en la obra de Fernández de la Non (Viene de la pág. 4 de Mirador. EJUUA DE ZULETA cionalistas, sino frente a las interpretaLA CRITICA INTELECTUAL ciones que subrayan desproporcionadamente los rasgos irracionales de la historia de EN LA OBRA DE la filosofía y de la cultura. FERNANDEZ DE LA MORA El estado actual de la filosofía española suministra a Fernández de la Mora frecuentes motivos de elogio y de regocijo. En su opinión, la España contemporánea ha producido cinco figuras filosóficas eminentes: Jorge Santayana, Ángel Amor Ruibal, Eugenio d Ors, José Ortega y Gasset y Xavier Zubiri. D Ors, Santayana y Ortega han sido valorados con justicia por nuestro critico, quien ha procurado delinear fisonomías completas, despojadas de sombras y equívocos, resultantes de la comA T I. A N T I D A prensión errada, del desconocimiento o del afán apologético. Pero son, sin duda, las figuras de Amor Ruibal y de Zubiri las que han promovido el máximo interés y adhesión de Fernández de la Mora. Con respecto al primero, aparte de las referencias contenidas de los bienes. Los regímenes ss mien diferentes artículos, ha contribuido a den por su eficacia objetiva y no por prela creciente revalorización de su obra con juicios doctrinarios, viene a decir, en fórun estudio especial, El correlacionismo de mula actualizada de una vieja verdad arisAmor Ruibal El crítico, fiel a sus con- totélico- tomista. Por eso también rechaza el monarvicciones propias, valora muy particularmente la capacidad creadora de un quismo entendido como una ideología y pensador que, partiendo de las bases tradi- resta validez a la carga patética que acomcionales de la filosofía persnne, crea un paña a muchas adhesiones monárquicas. sistema completo y original, el correlacio- Reducida al rango de una solución puranismo, al cual califica de primera filosofía mente técnica, la monarquía es examinada por nuestro pensador en la doble perspecestructuralista de la historia La otra gran figura es la de Xavier Zu- tiva de su fundamento histórico y de su biri, cuyos libros Sobre la esencia y Cin- viabilidad moderna en un Estado desideoco lecciones de filosofía analiza Fernán- llogizado, libre para procurar las metas de dez de la Mora en los volúmenes de Pen- la eficacia. 3. El problema de España. -Fernández samiento español correspondientes a 1963 y 1964. La versión critica de Sobre la de la Mora ha reflexionado sobre el proesencia obra magna del filósofo español, blema de España, exigido por la naturaleza supone un esfuerzo sin precedentes, dadas de la obra ajena objeto de su critica, y por la materia misma y las dificultades de imperativo de la autocrítica imprescindible en todo esfuerzo especulativo original. comprensión que presenta su texto. Sus reflexiones han tenido singular apoUna última figura es incorporada por Fernández de la Mora al grupo de los cin- yo en la formidable masa documental e co grandes filósofos antes mencionados. An- interpretativa aportada por la historiogratonio Millán Puelles. Después de haberse ocupado de varios de sus últimos libros, y con motivo del más reciente de ellos, Estructura de la subjetividad el crítico pondera la andadura libre, novedosa y creadora de- una investigación que tiene sus cnnientos metafísicos en el aristotellsmo. Z. Ideas políticas. -La creencia de que 3 se viene produciendo un lento proceso de racionalización de las formas políticas y de les hábitos sociales es el presupuesto fun damental de Fernández de la Mora en el campo de las ideas políticas. Este presupuesto es la base de una afirmación vertebral de muchos de susjuicios en materia política, social, histórica y aun literaria y estética: el fin de n. ME las ideologías. Para nuestro critico, el ideofogismo significa la sustitución- de la raS 54 zón científica por los tópicos mítico- patéticos. Por eso, la adhesión a las Ideologías Impide la apreciación empírica de lo hechos y, por ende, conduce a la radk üzacíón de antagonismos, germen de las EL FIN DE UNf MUNDO guerras civiles. La creencia de que la razón debe regir NARRACIONES SIN AMOR no implica que las formas políticas