ABC MADRID 17-09-1969 página 102
- EdiciónABC, MADRID
- Página102
- Fecha de publicación17/09/1969
- ID0000903850
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y poesía cada día De la inagotable cantera del Romancero ofrecemos estos dos nuevos ejemplos dé tema amoroso. El Romance de la misa de amor lleno de encantadora ingenuidad y él famoso de Doña Alda ar gumento me. en variantes, gozó de tanta estima como difusión y que la autoridad de don Ramón Menéndez Pidai decía que se conservaba aún como tradicional entre los sefarditas. ROMANCE DE LA MISA DE AMOR Mañanita de San Juan mañanita de primor, cuando damas y galanes van a oír misa mayor. Allá va la mi señora, entre todas la mejor; viste saya sobre saya, manteUín de tornasol, camisa de oro con perla 3 bordada en el cabezón. En la su boca muy linda lleva un poco de dulzor; en la su cara tan blanca, un poquitín de arrebol, y en los sus ojuelos garzos lleva un poco de alcohol. Así entraba por la iglesia relumbrando como el sol. Las damas mueren de envidia y los galanes de amor. El que cantaba en el coro en el credo se perdió; el abad que dice misa na trocado la lición; monacillos que le ayudan, no aciertan responder, non; por decir amén, amén, decían amor, amor. ROMANCE DE DOÑA ALDA En París está doña Alda, la esposa de don Roldan, trescientas damas con ella para bien la acompañan todas visten un vestido, todas calzan un calzar, todas comen a una mesa todas comían de un pan. Las ciento hilaban el ora, las cientos tejen cendal, ciento tañen instrumentos para a doña Alda alegrar. Al- sore de los instrumentos doña Alda adormido se ha; ensoñado había un sueño, un sueño de gran pesare, Despertó despavorida con un dolor sin igual, los gritos daba tan grandes se oían en la ciudad. ¿Qué es aquesto, mi señora, qué es lo que os hizo mal? -Un sueño soñé, doncellas, que me ha dado gran pesar que me veía en un monte, en un desierto lugar, y de so los montes altos un azor vide volar; tras del viene una aguililla que lo ahincaba muy mal. El azor con grande cuita metióse so mi briol; el águila con gran ira de allí lo iba a sacar; con las uñas lo despluma, con el pico lo deshace. Allí habló su camarera, bien oiréis lo que dirá: -Aquese sueño, señora, bien os lo ditiendo soltarx el azor es vuestro esposo, que de España viene ya; el águila sodes vos, con la cual ha de casar, y aquel monte era la iglesia donde os han de velar. -Si es así, mi camarera, bien te lo entiendo pagar, Otro día de mañana cartas de lejos le traen; tintas venían de fuera, de dentro escritas con sangre, que su Roldan era muerto en la caza de Roncesvalles. Cuando tal oyó doña Alda muerta en el suelo se cae.