deban De Wolfgang Hikfesheimer ser concebidas a priori sino, por el contrario, la convicción de que son, por na 50 ptas. turaleza, contingentes, dada su función insEditorial Magisterio Español, S. A. trumental y, por ende, su valor relativo. Deberán, en síntesis, ser las más adecua- Calle de Qnevedo, 1, i y 5- Madrid- 14 das para cumplir los fines de la comuni ELAS u CUENTOS dad política que nuestro critico reduce al mantenimiento del orden, la elevación de la renta, nacional y la justa distribución fía española actual en todos los campos de la historia- -historia de los hechos, historia política, jurídica, historia del pensamiento y de la cultura- y con referencia a todos los períodos ha venido descubriendo y clarificando un vasto horizonte del pasado español, lejano y próximo. En gran parte, los tópicos generalizados sobre este gran tema, desde las posiciones más encontradas, han sido el fruto de consideraciones esquemáticas y apriorística Por ello Fernández de la Mora ha procurado apoyarse en bases más sólidas, en la investigación histórica más reciente, sometida a una reflexión intelectual propia con sentido unitario. Nuestro crítico se ha ocupado repstida mente de las opiniones ds Américo Castro y las ha confrontado con otras fuentes histeriográficas. Ello le ha permitido concluir que lo árabe y 2o judío son accidentes y no sustancias en la configuración de lo español; que si hay verdad en las tssis de Castro, no es admisible su radicalización. Particularmente, en el caso de lo judío, importante en ciertos momentos de constitución del espíritu burgués, fue en gran medida elemento advenedizo y superficialmente integrado en la sociedad española. Con respecto a los siglos áureos y al Imperio, la observación y reflexión sobre el poderío español de aquel momento le conduce a una conclusión certera y, a nuestro juicio, de gran fecundidad; sólo la audacia y el talento de la clase dirigente explican el milagro del Imperio español. Mientras sobran causas para explicar la decadencia, constituye un problema histórico el explicar cómo se produjo la hegemonía española. Desde finales del siglo XV hasta las postrimerías del XVIH. España es la consecuencia de una arrogancia y de una audacia verdaderamente asombrosas, es decir, de un estado de ánimo afirma. El 98 es, ante todo, una crisis psicológica, fruto de un estado de hipersensibilidad caracterizada por un talante ególatra, rebelde, negativo y pesimista. Una de las consecuencias del noventayochismo es lo que llama Fernández de la Mora el patriomasoquismo o sea, el patriotismo crítico que adquiere las dimensiones patológicas de la inadaptación y la complacencia morbosa en subrayar los propios errores y dilectos. Unamuno es, en este sentido, un protagonista ejemplar de ese proceso de progresivo ensimismamiento y autoflagelación. Por ello, Fernández de la Mora juzga que su figura debe ser vista, en contraposición con la de Maeztu, como dos polos de una tajante disyuntiva frente al problema de España. El primero, yoísmo, vehemencia, paradojlsmo; el segundo, objetividad, realismo y equilibrio. Como corolario de sus reflexiones sobre este tema, Fernández de la Mora afirma que el problema de España es un problema de convivencia cuyo remedio final depende del proceso de desideologización y racionalización de la vida española, que habrá de conducir a una asunción critica de la historia y del presente y, con ella, a una posición sintética. En esta mjsm empresa está comprometido el critico con todos sus saberes. Por ello, queda bien claro al que lo lee que su quehacer no es arqueológico sino proyectivo; que su función, eminentemente racional, no carece de esa dimensión ética ineludible para el espíritu español. Por eso la labor critica de Fernández de la Mora, que aspira a situarse en un plano universal- -y que en gran medida lo consigue no puede ser comprendida integramente fuera de la circunstancia española. Rasgo, en última instancia, de un pensamiento arraigado, ó sea, capaz de ser fecundo, original y perdurable. Emilia DE ZULETA

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